viernes, 12 de agosto de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 35

Lectura de Illuminatus semana 35

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 386 a la 396)




Mientras George Dorn, Harry Coin y Stella Maris quedan bien colocados con el Alamut Negro, repasamos un par de escenas ya conocidas, pero esta vez desde la perspectiva de Hagbard Celine; volvemos también al misterio del asesinato de JFK, y a otras teorías conspirativas; el inspector Danny Pricefixer decide seguir una corazonada y va a consultar a una psíquica: Mamá Sutra...

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Antes que nada, algo que me quedó colgado de la semana anterior: en la escena de la fumata de George Dorn, Harry Coin y Stella Maris a bordo del Leif Erikson, también aparecen otros dos personajes, Calley y Eichmann, dos ex agentes de narcóticos que intentan detener a Hagbard y terminan siendos “rehabilitados” por él. Cuando intentan arrestarlo, Calley dice “esto no es personal; solo seguimos órdenes”. Lo que quería señalar son los nombres: William Laws Calley fue el oficial del Ejército de EEUU hallado culpable de ordenar la matanza de My Lai en Vietnam en 1968 (posteriormente fue indultado por Nixon), y Otto Adolf Eichmann fue teniente coronel de las SS y uno de los responsables directos del holocausto. Tanto William Laws Calley como Otto Adolf Eichmann alegaron, durante sus respectivos juicios, que “sólo estaban siguiendo órdenes”. Esto básicamente ilustra la ley de la SNEBJ de Hagbard:

“El acto de obediencia individual es la piedra angular del poder en una sociedad autoritaria, y también su debilidad”

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Al comienzo del fragmento de esta semana, la técnica narrativa de la acción cambia nuevamente. Hasta este punto era Stella la que contaba las peripecias de Hagbard y las razones por las cuales se había transformado en un proscrito (la derrota de los mohawks en el juicio por sus tierras, el descubrimiento de la ley de la SNEBJ, etc.). Ahora, si bien la narración continúa en tercera persona (como si fuera el Relator Incorpóreo que referíamos en las primeras semanas de lectura), la perspectiva cambia y somos testigos del monólogo interno y los procesos mentales de Hagbard Celine. Creo reconocer una fuerte influencia joyceana en este cambio de estilo narrativo, como en Proteo, el Episodio 3 de Ulises, caracterizado por el monólogo interior de Stephen Dedalus.

Aquí vemos a Hagbard en el pasado, mientras lee el ficticio libro de Adam Weishaupt Über Strip Schnipp-Schnapp: Weltspielen und Funfwiessenschaft (Sobre el Strip Schnipp-Schnapp: Juegos Mundiales y la Ley de los Cincos) sorprendido de que el fundador de los Illuminati hiciera referencia a la historia zen de la “ternura de abuela” (Grossmutterlich Gefalligkeit), ya que en la época en que lo había escrito, 1776, aquella anécdota protagonizada por Lin-Chi (o Linji o Rinzai Zen) aún no había sido traducida a ningún idioma europeo; también le llama la atención que el mago (Zauberer) alemán hubiera comprendido tan tempranamente la ley que él mismo había bautizado la Ley del Bebé de Alquitrán: “quedas pegado a aquello que atacas”. En esta primera versión lo traduje como “Pozo de Alquitrán” al desconocer la historia del Bebé de Alquitrán (Tar Baby); luego en la revisión iba a cambiarlo, pero se me pasó de largo...

El bebé de alquitrán aparece originalmente en la segunda fábula de Uncle Remus Stories de Joel Chandler Harris, publicado en 1881; es un muñeco hecho de brea utilizado para atrapar al Hermano Conejo. Cuanto más lucha el Hermano Conejo contra el Bebé de Alquitrán, más pegado a él queda, y a esto se refiere la ley postulada por Hagbard. De Wikipedia:

En el cuento, el Hermano Zorro moldea un muñeco de alquitrán y lo viste con algunas ropas. Cuando el Hermano Conejo llega, se dirige al “bebé” de alquitrán amigablemente, pero no recibe respuesta. El Hermano Conejo comienza a sentirse ofendido por lo que percibe como una falta de respeto por parte del Bebé de Alquitrán y lo golpea, pero, al hacerlo, queda pegado. Cuanto más golpea y patea el Hermano Conejo al Bebé de Alquitrán en su rabia, más pegado queda.

