Lectura de
Illuminatus semana 37
Por Mazzu
Trilogía
Illuminatus
(Desde la página 408 a la 418)
Simon
Moon continúa leyendo Telémaco Estornudó
en el avión, mientras viaja a Alemania junto a Mary Lou Servix; Tobías Knight
cuenta la historia de cómo llegó a ser el primer agente secreto quíntuple de la historia...
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Simon
continúa leyendo la “épica egregia” de Atlanta Hope (ver entrada anterior). A
pesar de que Telémaco Estornudó es
una metaficción (es decir, es una obra ficticia incluso dentro el universo
ficticio de los Mitos de Illuminatus),
refleja en cierta medida hechos y personas que son reales en dicho universo;
por ejemplo, están los Alumbrados, que vendrían a ser los Illuminati, los
Tigres Ciegos – las Panteras Negras – y “el grupo clandestino que usa la cruz
como símbolo” y que representa la salvación de la degeneración en la que se ha
convertido EEUU en la novela, que
obviamente son los Relámpagos de Dios.
El
líder de la resistencia es “un ario puro de mejillas hundidas, cuerpo largo y
delgado, y una cara que nunca cambia de expresión”, es decir, el violador de la
heroína de la novela, Taffy. Este personaje, “tiene el hábito de hablar durante
horas sobre Heráclito (lo cual es un truco ingenioso, porque solamente
sobrevivieron unas cien sentencias del Filósofo Oscuro - pero resulta que
nuestro héroe hace largos comentarios sobre ellas)”. Esto de los monólogos
extensos parece ser parte de la sátira de los autores a los personajes de las
novelas de Ayn Rand, aunque la autora afirmaba que su filosofía personal
derivaba de Aristóteles; el hecho de que RAW y Shea utilicen a Heráclito en vez
de Aristóteles me parece otro de sus recursos satíricos, dada la dificultad de
desarrollar un sistema filosófico con base en un filósofo bastante oscuro y de
cuya obra no han quedado más que algunos fragmentos.
En
esta parte, en Telémaco, sucede una
tragedia aérea: un avión de pasajeros cae al mar porque el capitán del vuelo y
toda la tripulación estaban drogados hasta la gorra. El capitán de Telémaco se llamaba Clark; Simon
descubre que el capitán del vuelo en el que él viajaba hacia Alemania también
se llamaba Clark, Heathcliff Clark; esta sincronicidad es una alusión obvia a
los capitanes Clark de la historia del origen del ‘misterio del 23’ tal como
William S. Burroughs se la contó a Bob Wilson – y que analizamos en la entrada
de la Semana 16 (historia citada también por Simon en la página 189); Simon
dice que aquello fue “suficiente como para recordarme que estoy rodeado por los
parámetros paradójicos, paranoicos y paranormales de la sincronicidad”.
El
personaje de Howard Corcho (Howard Cork en el original) de Telémaco alude a Hagbard Celine, obviamente (Corcho tiene un
submarino llamado Life Eternal;
incluso sus iniciales son H.C.), pero también a Howard Roark, protagonista de El Manantial de Ayn Rand.
Las
referencias y las sátiras a Rand continúan, sobre todo, en otros dos extensos
monólogos de los personajes de Telémaco:
el del “tipo snob afectado” que Simon Moon refiere en la página 409 y el del
Rey que refiere Tobías Knight en la página 413. En el primero, un personaje que
desarrolla un parlamento “al estilo de William O. Douglas” intenta calmar a
Cóctel Molotov – que es un tipo de irse a las manos – y le explica que “la vida
es una batalla entre el Bien y el Mal, y que el mundo moderno está corrompido
porque la gente ve las cosas en un espectro
rojo-naranja-amarillo-verde-azul-índigo-violeta en vez del definido blanco y
negro”. Esto es Objetivismo puro, y me recuerda a la doctrina randiana de “A es
A” que explicábamos en la entrada de la semana 11:
“A
es A” es un principio fundamental del Objetivismo al que Ayn Rand llamó la Ley de la Identidad, y cuyo postulado es
que “la realidad – el mundo externo – existe independientemente de la consciencia humana, independientemente de
cualquier conocimiento, creencia, sentimiento, deseo o miedo del observador. La
tarea de la consciencia del hombre es percibir la realidad, ¡NO crearla o inventarla!”; quienes
siguen a Wilson o han leído Illuminatus,
podrán darse cuenta que esto representa todo lo contrario a la filosofía de RAW
y del pensamiento discordiano; en efecto, podría decirse que uno de los mayores
objetivos de la Operación Jodementes es el de desterrar este tipo de
pensamiento determinista.
