Lectura de
Illuminatus semana 24
Por Mazzu
Trilogía
Illuminatus
(Desde la página 265 a la 275)
Robert
Putney Drake tiene una revelación al analizar las últimas palabras de Dutch
Schultz; al volver a EEUU visita a H.P. Lovecraft para recabar información;
Malaclypse el Viejo le cuenta su historia a Joe Malik, junto a Simon Moon y el
Padre Pederastia...
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En
el fragmento de esta semana se hace más evidente que en ninguna otra parte que
los Mitos de Illuminatus le deben
mucho a El Retorno de los Brujos, de
Louis Pauwels y Jacques Bergier.
Lo
primero que nos revelan los autores es cómo comenzó Robert Putney Drake a
descifrar el mensaje secreto encriptado en las últimas palabras del gángster
Dutch Schultz (ver entrada de la Semana 6).
Dutch
Schultz, herido y delirando en el hospital de Newark, 1935.
La
primera intuición de que el palabrerío aparentemente inconexo del mafioso
moribundo contenía información cifrada sobre los Illuminati y su relación con
la Mafia y con los Lloigor, le llegó
a R.P.D. a través de “un novelista famoso, posteriormente ganador de un Premio
Nobel”; si bien RAW y Shea no mencionan el nombre de dicho “novelista famoso”,
dejan entrever que se trata de Hermann Hesse. En páginas anteriores, ya
habíamos visto que Hesse y Drake se conocían; Hesse ganó “posteriormente” el
premio Nobel (la charla entre el novelista y R.P.D. del pasaje que nos ocupa
transcurre – calculo – en 1935, y Hesse recibió el Premio Nobel de Literatura “posteriormente”
en 1946); en la página 266 le dice a Drake “como sabes, me rehúso a vivir en Alemania
por lo que está sucediendo allí, pero de cualquier manera es mi hogar”, y Hesse
era alemán pero, preocupado por el clima político de Alemania (sobre todo por
el ultranacionalismo), se había exiliado en Suiza aún antes de que los nazis
llegaran al poder. También menciona a Jung y a Klee, a quienes Hesse conocía
personalmente (ver entrada de la Semana 20). La anécdota que cuenta el escritor
sobre Jung y Joyce es verídica. En 1930 Lucia Joyce comenzó a mostrar síntomas
de trastornos mentales. Joyce se negaba a creer que su hija estuviera enferma,
hasta que en 1934, al empeorarse su condición, el escritor decidió llevarla a
la consulta de Carl Gustav Jung. Poco después fue diagnosticada como
esquizofrénica. Ricardo Piglia relata el suceso en su libro Formas Breves:
Estaban
viviendo en Suiza y Jung, que había escrito un texto sobre el Ulises y que por lo tanto sabía muy bien
quién era Joyce, tenía ahí su clínica. Joyce fue entonces a verlo para
plantearle el dilema de su hija, y le dijo a Jung: “Acá le traigo los textos
que ella escribe, y lo que ella escribe es lo mismo que escribo yo”, porque él
estaba escribiendo Finnegans Wake,
que es un texto totalmente psicótico (…) totalmente fragmentado, onírico,
cruzado por la imposibilidad de construir con el lenguaje otra cosa que no sea
la dispersión. Entonces Joyce le dijo a Jung que su hija escribía lo mismo que
él, y Jung le contestó: “Pero allí donde usted nada, ella se hunde”.
Volviendo
al diálogo entre Hesse y Drake, al escritor le llaman la atención las
referencias a alguien o algo que “comanda a Hitler” presentes en
la transcripción del soliloquio delirante de Schultz que Drake le hace leer.
Aquí los autores enganchan a Hesse con los Mitos
de Illuminatus, al comenzar a explicarle a Drake sobre las sociedades
secretas supuestamente ocultas detrás del andamiaje político del partido nazi,
otro ejemplo genial de la mezcla de realidad/ficción que caracteriza a Illuminatus. Esta parte de la novela
parece calcada de El Retorno de losBrujos:
En
Illuminatus Hesse dice (pág. 266)
No
eres alemán… ¿Cómo podrías comprender a esa gente de la que han dicho, con
razón, que tienen un pié en su propia tierra y el otro pié en Thule? ¿Has
escuchado algo sobre Thule? Es el nombre alemán para el reino fabuloso al que
los griegos llamaban Atlántida.