Ahora que el Hermano Conejo ha sido atrapado, el Hermano Zorro reflexiona sobre cómo acabar con él. El indefenso pero astuto Hermano Conejo suplica: “Haz lo que quieras conmigo – cuélgame, despelléjame, ahógame – pero por favor, Hermano Zorro, no me arrojes a ese matorral de espinos”, lo cual llevó al sádico Hermano Zorro a hacer exactamente eso, creyendo inocentemente que así iba a causarle el máximo dolor al Hermano Conejo. Sin embargo, dado a que los matorrales son el hogar de los conejos, el ingenioso Hermano Conejo utilizó las espinas del matorral para desprenderse y escapar.

El Hermano Conejo y el Bebé de Alquitrán


Volvemos a repasar la misma escena entre Harry y Hagbard que vimos en la semana pasada pero en este caso desde la perspectiva de Hagbard y sus procesos mentales del momento. En el rápido análisis mental que hace Celine de las actitudes de Harry Coin durante la escena del arma, vemos que gran parte de su ‘telepatía’ le debe más a la lectura del lenguaje corporal o cinésica, a la orgonomía reichiana, a la proxémica y a la paralingüística general que a la ‘telepatía’ pura y dura. Sin embargo, esto no quiere decir que los autores descarten de plano el recurso de la telepatía en su sentido ‘clásico’: luego vemos que la cinésica y la paralingüística son complementos para una telepatía con todas las letras, por ejemplo, cuando Celine ‘lee’ en la mente de Harry que cuando su padre lo golpeaba le decía que “se había comportado como si tuviera sangre de negro”; luego vuelve a hacer gala de su dominio de la telepatía cuando se contacta mentalmente con George Dorn para convocarlo a la sala de control del submarino y descubre que George estaba conectado telepáticamente al Dealy Lama sin saberlo (todo esta escena ya la habíamos leído pero desde la perspectiva de George; ver a partir de la página 167) y también después, durante la escena de la lucha contra las naves Illuminati.  

En la escena del arma con Harry Coin, podemos apreciar que Hagbard es un maestro consumado en el arte de la Programación Neurolingüística, disparando frases hechas condicionantes para provocar y captar las respuestas físico-emocionales de Harry, los ‘Simulacros de Incendio Bávaros’ de los que hablaba Simon Moon en la página 199, palabras condicionantes a las que desde niños estamos programados a obedecer sin chistar y que nos provocan una respuesta emocional que se puede transparentar en nuestras actitudes, como las que dice Hagbard: “siéntate derecho”, “te lo diré una sola vez más”, etc.

Otra cosa sobre Hagbard que podemos apreciar gracias a esta nueva perspectiva, o sea, desde su propia mente, es que es un tipo excepcionalmente metódico; descubrimos que ‘el Sistema Celiniano’ al que se refería Stella en la lectura de la semana pasada no solamente existe como tal, sino que además es un método minuciosamente estructurado y con variantes bien definidas (cinco, claro). El Sistema Celiniano es el método utilizado por Hagbard para ‘sacudir’ y despertar a las personas, que consiste – en resonancia con su carácter trickster – en tenderles una “trampa”, de la cual no se puede salir, ya que “no existe una respuesta correcta, salvo desistir”. En el fragmento nos enteramos al menos de dos variantes de su Sistema: la variante nº 1, el Liebestod, el orgasmo-muerte, la técnica con la que inició a George Dorn, y la táctica del arma con la que enfrentó a Harry Coin, que era “la variante nº 2 de la tercer estrategia básica” de su Sistema. Más adelante, Stella dice “Hagbard y FUCKUP han clasificado sesenta y cuatro mil tipos de personalidades, dependiendo de ‘su manera’, su estrategia para relacionarse con los demás”; creo que esto ilustra mejor que nada lo que decía sobre ser ‘excepcionalmente metódico’.



