miércoles, 22 de junio de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 28

Lectura de Illuminatus semana 28

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 309 a la 319)



Mientras fuman Alamut Negro, George Dorn y Hagbard Celine tienen una charla filosófica a bordo del Lief Erikson; George tiene una experiencia iluminadora...

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“Déjame contarte sobre los indios, George”.

“¿Qué indios?”.

“¿Alguna vez te preguntaste por qué nada funciona bien? ¿Por qué el mundo entero parece estar siempre jodido?”.

“Si ¿No se lo preguntan todos?”.

“Supongo. Disculpa. Necesito otro colocón” (...) Hagbard volvió a llenar la pipa y preguntó “¿Dónde estaba?”.

“Los indios en Birmingham ¿Cómo llegaron ahí?”.

“No hay ningún maldito indio en Birmingham. Me estás confundiendo”. Hagbard pegó una honda pitada.

“Tú te estás confundiendo. Estás del coco”.

“Mira quién habla”. (pág. 312)



Estas graciosas ‘microamnesias’ del diálogo entre Hagbard y George en el fragmento de esta semana tuvieron su origen en una anécdota que Robert Anton Wilson cuenta en el capítulo de Cosmic Trigger III llamado ‘Campanadas a Medianoche’: 

Uno de mis pecados es que introduje a Shea a la marihuana. Introduje a una gran cantidad de gente a la hierba por aquellos días. Yo lo hacía con un celo misionero, pero ahora que lo pienso, lo mismo le sucedía a un montón de otras personas de Playboy en esos días. Tal vez debería decir que ayudé a Bob a conocer la marihuana.

En una tonta y gloriosa ocasión echamos mano a un poco de una súper hierba de Tailandia y tuvimos la conversación más estúpida de nuestras vidas.

“¿Qué has dicho?” preguntó Shea, concentrándose intensamente, como si alguien estuviera preguntándole a Sócrates sobre el significado de la justicia...

Me enfrenté a ese enigma abismal pero, en medio de millones de nuevas sensaciones y una oleada de Visiones Cósmicas, olvidé la pregunta antes de que pudiera encontrar una respuesta a la misma. “¿Qué... qué... has... dicho?” pregunté lentamente, tratando de lidiar con el problema razonablemente.

“Te pregunté... uh...” Hizo una pausa para reconsiderar la gravedad del problema. “Eh, ¿qué acabas... eh... de preguntarme?”

Y así sucesivamente, durante lo que parecieron yugas hindúes o tal vez incluso kalpas. Esa noche inspiró las “islas de microamnesia” de Illuminatus! ¿Una noche similar habrá sido la inspiración del episodio de los comedores de loto en La Odisea?

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La conversación entre Hagbard y George comienza en clave de comedia mientras fuman Alamut Negro (“la fórmula privada de Hassan i Sabbah”) y pronto adquiere ribetes profundos y complejos: “Todo hombre o mujer está en rebelión, pero solamente algunos tienen agallas para admitirlo. Los otros joden al sistema accidentalmente o por estupidez” dice Hagbard en la página 312; George se da cuenta de que somos “robots marchando rígidamente por los senderos establecidos desde arriba, y a cada robot con una parte viva, humana, esperando su oportunidad para dejar caer una llave inglesa entre los engranajes” (pág. 314).

Esto está en directa conexión con lo que hablábamos en las dos entradas anteriores (Semana 27 y 27 Bis) sobre las ideas del Dr. Wilhelm Reich: según Reich, la forma de la estructura social en la cual vivimos nos obliga a reprimirnos; las personas se mantienen saludables mientras mantengan su energía fluyendo armónicamente. Para Reich hay dos formas de lograrlo: el orgasmo y la creatividad. Si se obstaculiza la creatividad y la sexualidad, se refuerza la coraza corporal (formada por tensiones musculares crónicas), la cual no permite el proceso natural de expansión-contracción y flujo de energía; este ‘endurecimiento’ de la coraza, con el tiempo, provoca enfermedad. En La Función del Orgasmo, Reich plantea:

¿Cómo se comportaría una vejiga si se la inflara por dentro con aire, y no pudiera reventar? Supongamos que la membrana de la vejiga fuera elástica pero no pudiera romperse. Esta ilustración del carácter humano como una coraza alrededor del núcleo vivo era sumamente apropiada. La vejiga, si pudiera expresarse en su estado de tensión insoluble, se quejaría. En su impotencia, buscaría afuera las causas de su sufrimiento, y estaría llena de reproches. Rogaría que la pincharan. Provocaría a todo lo que la rodea hasta conseguir su objetivo tal como ella lo concibe. Lo que no podría lograr en forma espontánea desde adentro, lo esperaría pasivamente, impotente, que sucediera desde afuera.