Y
en El Retorno de los Brujos, los
autores citan a Hermann Rauschning, un dirigente alemán que se unió a los nazis
durante un breve período para luego se alejarse del partido, y quien fuera uno
de los primeros en advertir sobre el peligro de Hitler:
«En
el fondo todo alemán tiene un pie en la Atlántida, donde busca una patria mejor
y un mejor patrimonio. Esta doble naturaleza de los alemanes, esta facultad de
desdoblamiento que les permite, al mismo tiempo, vivir en el mundo real y
proyectarse a un mundo imaginario, se manifiesta de manera especial en Hitler y
nos da la clave de su socialismo mágico.»
Hesse
le cuenta a Drake sobre la Golden Dawn y sus miembros; la cita de Algernon
Blackwood que habla sobre la supervivencia de ciertas entidades ancestrales
(pág. 266), es también la nota de encabezamiento a manera de introducción de La Llamada de Cthulhu, que H.P.
Lovecraft, a su vez, tomó del capítulo X de la novela El Centauro, de Blackwood:
Es
concebible que tales potencias o seres hayan sobrevivido... hayan sobrevivido a
una época infinitamente remota donde... la conciencia se manifiesta, quizá,
bajo cuerpos y formas que ya hace tiempo que se retiraron ante la marea de la
ascendente humanidad... formas de las que sólo la poesía y la leyenda han conservado
un fugaz recuerdo con el nombre de dioses, monstruos, seres míticos de toda
clase y especie...
La
cita de Yeats que menciona el escritor es del poema The Second Coming. La anécdota de los supuestos ángeles descritos
primero por Machen y luego reportados por los soldados también es referida en El Retorno de los Brujos:
Una
aventura muy singular conduce de nuevo a Machen a la vida literaria. Gracias a ello,
su nombre gozó de celebridad durante unas semanas, y la impresión que esto le produjo
le decidió a terminar su vida como escritor. El periodismo le pesaba, y había
perdido la afición a escribir para sí. Acababa de estallar la guerra. Hacía
falta literatura heroica. Éste no era su género. The Evening News le pidió un artículo. Lo escribió a vuela pluma,
pero siempre a su manera. Fue «The Bowmen» (Los arqueros). El periódico lo
publicó el 29 de setiembre de 1914, el día siguiente a la retirada de Mons.
Machen había imaginado un episodio de esta batalla: san Jorge, con su resplandeciente
armadura y al frente de unos ángeles que eran los antiguos arqueros de Azincourt,
socorría al Ejército británico. Pues bien, docenas de soldados escribieron al
periódico: el señor Machen no había inventado nada. Ellos habían visto con sus
propios ojos, ante Mons, a los ángeles de san Jorge incorporándose a sus filas.
Podían atestiguarlo por su honor. Gran número de estas cartas fueron
publicadas. Inglaterra, ávida de milagros en el momento de peligro, se conmovió.
Machen fue ignorado cuando intentó revelar secretas realidades. Ahora, con una
fantasía de pacotilla, conmovía a todo el país. ¿O sería que las fuerzas
ocultas se levantaban y tomaban tal o cual forma a la llamada de su
imaginación, tan a menudo ligada a las verdades esenciales, y que tal vez había
realizado una profunda labor sin él saberlo? Machen repitió más de doce veces
en los periódicos que su relato era pura invención. Nadie le creyó. En vísperas
de su muerte, más de treinta años después, el gran anciano repetía sin cesar,
en sus conversaciones, esta extravagante historia de los ángeles de Mons.
La
frase sobre los sacramentos del mal y del bien, también fue tomada de El Retorno de los Brujos; del capítulo I
de la Segunda Parte – titulada Algunos
Años en el Más Allá Absoluto:
Arthur
Machen ha expresado vigorosamente: «A nuestro alrededor existen sacramentos del
mal, como existen sacramentos del bien, y yo creo que nuestra vida y nuestros
actos se desarrollan en un mundo insospechado, llenos de cavernas, de sombras y
de moradores crepusculares.»
Jacques
Bergier (izq.) y Louis Pauwels (der.)
En
el capítulo IV de la Segunda Parte, Pauwels y Bergier incluyen un fragmento de
la novela El Pueblo Blanco de Arthur
Machen, donde amplía el concepto:
¿Qué
es el pecado (el Mal)? —dijo Cotgrave.