También se revela la razón por la cual la Demostración de Hagbard fracasó. Con el oro de las estatuas atlantes, los Illuminati planeaban financiar una nueva ola de asesinatos similares a los de la década anterior (JFK, RFK, MLK, etc.) – e incluso más sangrientos – por ende, para frustrar sus planes, Hagbard debía llegar y saquear las ruinas antes que ellos. Al no poder anticipárseles, Hagbard tuvo que torpedearlos, matando (presumiblemente) a los tripulantes de las naves ‘arácnidas’, para evitar posteriormente una matanza mayor. De esta manera, su ‘Demostración’ había fracasado:

Lo primero era que debería tener exactamente un balance bancario de $ 0.00, y lo segundo era que nunca mataría a ningún ser humano a través de su Demostración. Lo que quería demostrar (es decir: que el gobierno es una alucinación o una profecía auto cumplida) solamente podía ser demostrado si todo su equipamiento, incluyendo dinero y personal, le llegaba a través del intercambio honesto o por asociación voluntaria. Bajo estas reglas, no podría disparar ni siquiera en defensa propia, porque el biograma de los sirvientes del gobierno debía ser preservado, y lo único que podía desconectar, desactivar y neutralizar eran sus logogramas. El Sistema Celiniano era consistente pero flexible: atacar los reflejos condicionados específicos que obligan a las personas a buscar dirección y fuerza fuera de sí mismos, o sea, en un dios o un gobierno (págs. 385/386).

Hagbard primeramente se resistió a actuar en contra de su sistema – incluso dice que utilizó el truco del arma con Harry con la esperanza de que Coin acabara con él, así no debía tomar la decisión de destruir las naves Illuminati.

La Demostración falló. Era irritante, pero los libros ya le habían prevenido hace mucho tiempo: “Lo que das es lo que recibirás”. Había aplicado el Sistema Celiniano a unas cuantas personas durante casi tres décadas, y ahora él mismo estaba en medio de una clásica Trampa Celiniana. No había una respuesta correcta, salvo desistir.

Una vez pasada la lucha de la Atlántida, Celine piensa “la Demostración ha fallado; todo lo que puedo hacer es recoger las piezas y salvar lo que se pueda. Comenzando por Dorn, aquí y ahora”. Lo que nunca me quedó muy claro es por qué luego lo envía a George para pactar con la Mafia por el asesinato de otras 23 personas vinculadas a los Illuminati... lo más cercano a una explicación es lo que dice Stella en su diálogo con George (pág. 392):

“¿Asesinar?” preguntó George. “Es difícil no pensar en el Bien y el Mal cuando las cosas se ponen así de tremendas”.

“Durante la Kali Yuga,” respondió Stella, “todas las piezas de los juegos que jugamos son carne de cañón, ¿No te habías dado cuenta?

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Cabalísticamente, en el fragmento de esta semana la séfira Hod está representada magistralmente por dos figuras puntuales, Hagbard y Mamá Sutra, y en menor medida, también por Danny Pricefixer.

Recordemos que hace dos semanas decíamos que Hod es

Una fuerza femenina que representa las cualidades superiores de la mente, como la razón y la lógica, pero igualmente simboliza la intuición y la perspicacia, ambas sospechosas a los ojos de los cabalistas. Representa la sabiduría, así como la superchería y la astucia.

Los dos elementos de Hod se repiten a lo largo de todo el pasaje que nos ocupa: las deducciones inteligentes, y la intuición (incluso en forma de telepatía). Como vimos en el segmento de arriba, los procesos mentales de Hagbard demuestran una mezcla de inteligencia aguda e intuición entrenada que lo pintan como un gran ejemplo de Hod. Danny Pricefixer ha demostrado ser un detective con una inteligencia muy penetrante (como en su desempeño en el caso del prof. Marsh) y una gran capacidad lógica; estos por sí mismo podrían ser atributos de Hod, pero creo que lo que más acentúa su carácter circunscrito a esta séfira es la decisión que lo lleva a ver a Mamá Sutra: “finalmente había decidido seguir su corazonada sobre el atentado a la revista Confrontación”: inteligencia e intuición.

Sin embargo, el personaje más representativo de Hod sin dudas es Mamá Sutra. En efecto si a la descripción de Hod que reprodujimos más arriba le cambiamos “los cabalistas” por “la policía”, la frase parece ser un identikit de su personalidad: “una fuerza femenina que representa las cualidades superiores de la mente, como la razón y la lógica, pero igualmente simboliza la intuición y la perspicacia, ambas sospechosas a los ojos de la policía”. Mamá Sutra “había sido investigada varias veces, pero ninguna de sus actividades podía ser considerada como una violación a la ley”, otra demostración de la sagacidad típica de Hod.