En el mismo libro, Reich explica que la rebelión inconsciente es una protesta del organismo contra el trabajo vacío y mecánico que nos impone nuestra sociedad autoritaria – que además forja nuestro carácter ‘acorazado’:

La estructura caracterológica del hombre actual —que está perpetuando una cultura patriarcal y autoritaria de hace cuatro a seis mil años atrás— se caracteriza por un acorazamiento contra la naturaleza dentro de sí mismo y contra la miseria social que lo rodea. Este acorazamiento del carácter es la base de la soledad, del desamparo, del insaciable deseo de autoridad, del miedo a la responsabilidad, de la angustia mística, de la miseria sexual, de la rebelión impotente así como de una resignación artificial y patológica. Los seres humanos han adoptado una actitud hostil a lo que está vivo dentro de sí mismos, de lo cual se han alejado. Este enajenamiento no tiene un origen biológico, sino social y económico. No se encuentra en la historia humana antes del desarrollo del orden social patriarcal. Desde entonces el deber ha sustituido al goce natural del trabajo y la actividad. La estructura caracterológica corriente de los seres humanos se ha modificado en dirección a la impotencia y el miedo a vivir, de modo que las dictaduras no sólo pueden arraigar sino también justificarse señalando las actitudes humanas prevalecientes, por ejemplo, la irresponsabilidad y el infantilismo. La catástrofe internacional que atravesamos (se refiere a la Segunda Guerra Mundial) es la última consecuencia de esa enajenación respecto de la vida.

Según Reich, la familia copia esta rígida estructura autoritaria y represiva, por eso en mayor o menor medida todos estamos sujetos a ese proceso, no solo las minorías o los oprimidos; de La Psicología de Masas del Fascismo:

Bajo la influencia del ambiente pequeño burgués, las mujeres desarrollan una actitud resignada basada en una rebelión sexual reprimida, mientras que los hijos se caracterizan, además de por una sumisión servil a la autoridad, por una gran identificación con el padre que, más tarde, se transformará en una identificación de gran carga emocional con toda autoridad, cualquiera que sea.

Las pulsiones reprimidas no desaparecen, sino que ‘se mudan’ al inconsciente; y el inconsciente tarde o temprano las manifiesta como decía Freud a través de actos fallidos, o bien en este tipo de rebeliones supuestamente ‘involuntarias’; para utilizar la metáfora de Hagbard, no escuchar al ‘robot’ nos lleva a la ley que él llama SNEBJ: Situación Normal, Estamos Bien Jodidos.

Desde el punto de vista del discordianismo, podemos ver a estos ‘robots’ que actúan como ‘luditas inconscientes’ también como una manifestación del balance de la Mezco-Lanza, algo que los discordianos llaman la Escalada Erística: IMPOSICIÓN DEL ORDEN = AUMENTO DEL CAOS.

La charla con Hagbard – propulsada con el Alamut Negro – lleva a George a experimentar dos estados elevados de consciencia, identificados posteriormente por Mavis con los términos budistas de sunyata y satori.

Hubo un silencio que pareció estirarse hasta un espacio cercano a la vacuidad budista. George reconoció que estaba vislumbrando finalmente el Vacío que sus amigos cabezas-de-ácido habían intentado describirle. (...) El silencio se prolongó como una quietud espiritual, la calma en medio del tornado que habían sido los últimos días, y se encontró rumiando con total indiferencia, sin esperanzas, miedos, presunciones o culpas; si bien no era un darshana o pérdida de ego total, al menos funcionaba sin ese ego inflamado y voraz que siempre salta delante o se acurruca detrás del hecho desnudo. Contempló sus recuerdos impasiblemente, objetivamente, en paz.