—Me
veo obligado a responder a su pregunta con otras preguntas. ¿Qué experimentaría
si su gato o su perro empezaran a hablarle con voz humana? ¿Y si las rosas de
su jardín se pusieran a cantar? ¿Y si las piedras del camino aumentaran de
volumen ante sus ojos? Pues bien, estos ejemplos pueden darle una vaga idea de
lo que es realmente el pecado. (..) La esencia del pecado sería (...) querer
tomar el cielo por asalto —respondió Ambrosio—. El pecado consiste, en mi
opinión, en la voluntad de penetrar de manera prohibida en otra esfera más
alta. Esto explica que sea tan raro. En realidad, pocos hombres desean penetrar
en otras esferas, sean altas o bajas, y de manera autorizada o prohibida. Hay
pocos santos. Y los pecadores, tal como yo los entiendo, son todavía más raros.
Y los hombres de genio (que a veces participan de aquellos dos) también
escasean mucho... Pero puede ser más difícil convertirse en un gran pecador que
en un gran santo.
Estas
metáforas sobre el Mal que describe Machen (“¿Qué
experimentaría si su gato o su perro empezaran a hablarle con voz humana? ¿Y si
las rosas de su jardín se pusieran a cantar?”) recuerdan a las visiones de los
esquizofrénicos: estos “sacramentos del Mal” abrirían portales hacia un “más
allá” donde no sólo los locos percibirían dichas alucinaciones, sino que “el
hombre o la mujer común” se verían inmersos también en ese mundo pesadillesco.
Recordemos a Sasparrilla Godzilla, la turista que al comienzo de Illuminatus (pág. 17) cree ver una
sonrisa burlona en la cara de la estatua del dios Tláloc, o a los “hombres y
mujeres corrientes que abandonaban las calles alegando ojos vigilantes, seres
encapuchados atravesando habitaciones cerradas, figuras coronadas dando órdenes
ininteligibles y voces que clamaban ser Dios o el Diablo” (pág. 18) cuando los
Illuminati intentan “inmanentizar el Eskatón”. En la lectura de esta semana Wilson
y Shea vinculan muy hábilmente esta similitud entre el “sacramento del Mal” y
la esquizofrenia con la enfermedad mental de Lucia Joyce, los delirios de Dutch
Schultz, y los ensueños persecutorios de Hitler. “Hay momentos en la historia
en que las visiones de los locos y de los drogadictos son una mejor guía a la
realidad que el sentido común y la interpretación de los datos existentes en la
– así llamada – mente normal. Éste es uno de esos períodos, por si no lo habían
notado” (Illuminatus, página 35).
En
resumen, lo que Hesse le insinúa a Drake, es que detrás de la Golden Dawn, de
la Sociedad Vril y de la Sociedad Thule, había “un grupo oculto de verdaderos
iniciados”, que guardaban “los verdaderos secretos extraterrestres”. Este grupo
oculto, obviamente, serían los Illuminati, y los “secretos extraterrestres” que
guardaban era su relación con los “Superiores Desconocidos”, los Lloigor. El objetivo de esta relación –
como hemos visto en entradas anteriores – sería la de conseguir la inmortalidad
mediante los sacrificios sangrientos en honor de estos seres. Esta forma violenta
de ingresar a un plano superior, sería uno de los “sacramentos del mal” a los
que Machen se refería. Unas páginas más adelante, y siguiendo con los Mitos de Illuminatus, Wilson y Shea
describen este proceso en boca de Malaclypse el Viejo, quien se transformó – de
manera casi involuntaria, o “de carambola” durante la Masacre de Melos – en un
ser de pura energía mediante dicho proceso, al cual llama Iluminación Trascendental,
“para diferenciarlo de la adquisición de la visión interna sobre la verdadera
naturaleza del hombre y del universo, que es la Iluminación ordinaria” (pág.
274).
“Como
dije, esta es la verdadera razón del sacrificio humano. (...) Cualquier muerte
violenta o repentina libera un estallido de energía consciente que puede ser
controlado y canalizado como cualquier otro tipo de energía explosiva. Todos
los Illuminati desean convertirse en
dioses. Esa ha sido su ambición desde siempre” (pág. 275)
Comparemos
esto con lo que dicen Bergier y Pauwels en El
Retorno de los Brujos, citando al Doctor Achille Delmas sobre el
“verdadero” objetivo de la jerarquía nazi (o del grupo detrás de la misma):
«El
objetivo de Hitler no es la implantación de la raza de los Señores, ni la
conquista del mundo; esto sólo son medios de la gran obra señalada por Hitler;
el fin verdadero es hacer obra de creación, obra divina, mutación biológica;
resultado de ello sería una ascensión de
la Humanidad todavía no igualada, “la aparición de una humanidad de héroes,
de semidioses, de hombres-dioses”.»