El
otro diálogo extenso, “el discurso de ciento
tres páginas de extensión que el Rey da después, explicando la importancia
de la culpa y explicando por qué todos los antiheraclitanos, los freudianos y
los relativistas están destruyendo la civilización al destruir la culpa” que
menciona Tobías Knight en la página 413, es una sátira directa del final de La Rebelión de Atlas, donde el
protagonista, John Galt, toma a la fuerza un programa de radio nacional para
brindar un largo discurso (setenta
páginas en la primera edición) donde explica el tema de la novela y el Objetivismo
de Rand.
En
el capítulo intitulado “Trotsky, Ayn Rand y la Búsqueda de un Gurú” de Cosmic
Trigger II, Robert Anton Wilson habla de su relación con la literatura
randiana:
El
primer nuevo dogmatismo que adopté después de rechazar el sistema de creencias
marxista fue la filosofía de Ayn Rand (todavía no la llamaban objetivismo en aquellos
días.) El Manantial ejerció
exactamente el mismo atractivo en mí que luego siguió ejerciendo, década tras
década, en los adolescentes alienados de todas las épocas. (El lector juvenil
promedio de Así Habló Zaratustra
decide que él es el Superhombre, y el randroide juvenil promedio decide que él
es el Genio Enajenado.) Al igual que la mayoría de los randroides, anduve
durante algunos años repitiendo sin pensar todo el dogma de Rand e imaginando
ser un ‘individualista’.
Algunos
años más tarde, después de convertirme ya en un escritor publicado, fui
invitado a conocer a Ayn Rand. (Fui “convocado a su Presencia”, como dijo
Arlen.) Confesé mis dudas con respecto a ciertos dogmas randianos y fui expulsado
para siempre a la oscuridad, a llorar y crujir los dientes, en el Reino del
Batacazo. Fue extraño. Yo pensaba que los trotskistas y los sacerdotes
católicos eran dogmáticos, pero Ayn Rand hizo que ambos grupos parecieran
modelos de tolerancia en comparación.
Rand
me pareció una paranoica clínica. Casi 30 años más tarde descubrí que simplemente
estaba de anfetas todo el tiempo, lo cual crea un efecto tan parecido a la paranoia
que a veces ni siquiera los médicos capacitados pueden notar la diferencia, y
algunos incluso afirman que dicha diferencia no existe.
El
otro libro de no ficción de Atlanta Hope mencionado en este fragmento, Militarismo: el Ideal Desconocido para los
Nuevos Heraclitanos, también es un remedo de dos libros de Ayn Rand: Capitalismo, El Ideal Desconocido (Capitalism: the Unknown Ideal), y El Nuevo Intelectual (For the New Intellectual: the Philosophy of
Ayn Rand)
Si
bien muchas veces RAW se definió como Libertario, su rechazo por la filosofía
de Ayn Rand (una de las figuras clave dentro del movimiento) ha provocado un
poco de confusión. Creo que en realidad Bob compartía con los libertarios su
rechazo por un Estado interventor y omnipresente; a fines de los 70s dejó de
considerarse anarquista (como dice en la entrevista que figura al comienzo de
Illuminatus):
Soy
libertario porque no confío tanto en la gente como lo hacen los anarquistas. Quiero
ver un gobierno tan limitado como sea posible; quisiera verlo reducido a lo que
era en los tiempos de Jefferson, o aún más pequeño. Pero no quiero que sea
abolido. Creo que el americano medio, totalmente liberado del gobierno,
actuaría exactamente igual a Idi Amin. No confío en la gente más de lo que
confío en el gobierno.