Sunyata es la vacuidad, la percepción de la no individualidad (anatman) de la doctrina budista de la existencia dependiente (George ya había alcanzado este estado en su ‘transmigración’ con Saul Goodman).  En el Sutra del Loto se explica que ver todos los fenómenos como vacíos, sunyata,  no es el logro final más elevado, no es el éxtasis de la sabiduría – satori –.

En ese punto “impasible, objetivo y en paz”, como “en la cima de una montaña” del sunyata, Hagbard, como buen chamán trickster que es, le pone una trampa a George: lo enfrenta a un demonio (una pistola cargada), el Guardián del Abismo, el portero de la Capilla Peligrosa. George supera la prueba, no reacciona robóticamente, y alcanza “el flash de la luz del ahora, este momento feroz contra la casi imposible muerte de la luz, el centro de la tormenta”, es decir, el satori.

Sin embargo, Hagbard le advierte a George sobre este estado, también: “tampoco caigas en eso otro. Ese es el error de los Illuminati (...) Es genial allá arriba, pero necesitas un mantra para mantenerte alejado de allí hasta que sepas utilizarlo: ‘Yo Soy el Robot’”. Alan Watts, en su libro El Camino del Zen, nos echa un poco de luz sobre esta advertencia de Hagbard; allí Watts explica que la tradición o escuela zen llamada soto sostenía que la búsqueda del satori aleja al estudiante de la iluminación, o – lo que es peor – produce un satori artificial.



El maestro zen Sheng-Yen dice en su libro La Poesía de la Iluminación:

El budismo zen se refiere a la iluminación como “ver nuestra propia naturaleza”. Pero incluso esto no es suficiente. Después de ver nuestra propia naturaleza, es necesario profundizar en la experiencia aún más y madurarla. Uno debe tener la experiencia de la iluminación una y otra vez y apoyarla con la práctica continua.

Bob Wilson habla sobre esto en la entrevista de 1976 con Neal Wilgus que figura a manera de prefacio en la traducción de Illuminatus:

La mayor parte de la gente está atrapada en un solo mapa estático de la realidad que está impreso en sus neuronas desde niños. A su vez, muchos de los llamados ‘adeptos’ o ‘gurús’ están igualmente atrapados en el primer mapa de la realidad post-ruptura impreso en ellos luego de su iluminación inicial. La meta de los sistemas del Tantra, de Crowley y de la Neurología de Leary es soltar todos los mapas - lo cual te da la libertad de usar cualquier mapa que funcione y descartarlo cuando no resulte -.

Gracias a la advertencia de Hagbard, George se da cuenta de esto: “así que llegué. Y es solamente otro punto de partida. El comienzo de otro viaje. De un viaje más difícil”. El error de los Illuminati al que hace referencia Hagbard, entonces, sería caer en la trampa de creer que la iluminación es una meta, un fin, una conclusión en sí misma y no otra etapa más de la evolución de la consciencia.

Hagbard le da a George un mantra para que evite ese punto de sunyata que lleva a la deshumanización o a la falta de empatía que ostentan los Illuminati de la novela; el mantra es “Yo Soy el Robot”. Sin embargo, George adopta otro mantra por su cuenta: “la Humildad es Infinita”. Esta es una cita de “East Cocker” de los Cuatro Cuartetos de T.S. Eliot:

No me hablen
De la sabiduría de los ancianos sino más bien
de su locura,
Su miedo al miedo y al frenesí, su miedo
a la posesión,
A pertenecer a otro, a otros o a Dios.
La única sabiduría que podemos esperar adquirir
Es la sabiduría de la humildad:
La humildad es infinita.

Uno de los tantos  mantras que el propio Bob Wilson solía repetir para recordar que la consciencia siempre está en evolución, figura en The Widow's Son, el segundo volumen de la trilogía The Historical Illuminatus Chronicles: “Después de cierto punto, el universo entero se convierte en un continuo proceso de iniciación”

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El filósofo taoísta Chuang Chou a quien George se refiere (pág. 319) como autor de la frase “ya no hay gobernantes” es el mismo que Chuang Tzu o Zhuangzi del cual ya hemos hablado en un par de entradas anteriores.