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Cabalísticamente,
Tiphareth es el centro del Árbol de la Vida, la séfira en la que convergen casi
todos los caminos sefiróticos provenientes de las restantes nueve esferas.
Podría decirse que el nudo dramático de Illuminatus
es el intento por parte de los Illuminati de “inmanentizar el Eskatón”, y en la
lectura de esta semana vemos parte de la génesis de ese punto de confluencia:
el centro de la trama. Casi al comienzo del libro, los autores nos adelantaban
ese factor diciéndonos que “cuando los senderos del Sr. Flegenheimer (Dutch
Schultz) y del Sr. Drake se cruzaron en 1935, se formó uno de los vínculos que
condujeron al Incidente de Fernando Poo” (pág. 54). Y aquí, en Tiphareth –
justamente donde confluyen todos los senderos –, nos develan cómo fue que se cruzaron los
destinos de Drake y Schultz.
Además,
esta parte está repleta de símbolos de Tiphareth y crísticos: el niño
sacrificado y el rey “Cuando estaba en el trono, el niño vino a mí” (pág. 265),
la figura de Hitler como el salvador de la Alemania nacionalsocialista y como
Anticristo para el resto de Europa, la encarnación de Malaclypse el Viejo como
el mismísimo Cristo, y el sacrificio como camino a la inmortalidad (el Fénix,
otro símbolo de esta séfira) y el balance entre la destrucción y la
construcción en la explicación que le brinda a Joe.
Malaclypse
dice también haber sido Simón el Mago, encarnación mediante la cual desparramó
“ideas contradictorias sobre el cristianismo”. De Wikipedia:
San
Justino mártir e Ireneo cuentan el mito de Simón y Elena. De acuerdo con este
mito, que era el centro de la religión simonista, al principio de los tiempos
Dios tuvo su primer pensamiento llamado Ennoia o Sophia, que era una mujer y de
ese pensamiento surgieron los ángeles cuando descendió a las regiones
inferiores de la creación. Pero los ángeles se rebelaron contra ella por celos
y crearon el mundo y lo convirtieron en su prisión, donde apresaron su cuerpo
femenino. Desde entonces ella se reencarnó muchas veces, y en cada ocasión
resultó humillada. Entre sus muchas reencarnaciones se encontraba Helena de
Troya, y finalmente se reencarnó como Elena, una esclava y prostituta de la
ciudad fenicia de Tiro. A su vez el ser Supremo descendió bajo la forma de
Simón el Mago para rescatar a su Ennoia. Tras redimirla de la esclavitud viajó
con ella, proclamándose Dios y a ella como su Ennoia, prometiendo que
disolvería el mundo que los ángeles habían creado en su rebelión, y que quienes
confiasen en él y en Elena regresarían con ellos a los mundos superiores.
Simón
el Mago decía ser un avatar de Dios y un salvador, es decir, una figura
crística de Tiphareth, y Sophía había encarnado en Helena de Troya, la mujer
“más bella del mundo”, la cual es ofrecida a Paris por Afrodita a cambio de la
Manzana Dorada (Kallisti, “para la
más bella”) que Eris había arrojado en la boda de Peleo y Tetis; y Tiphareth es
la Belleza.
En
la página 271 Joe le pregunta a Malaclypse “¿Cómo debo llamarlo? ¿Lucifer?,
¿Satán?”; el sendero sefirótico que une a Tiphareth con Hod contiene el arcano
mayor 15: El Diablo.
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Ilustración original de Virgil Finlay para la
publicación de La Casa Maldita en Weird Tales
A
Hesse, Jung y Joyce, se les suma otra figura histórica que fue también de enorme
influencia para RAW y los Mitos de
Illuminatus: Howard Philip Lovecraft; en el fragmento que nos ocupa esta
semana, el escritor de Providence aparece como personaje y dialoga con Robert
Putney Drake.
Parado
frente a la casa de Benefit Street, Drake pudo ver la cima de Sentinel Hill más
allá del pueblo, y la vieja iglesia abandonada que albergó a la Secta de la
Sabiduría Estelar en la década de 1870. Se dirigió a la puerta, levantó el
viejo llamador gregoriano (pensando en Lillibridge, el reportero, y en Blake,
el pintor: ambos murieron investigando aquella secta), y golpeó tres veces.