La
cuestión es que los randianos, a pesar de hablar del laissez faire y de la igualdad de condiciones para la competencia
en el Libre Mercado, tenían una cierta propensión a la ‘meritocracia’ (una
máscara de la aristocracia) y al culto de la personalidad que Wilson – habiendo
pasado miseria y habiendo tenido que recurrir a los planes sociales para
sobrevivir – no podía compartir, como dice en el capítulo “Ecology, Malthus and
Machiavelli” de Right Where You Are
Sitting Now: “pero no soy ese tipo de libertario, en verdad; yo no odio a
la gente pobre”. Me parece que el diálogo de Hagbard con Robert Putney Drake sobre
el Privilegio en la página 417 apunta
a señalar esa diferencia entre el libertarismo verticalista randiano y la
anarquía mutualista al estilo de Lysander Spooner que RAW parecía sindicar. De
cualquier manera, la mejor descripción de la ideología política de Wilson es –
creo yo – una que él mismo ofrece en esta entrevista de 2003:
En
un momento me autodenominaba anarquista, ateo, y brujo. Luego, cuando llegué a
mis 40 ablandé todo eso. Comencé a describirme como libertario, panteísta, y
neopagano. Y luego lo volví a cambiar por descentralista, pragmático, y
defensor de la lógica del tal vez...
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En
esta sección el “Narrador Incorpóreo” del que hablábamos al comienzo de la
Lectura de Illuminatus vuelve a
aparecer, o mejor dicho, vuelve a hacerse consciente de que – además de ver el
mundo a través de los otros personajes – puede autopercibirse como una entidad
‘separada’ de ellos. En la página 410 leemos:
Entretanto,
la Entrada sin Entrada se abrió chirriando y comencé a percibir un poco del mundo
“real”. O sea, comencé a reconocerme a mí mismo nuevamente como el maestro de ceremonias.
Toda esta información entra en mí, entropías y negantropias se sinergizan en un
guiso del País de la Maravillas, y las voy computando a medida que mis bancos
de memoria me ayudan a comprender los hechos.
La
‘Entrada sin Entrada’ o la Entrada sin
Puerta puede verse a la vez como una referencia zen al texto La Entrada Sin Puerta del maestro chino Wu-men Hui-hai, y como una referencia a los Mitos de Cthulhu: “Yog-Sothoth conoce la
puerta. Yog-Sothoth es la puerta. Yog-Sothoth es la llave y el guardián de la
puerta” (ver entrada de la Semana 18). También, al referirse a los “cómputos” y
los “bancos de memoria”, los autores tiran una pista bastante obvia sobre la
identidad de dicho “maestro de ceremonias”.
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Como
decíamos en la entrada de la semana 35, Hod – “la Gloria”, la séfira del Árbol
de la Vida Cabalístico en la que nos encontramos ahora – representa a “la razón
y la lógica, pero igualmente simboliza la intuición y la perspicacia, ambas
sospechosas a los ojos de los cabalistas”. Si hay algún personaje que encarna
la ‘perspicacia’ en Illuminatus, no hay duda que estamos hablando de Tobías
Knight, un agente no doble, ni triple, sino quíntuple.
Era agente del FBI, de la CIA, de los Illuminati, de la misteriosa A:.A:.,
y – como veremos un poco más adelante – de la Legión de la Discordia Dinámica.
Tobías
Knight no aparece de la nada; ya había hecho apariciones esporádicas en pasajes
anteriores: es el conductor del camión que lleva a George con las estatuas
atlantes a la mansión de Robert Putney Drake, y es el agente que escucha –
gracias a los micrófonos ocultos – el fatal desenlace del Dr. Mocenigo y el
general Talbot. Su nombre parece un juego de palabras sobre “Tobias nights”, o
las “noches de Tobías”; reciben este nombre las noches de boda sin sexo, en
referencia a la historia bíblica de Tobías y Sara, quienes se mantienen castos
durante varias noches para espantar al demonio Asmodeo. En cuanto al nombre
Illuminatus de Knight, Ringo Erigena,
Tom Jackson, el responsable del blog RAWIllumination.net, señala algo muy
interesante:
“Ringo
Erigena,” es el nombre Illuminatus de Knight, y “Scotus Pitágoras” el de
Winifred. Si combinamos los dos nombres obtenemos Scotus Erígena, cuyo dicho, “todo
lo que existe, es luz” proveyó el título para la novela de Robert Shea All Things are Light.