Varios símbolos que conectan a Hod con las séfiroth que la circundan aparecen en la descripción de la sala de espera donde Pricefixer aguarda a ser atendido por Mamá Sutra: “un Buda sonriente al lado de una cruz invertida satánica, un símbolo de la paz, un pentágono y un ojo dentro de una pirámide” (pág. 393). En el Árbol de la Vida vemos que el sendero que conecta a Hod con Netzach contiene la letra hebrea peh, פ, “la boca”, y el que la conecta hacia abajo con Malkut tiene a shin, ש, “los dientes”. “La boca” y “los dientes” del Buda sonriente. En el sendero sefirótico que la une a Tiphareth vemos dos símbolos: el arcano mayor del Tarot nº 15, “El Diablo”, y la letra hebrea ayin, ע, “el ojo”: la cruz invertida satánica y el ojo dentro de la pirámide. Veo una resonancia del pentágono en el arcano mayor del tarot “la Torre” (contenida en el sendero entre Hod y Netzach), pero la similitud de la imagen de la torre golpeada por el rayo con el Pentágono es algo que veremos más adelante y no quiero que sea un spoiler. La habitación austera y completamente blanca del consultorio de Mamá Sutra también parece en consonancia con Hod: “El Esplendor”.

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En el fragmento de esta semana los autores parecen volver con contundencia a uno de los pilares de los Mitos de Illuminatus, las teorías conspirativas que – justamente – involucran la ‘mano negra’ de los Illuminati, aglutinadas principalmente en una teoría conspiranoica en particular, la que ciertamente fue parte del origen de la novela de Shea y RAW: el asesinato de J.F. Kennedy.

Sin embargo, antes del fragmento sobre JFK, se delinean otros tejes y manejes supuestamente perpetrados por los Illuminati: Abe Reles era un sicario de la Mafia que luego se convirtió en testigo del gobierno contra sus compañeros y jefes de la Murder Inc. A pesar de que estaba custodiado por cinco policías, en 1941 se “suicidó” arrojándose al vacío desde la ventana del Hotel Half Moon. Reles iba a atestiguar en contra de su jefe, el capo Albert Anastasia. La teoría oficial dice que la Mafia había ofrecido una suma cuantiosa a los guardias para que Reles se “suicidara”; los Mitos de Illuminatus, por supuesto, insinúan que fueron los conspiradores bávaros (vía Drake y Maldonado) quienes pagaron a los oficiales para hacer el trabajo sucio y así evitar que Reles hablara de la relación entre la Mafia y los Illuminati.

Louis “Lepke” Buchalter (que había mandado a matar al Holandés) era uno de los que había sido entregado por Reles, y había sido condenado a la silla eléctrica. Según los Mitos de Illuminatus, Lepke iba a hablar, pero desistió al percatarse de que uno de los oficiales del Departamento de Justicia era un Illuminati Primi, Winifred, el mismo que había sido cómplice y responsable burocrático del Holocausto, al impedir que los informes sobre los campos de concentración llegaran a ser considerados con seriedad en EEUU y fuera de Europa en general (ver página 199); esto, claro, era para que los cabecillas Illuminati pudieran alcanzar la “Iluminación Trascendental” gracias a la muerte de millones de personas. Winifred no le habló mucho al mafioso, pero “Lepke comprendió: como dijo Bela Lugosi, hay cosas peores que la muerte. Fue ejecutado en 1944.

Los autores también insinúan que el aberrante secuestro y asesinato del hijo del aviador Charles Lindbergh Jr. había sido obra de los Illuminati.

el padre del aviador, el congresal Charles Lindbergh Sr., había criticado abiertamente al monopolio de la Reserva Federal… había declarado en el Congreso “bajo el Acta de la Reserva Federal, el pánico es creado científicamente; el pánico actual fue el primero en ser creado de esa forma, y actúa igual que un problema matemático”

Sumado a esto, el propio Charles Lindbergh Jr., una figura muy popular y de gran influencia (fue el primer piloto en cruzar el océano Atlántico en su monoplano Spirit of St. Louis) estaba abiertamente en contra de la intervención de EEUU en la Segunda Guerra. Según los Mitos de Illuminatus, el Acta de la Reserva Federal y la intervención norteamericana en la Guerra eran planes minuciosamente orquestados por los Illuminati (recordemos que el Gran Maestre Winifred le había contado a R.P. Drake sobre estos planes varios años antes de que se implementaran), y la oposición de la familia Lindbergh, al parecer, era una molestia de la cual debían deshacerse...