(pág. 267)
La
casa del 135 de Benefit Street en Providence, Rhode Island, aún existe, y si
bien Lovecraft no vivió en ella, la conocía porque su tía Lillian Clark vivió un
tiempo allí. Su novela corta La Casa
Maldita (The Shunned House, 1924)
está basada en esta vivienda. La iglesia abandonada en Sentinel Hill, la Secta
de la Sabiduría Estelar, el reportero Lillibridge y Blake, el pintor, son
referencias al relato El Morador de las
Tinieblas (1935), del cual hemos hablado en una entrada anterior. La señora
Gamhill mencionada en la página 268 es, creo yo, a Annie E. Philip Gamwell, la
tía de H.P.L.
¿Cuál
es el propósito de la visita de Robert Putney Drake a H.P. Lovecraft? Drake,
como hemos visto en páginas anteriores, busca casi desesperadamente contactarse
con los Illuminati como parte de su plan de extorsión a la Mafia para crear un
sindicato unificado del crimen, pero a pesar de dar pelos y señales, no lo
logra – en apariencia. “Mi plan puede ser la última opción, pero los Illuminati
todavía no se han contactado conmigo, a pesar de que ya deben estar informados ¡Oh,
Weishaupt, qué montón de cabezas huecas intentan llevar a cabo tu obra!” (pág.
260). Luego de descifrar las últimas palabras de Dutch Schultz, e informado de
las sociedades secretas por “sus amigos de Zúrich” (Hesse, Klee, etc.), Drake comienza
a investigar sobre ocultismo y sobre los autores que han escrito sobre cultos y
seres ancestrales, descubriendo que H.P.L. ha revelado gran parte del armazón
oculto de los Illuminati (en el universo de Illuminatus,
los Mitos de Cthulhu son una realidad); en vista de eso, Drake no va a ver a H.P.L. para advertirle lo que puede
pasarle si sigue develando secretos: en realidad lo que quiere es averiguar si
los Illuminati se han comunicado con Lovecraft.
Hace
casi veinte años que él viene escribiendo sobre ellos, y ellos no lo han
contactado. Yo he estado sacudiendo el bote en dos continentes y no me han
contactado ¿Qué hay que hacer para que asomen una mano? Si no llego a un
entendimiento con ellos, todo lo que arregle con Maldonado y Capone estará
escrito en el viento. Simplemente no puedo hacer tratos con la mafia antes de
tener un trato con ellos ¿Qué debo hacer? ¿Poner un aviso en el New York Times?:
“Hey, hola Ojo que Todo lo Ve ¿Podría mirar en mi dirección? R. P. Drake, Boston”
(pág. 270).
Para
esta parte, creo que los autores – sobre todo Wilson – tomaron la voz de
Lovecraft de ensayos tales como el famoso El
Horror Sobrenatural en la Literatura (publicado en 1927 y revisado en 1934)
y otros como Notas Sobre el Arte de
Escribir Cuentos Fantásticos (publicado en 1937) y el breve ensayo
autobiográfico titulado Algunas Notas
Sobre Algo que No Existe (1933); el Lovecraft de Illuminatus dice (pág. 268):
“Soy
un artista, un artista mediocre, me temo - y no me contradiga -. Valoro la
honestidad por sobre todas las virtudes. Me gustaría creer (...) en mi propio
talento. Pero la razón manda, (...) y yo poseo una capacidad bastante microscópica
para crear un abanico minúsculo de efectos estéticos, todos macabros y limitados,
que solamente atraen a una audiencia muy especial”.
Y
en Notas Sobre el Arte de Escribir
Cuentos Fantásticos el propio H.P.L., con el mismo tono de autocrítica
dura, escribe:
Mi
forma personal de escribir un cuento es evidentemente una manera particular de
expresarme; quizá un poco limitada, pero tan antigua y permanente como la
literatura en sí misma. Siempre existirá un número determinado de personas que tenga
gran curiosidad por el desconocido espacio exterior, y un deseo ardiente por escapar
de la morada-prisión de lo conocido y lo real, para deambular por las regiones
encantadas llenas de aventuras y posibilidades infinitas a las que sólo los
sueños pueden acercarse (...) Entre esta clase de personas apasionadas por los
cuentos fantásticos se encuentran los grandes maestros - Poe, Dunsany, Arthur
Mache, M. R. James, Algernon Blackwood, Walter de la Mare; verdaderos clásicos
- e insignificantes aficionados, como yo mismo.