Por
su parte, el nombre secreto de Tobías Knight en la A:.A:. era Príncipe de Bastos E: “lo obtuve al
elegir al azar esa carta de un mazo de Tarot, y ella (Atlanta Hope) me
proporcionó la E” (pág. 414). Hay varias connotaciones con respecto a este
nombre: primero que la E es la quinta
letra del alfabeto, coincidiendo sincronísticamente con la naturaleza quíntuple
de Knight, con la inicial de su nombre Illuminatus Erígena, con la Ley de los Cincos del discordianismo y con la inicial
de Eris. Por otra parte, el Príncipe
de Bastos, en el Tarot de Aleister Crowley, tiene en el pecho la “Marca de la
Bestia”, lo cual indica que Crowley se identificaba con dicha carta. Esto me
recuerda a una anécdota tarotística de Tim Leary que RAW rememora en Cosmic Trigger I y que también involucra
a Aleister Crowley:
Príncipe de Bastos, en el Tarot de Aleister Crowley
En
Suiza, durante su exilio, a Leary le mostraron un mazo de cartas del Tarot de
Crowley. Para probar su poder adivinatorio, él preguntó “¿quién soy y cuál es
mi destino?”. Luego tomó una sola carta y resultó ser el As de Oros. Esta
muestra un gran disco con la inscripción griega ΤΟ ΜΕΓΑ ΘΗΡΙΟN (La Gran
Bestia), nombre con el que Crowley se autodenominaba. Leary interpretó que
esto significaba que él era Crowley Renacido y que debía completar el trabajo
que Crowley había comenzado, preparando a la humanidad para la conciencia
cósmica.
(The Confessions of a Hope Fiend, el
relato de Leary sobre su fuga de la cárcel y sus meses en Argel con Eldridge
Cleaver, fue deliberadamente titulado de esa manera para recordar al Diary of a Dope Fiend de Crowley).
El As de Oros en el Tarot de Crowley
Esta
anécdota es de 1971, así que no sé si lo de Tobías Knight en Illuminatus (escrito entre 1969-71) fue
una sincronicidad o fue inspirado por Tim Leary e incorporado posteriormente
antes de su publicación en 1975. Yo me inclino por esto segundo, ya que Knight
parece tener algo de Leary, sobre todo en lo de ser un agente que juega para
varios bandos; recordemos – como vimos la semana pasada – que Leary había sido
acusado de trabajar para la CIA, tanto como de ser un agente de la KGB.
“El
Príncipe es conocido por sus múltiples personalidades” dice Tobías Knight (pág.
414); esto de las múltiples personalidades también me parece una referencia a
Crowley, de cuya obra Leary decía ser el continuador. A lo largo de su vida, Crowley
adoptó voluntariamente diferentes personalidades tanto mágickas como “públicas”:
Sir Aleister Crowley, San Aleister Crowley (de la Iglesia Católica Gnóstica),
Frater Perdurabo, Frater Ou Mh, To Mega Therion, Conde McGregor, conde Vladimir
Svareff, Chao Khan, Lord Boleskine, Mahatma Guru Sri Paramahansa Shivaji,
Baphomet, Ipsissimus... el tipo cambiaba de personaje como de calzón. En The Confessions of Aleister Crowley: An Autohagiography
la propia Bestia explica qué lo había impulsado a asumir la identidad del conde
Vladimir Svareff:
Quería
ver cómo se comportaban las personas ante un noble ruso. Debo decir que he
utilizado varias veces este método de encubrimiento – ha sido increíblemente
útil para multiplicar mis puntos de vista sobre la humanidad. Incluso las
personas de mente más amplia son inevitablemente estrechas en este respecto.
Pueden saber cómo los tratan los diferentes tipos de personas, pero no pueden
saber, salvo de segunda mano, cómo esas mismas personas tratan a los demás.
(...)
No debo ser considerado exactamente como alguien insincero (...); no veo por
qué debería limitarme a una sola vida. ¿Cómo se puede llegar a entender el
mundo si uno persiste en mirarlo desde la torreta de la propia personalidad?
Esto
también es consistente con el propio RAW, que (por poner un ejemplo) escribió y
concibió Cosmic Trigger I a través de
una compilación de diferentes personajes – tales como “El Escritor”, “El
Libertario”, “El Escéptico”, “El Mago”, etc. – es decir, diferentes aspectos de
su propia personalidad.
Así me imagino a Tobías Knight con sus "bigotes de morsa"
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSolo darte las gracias de corazón por el trabajazo que haces. Mil gracias.
ResponderEliminarGracias Enki!
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