Luego saltamos al 22 de noviembre de 1963, día en que John Dillinger, el bandido devenido en líder de los discordianos JAMs, acude a Dallas para frustrar los planes de los Illuminati. Allí, según los Mitos de Illuminatus, la sociedad secreta tenía planeado asesinar al presidente John F. Kennedy, y Dillinger – enterado de sus planes –, había viajado para impedirlo (sobre la relación del asesinato de JFK y el génesis de Illuminatus, pueden consultar esta nota de Adam Gorightly en nuestro blog). “El plan original de John era disparar a Harry Coin antes de que pudiera encargarse del joven hegeliano de Boston”, pero el problema es que descubre que hay otros dos francotiradores, y no tendría tiempo de neutralizar a los tres (Harry Coin, Harvey Lee Oswald, y Ben Volpe). “Si Kennedy tenía que morir, cosa que había salido en las cartas y en el I Ching, (...) entonces el ‘salva lo que puedas’, en este caso, se aplicaba a una sola cosa: joder a los Illuminati. Les daría un misterio que nunca podrían resolver”. Decide ser el asesino del Presidente “aunque me descubran y ya no sea un enigma para molestar a los Illuminati, imagino los titulares demenciales: JOHN DILLINGER ASESINÓ AL PRESIDENTE; la gente creerá que los diarios fueron publicados por Orson Welles”. Sin embargo, un quinto francotirador que Dillinger no había visto se adelanta a todos los demás y pone fin a la vida de JFK. Más adelante sabremos de quién se trata... (recuerden las iniciales H.C.)



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Otros dos enigmas que nos quedan de este pasaje, que se develarán más adelante:

Uno es la extraña frase que piensa Hagbard “no voy a decirle (a George) quienes son Stella y Mavis en realidad”.

Y el otro es ¿cómo se había enterado Hagbard de los planes de los Illuminati para así frustrarlos en su intento de robo de las ruinas atlantes?

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Volviendo a Mamá Sutra, el nombre parece un chistecillo de Wilson y Shea, un juego de palabras homófonas con Kama Sutra. El personaje del Oráculo de la trilogía de The Matrix siempre me resultó muy similar a esta vidente de Illuminatus.

Sin embargo, el nombre Mamá Sutra, además del juego de palabras, también puede encerrar otro significado. Sutra es el nombre que se da a los discursos del Buda y a los de sus discípulos más próximos. También es utilizado para designar a los escritos de otras tradiciones orientales como el hinduismo. El término ‘sutra’ proviene del sánscrito, सूत्र, y literalmente significa ‘cuerda’ o ‘hilo’, aunque generalmente se lo traduce como “sermón” o “discurso”. En este sentido, Mama Sutra podría traducirse como el “Hilo Madre”, algo que – como veremos a medida que avancemos en la novela – tiene bastante sentido, ya que la narración o el “hilo” del relato de Mamá Sutra recorre la trama central de Illuminatus. De hecho, en la página 396 Mamá Sutra parece romper un poco la ‘cuarta pared’ y atisbar en la mente de los autores cuando le dice a Pricefixer: “usted ha tropezado con algo que tranquilamente puede implicar tanto al misticismo de James Joyce, como al asesinato del presidente John F. Kennedy” y que ese ‘algo’ tiene que ver con los Lloigor, la Golden Dawn, y Aleister Crowley, es decir el “secreto” de los Illuminati de la novela...

"Mamá Sutra se parecía a María Ouspenskaya..."


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5 y 23s: “La táctica del arma era la variante nº 2 de la estrategia básica del Sistema Celiniano; tenía cinco secuelas” (pág. 388); “Reles estaba custodiado por cinco policías” (pág. 390); “no pudieron creer que cinco policías hubieran sido sobornados por el Sindicato” (pág. 391); Cinco posibles asesinos de Kennedy: Coin, Oswald, el Italiano, Dillinger y un quinto cuya identidad luego será develada (págs.391/392); “un solo Buda sonriente - al lado de una cruz invertida satánica, un símbolo de la paz, un pentágono y un ojo dentro de una pirámidecinco símbolos en total en el ‘consultorio’ de Mamá Sutra, y “la desaparición de los cinco involucrados” (pág. 393); “saben algo que hace que éste caso sea mucho más importante que cinco homicidios simples” (pág. 394); “24 más 22 igual a 46. Dos veces 23, el número ausente entre 24 y 22. Otro enigma. Y 2 por 4 por 2 por 2 es, veamos, 32. La ley de la caída libre. Física de secundaria. 32 pies por segundo. Y 32 es 23 al revés. Delirante” (pág. 396)



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