Lovecraft
le aclara a Drake que es “estrictamente materialista” y que no cree en las
amenazas de esos grupos esotéricos; Drake le pregunta entonces por qué
incorpora elementos ocultistas en sus cuentos, a lo que H.P.L. le responde “Los
vampiros, los fantasmas y los hombres lobos están pasados de moda; provocan más
risa que terror. Consecuentemente, cuando comencé a aprender sobre el saber
olvidado, antes de publicar ‘Dagon’, empecé a incorporarlo a mis historias. No
imagina las horas que pasé con esos volúmenes antiguos en Miskatonic,
discriminando entre toneladas de basura - Alhazred, Levi y Von Juntz eran
verdaderos casos de manicomio, ¿Sabe? -, para sacar en limpio algunas nociones
que fueran lo suficientemente ajenas como para causar un shock genuino, un
estremecimiento verdadero en mis lectores”. En Algunas Notas Sobre Algo que No Existe, el autor escribe:
Creo
que la escritura fantástica ofrece un campo de trabajo serio nada indigno de
los mejores artistas literarios; aunque uno muy limitado, ya que refleja
solamente una pequeña sección de los infinitamente complejos sentimientos
humanos. La ficción espectral debe ser realista y centrarse en la atmósfera;
confinar su salida de la Naturaleza al único canal sobrenatural elegido, y recordar
que el escenario, el tono y los fenómenos son más importantes para comunicar lo
que hay que comunicar que los personajes y la trama. La «gracia» de un cuento
verdaderamente extraño es simplemente alguna violación o superación de una ley
cósmica fija, una escapada imaginativa de la tediosa realidad; por lo tanto son
los fenómenos más que las personas los «héroes» lógicos. Los horrores, creo,
deben ser originales: el uso de mitos y leyendas comunes es una influencia
debilitadora.
Con
respecto a este recurso de Lovecraft buscar nuevas fuentes de inspiración
“originales” para “causar un shock genuino” en sus lectores, el escritor
Christopher Knowles propuso la idea de que H.P.L. utilizó ciertos conceptos de
la Teosofía – en especial los de Alice Bailey – como fuente de inspiración para
los Mitos de Cthulhu; en otro blog traduje el artículo de Knowles, que será de
gran interés para los fans de Lovecraft.
En
la página 269 Drake le pregunta si había recibido amenazas por parte de los
grupos ocultistas, a lo que Lovecraft le responde: “Solamente cuando mencioné a
Kali”. He buscado esta supuesta referencia a Kali en los cuentos de H.P.L. y no
he podido encontrarla; lo más cercano que encontré fue una referencia a una
divinidad india en A Través de la Puerta
de la Llave de Plata (escrito en colaboración con E. Hoffmann Price)
Sabía
que en Boston había existido un Randolph Carter, pero no estaba seguro de si él
- el fragmento componente de la entidad que ahora se hallaba al otro lado de la
Ultima Puerta - había sido ése o algún otro. Su yo había sido aniquilado; y no
obstante, él - si es que efectivamente podía, ante aquella absoluta falta de
existencia individual, decir él con entera propiedad - tenía conciencia de ser
igualmente una legión de yos. Era como si su cuerpo se hubiese transformado
repentinamente en una de esas efigies de brazos y cabezas múltiples que se
adoran en los templos de la India, y contemplase el conglomerado resultante de
un atolondrado intento de distinguir su cuerpo original de dichas reproducciones,
si es que realmente (¡qué idea majestuosa!) había un original distinto de las
infinitas encarnaciones.
Pero
esta descripción no se corresponde específicamente a Kali, puede atribuirse a
cualquiera de las divinidades hindúes de la Trimurti y a muchas otras más; creo
que aquí los autores desenvainan otro de sus recursos astutos para mezclar los Mitos de Illuminatus con los de Cthulhu:
Kali es, obviamente, una representación femenina del Caos, como Eris (Kali-¿Kallisti?); en los Mitos de Illuminatus, según Wilson y
Shea, a los Illuminati no les preocupa que alguien investigue sus chanchullos
debido a la Ley de los Cincos “cualquiera que intente describir sus operaciones
suena como un paranoico” (pág. 227) y no reaccionaron a las supuestas
revelaciones de Lovecraft sobre la naturaleza de su organización hasta que – supuestamente
– mencionó a Kali, es decir a la divinidad de los discordianos. Los autores parecen
sugerir que todo es aceptable para ellos, menos la propaganda de “la contra”, o
como dice el dicho argentino “no hay que avivar a la gilada”.