En Illuminatus, la frase de Zhuangzi – convertida alternativamente en “Ya No Hay Enemigos” o “Ya No Hay Amigos” – es utilizada como una especie de koan zen en las tarjetas que Hagbard repartía, como bien dice Mavis; si retrocedemos hasta la página 199/200, recordaremos que la policía había encontrado una de esas tarjetas en la casa de Stanislaus Oedipuski, el miembro de la organización cristiana de ultraderecha Relámpagos de Dios que luego de ingerir AUM comenzó a tener ideas más bien libertarias y anarquistas, y fue encontrado muerto – presuntamente asesinado por otros Relámpagos de Dios a quienes sus nuevas ideas neófilas no agradaron mucho.

Al parecer, fuera de la ficción de Illuminatus, los discordianos también repartían estas tarjetas, como nos cuenta Adam Gorightly en Historia Discordia:

En el discordianismo del “mundo real”, este concepto críptico era algo con lo que Greg Hill jugaba al estilo Operación Jodementes, y bajo el seudónimo de Profesor Iggy de vez en cuando enviaba estas tarjetas – sin explicación – con la inscripción “Ya No Hay Enemigos” o “Ya No Hay Amigos”, a alguna persona con determinada mentalidad para sacudirla, como un koan zen al estilo discordiano.

El conjunto de fotos de arriba fue un elemento algo extraño que descubrí después de varias revisiones y repasos de los archivos discordianos; una tarjeta que dice “Ya No Hay Enemigos en Ningún Lado” dentro de un sobre pequeño con la inscripción “SUPER CONSPIRATIVO (Videntes Iluminados)”, rematado con un sello rojo que dice “Militar”.




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Seguimos en la séfira Netzach. El sendero sefirótico que une a Netzach con Malkut contiene la letra hebrea Qoph ק que en la Kabbalah significa “cabeza”; en el fragmento de esta semana encontramos la palabra ‘cabeza’ varias veces:

“En vez de usar tu maldito prajna o lo que sea para espiar a los Illuminati, eres un viejo verde. Lo usas para espiar en la cabeza de la gente”.

“¿La cabeza?” refutó Hagbard riendo. “Nunca curioseo cabezas ¿Quién carajo quiere ver piojos?” (pág. 309)

Como decíamos en la entrada de la semana 27, Netzach – además de significar “Victoria” – también puede traducirse como “Eternidad”, “Permanencia”, y “Para Siempre”; vemos varios ejemplos de esta interpretación, principalmente en el mantra que George repite varias veces “la humildad es Infinita”.

La experiencia satori de George “alto y calmado en su montaña” puede leerse como una ‘Victoria’

Netzach es el reino de los sueños, como señalábamos en la entrada de la semana 27; entonces no es casual, tal vez, que George mencione al filósofo Zhuangzi (ver arriba); aunque la cita a la que hace referencia George es otra, la historia más conocida del maestro chino es el famoso ‘Sueño de la Mariposa’; del Libro de Zhuangzi, Capítulo II, VII:

Una noche, Zhuang Zhou soñó que era una mariposa, revoloteando feliz y contenta de serlo. Pero no sabía que era Zhou. De pronto, Zhuang Zhou se despertó, sorprendido de ser él mismo. Ya no sabía si era una mariposa que soñaba ser Zhuang Zhou o Zhuang Zhou que soñaba ser una mariposa. Entre la mariposa y Zhuang Zhou debe haber una diferencia. Eso es lo que se llama «transmutación de los seres».



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“El arqueólogo tomó su pico y pala y se puso a cavar como John Henry” (pág. 313); John Henry es un personaje folclórico estadounidense, un obrero afroamericano que compitió contra un taladro a vapor y lo venció – en otras versiones es un martillo a vapor. Hay varias canciones que relatan su vida, y aquí encontré una de Leadbelly que me pareció genial para la ocasión.

Leadbelly – John Henry
                                                                                                                                
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Sobre Nunca Chifles Mientras Estás Meando: Una Guía para la Auto-Liberación, el libro de  Hagbard Celine que George comienza a leer en el submarino y sobre el significado de las enigmáticas siglas que preceden al nombre del autor, H. S., C. M., ya hablamos en una entrada anterior (aunque más adelante volveremos sobre el tema)


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