Después,
Drake le pregunta por qué nunca mencionó la Ley de los Cincos, a lo que
Lovecraft le responde que la había sugerido en En las Montañas de la Locura. En esa novela corta, H.P.L. narra la
historia de una raza extraterrestre que habría poblado la Antártida millones de
años antes de la aparición del ser humano, a la que llama ‘los Grandes
Antiguos’, unos seres con cabeza en forma de estrella de cinco puntas.
Wilson
y Shea afirman – en dichos de Drake – que en El Caso de Charles Dexter Ward Lovecraft cita de manera incompleta una
fórmula mágica de Historia de la Magia,
de Eliphas Levi; dos cosas: la cita que Lovecraft incluye en El Caso de Charles Dexter Ward no está
en Historia de la Magia, sino en Dogma y Ritual de la Alta Magia de Levi;
y lo único que falta en la versión del relato es una sola repetición de la
palabra Adonai:
Per Adonai Eloim, Adonai Jehova Adonai
Sabaoth, Metraton Ou Agla (aquí falta otra repetición de Adonai) Methon verbum pythonicum, mysterium
salamandrae cenventus silvorum, antra gnomorum, daemonia Coeli Gad Almonsin,
Gibor, Jehosua, Evam Zariathnatmik, Veni, veni, veni.
En
la página 271 se insinúa que Lovecraft conoce la meta de los rituales sangrientos de los Illuminati y su relación con la guerra y los regímenes
dictatoriales, pero que no cree que nadie comprenda lo que implican “dudo que
eso lleve a la gente a considerar mis cuentos con más seriedad, o a ver
conexiones entre ciertos rituales, que nunca he descrito explícitamente, y
aquellos actos que serán considerados como los excesos normales del
despotismo”.
Finalmente
vemos que los Illuminati no sólo contactan a Drake (pág. 271), sino que lo
venían protegiendo aún antes de convocarlo, haciendo desaparecer (mediante los
Lloigor, tal vez) a los sicarios enviados por la Mafia para atrapar a R.P.D.
(pág. 270)
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“Kleopatra”
dijo Malaclypse, “era un caso de cuidado. La hubiera consagrado Polimadre del planeta,
si ella hubiera vivido. Por poco destruyó al Imperio Romano, y, en efecto,
acortó su vida varias centurias. Forzó a Octavio a imponer y soportar tanto
poder Anerístico, que sumió al Imperio en un estado prematuro de burocracia”
(pág. 271)
Aquí
Mal-1 se refiere a la teoría Illuminati de la historia, que tiene – por supuesto
– cinco etapas: Verwirrung o caos, Zweitracht o discordia, Unordnung o
confusión, Beamtenherrschaft o burocracia, y Grummet o desenlace (ver pág. 569).
Según Malaclypse, Cleopatra forzó a Octavio y al Imperio Romano a entrar en una
etapa de Beamtenherrschaft o burocracia precoz; Octavio era el heredero de
Julio César, y tras el asesinato de éste gobernó como autócrata a Roma bajo una
dictadura militar, llamada el Segundo Triunvirato (junto a Marco Antonio y
Lépido). Octavio utilizó la relación de Marco Antonio con Cleopatra para
convencer al Senado de que Antonio quería reducir el poder de Roma en Egipto, y
esto llevó a una guerra civil, que terminó con la victoria de Octavio, el
suicidio de Marco Antonio y Cleopatra, y con Octavio proclamándose Emperador.
La Muerte de Cleopatra por Jean Andre Rixen
En
la página 273, para sorpresa de Joe, Malaclypse afirma que los Illuminati son
neófilos, y que de hecho, fueron tal vez los primeros neófilos. Sobre este tema,
hemos hablado en una entrada anterior.
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Otro
tema interesante tocado en la lectura de esta semana es el de las sociedades
secretas de la Golden Dawn y la Sociedad Vril. Ambas sociedades contienen un
elemento Jodementes de realidad/ficción en su creación.
Hay
fuertes dudas sobre la verdadera existencia de una Sociedad Vril durante la
Alemania nazi, tal vez debido a que el concepto de Vril fue tomado de una novela de ciencia-ficción de Edward Bulwer-Lytton,
La Raza Futura, publicada en 1871. Dos
de los defensores de la teoría de que sí existió la Sociedad Vril fueron los ya
citados Louis Pauwels y Jacques Bergier. En El
Retorno de los Brujos cuentan que conocieron de su existencia gracias a
Willy Ley, un ingeniero alemán que se había exiliado en EEUU y que en 1947
publicó un artículo llamado Pseudociencias
en la Tierra de los Nazis en la revista Astounding
Science Fiction
El
doctor Willy Ley, uno de los más grandes expertos del mundo en materia de cohetes,
huyó de Alemania en 1933. Por él nos hemos enterado de la existencia en Berlín,
poco antes del nazismo, de una pequeña comunidad espiritual que reviste un gran
interés para nosotros. Esta comunidad se fundaba, literalmente, en una novela
del escritor inglés Bulwer Lytton: La
Raza Futura. Esta novela presenta a unos hombres cuyo psiquismo está mucho
más desarrollado que el nuestro. Han adquirido poderes sobre ellos mismos y
sobre las cosas que los hacen semejantes a los dioses. Por lo pronto, siguen
ocultos. Habitan en cavernas, en el centro de la Tierra. Pronto saldrán de
ellas para reinar sobre nosotros. Esto era todo lo que parecía saber el doctor
Willy Ley. Añadía, sonriendo, que los discípulos creían poseer ciertos secretos
para cambiar de raza, para igualarse a los hombres ocultos en el fondo de la
Tierra. Eran métodos de concentración y toda una gimnasia interior para
transformarse. Comenzaban sus ejercicios contemplando fijamente la estructura
de una manzana partida en dos... Nosotros proseguimos la investigación, Esta
sociedad berlinesa se llamaba: «La Logia Luminosa» o «Sociedad del Vril». El Vril es la enorme energía de la cual
sólo utilizamos una ínfima parte en la vida ordinaria, el nervio de nuestra divinidad
posible. El que llega a ser dueño de un vril se convierte en dueño de sí mismo,
de los demás y del mundo. Aparte de esto, no hay nada deseable. Todos nuestros
esfuerzos deben tender a ello. Todo lo demás pertenece a la psicología oficial,
a la moral, a las religiones, al viento. El mundo va a cambiar. Los Señores saldrán
de debajo de la Tierra. Si no hemos celebrado una alianza con ellos, si no
somos también señores, nos veremos entre los esclavos, entre el estiércol que
servirá de abono a las nuevas ciudades.
Más
adelante, Pauwels y Bergier afirman que la Sociedad Vril era como una especie
de círculo interno de la Sociedad Thule, y que Karl Haushoffer, Rudolf Hess y
Adolf Hitler eran algunos de sus miembros más conocidos.
Con
respecto a la Golden Dawn, también hay muchas dudas; no en lo referente a su
existencia, pero sí a su origen. La Orden Hermética de la Aurora Dorada, o
Golden Dawn, fue fundada en Londres en 1888 por William Wynn Westcott, Samuel
MacGregor Mathers y William Robert Woodman. El Dr. Wynn Westcott, masón y médico
londinense, supuestamente encontró – en una tienda de libros usados – un documento
en apariencia muy antiguo escrito en un código que parecía una mezcla de griego
antiguo y símbolos astrológicos. Al parecer, Wescott logró descifrar el código
y descubrió que el documento contenía cinco rituales mágicos. Entre las páginas
del manuscrito cifrado, Wescott dice haber encontrado la dirección de una tal
Anna Sprengel de Stuttgart, a quien escribió. La señora Sprengel, quien
supuestamente era la condesa de Landsfeld e hija natural de Luis I de Baviera y
Lola Montez, aparentemente le respondió que los rituales pertenecían a un grupo
ocultista alemán llamado Die Goldene
Dämmerung – la Aurora Dorada –, y lo autorizó a fundar una rama inglesa de
dicha orden. La cuestión es que la existencia de la señora Sprengel nunca pudo
ser demostrada, y al parecer habría sido un invento de Wynn Westcott para
legitimar a la Golden Dawn y transformarla en heredera de una larga tradición
mágica.
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5s,
17s, y 23s: “¿Por qué (...) nunca mencionó la Ley de los Cincos?” (pág. 269); “¿Kleopatra? preguntó Simon Moon veintitrés años después”, y “Lake Shore
Drive 2323” (pág. 271); “los diecisiete apóstoles originales - cinco de ellos fueron borrados de los
registros” (pág. 273).
Muchas gracias por tu trabajo. Estoy leyendo ahora la Trilogía en inglés, y tus artículos son un estupendo complemento, me están ayudando mucho. Aunque escribiste
ResponderEliminaresto hace años y seguramente ya lo hayas resuelto, quiero comentar por si sirve de algo que la misteriosa mención que hace Lovecraft de Kali no es tal, sino que el escritor habla de Hali, un lugar que forma parte de su imaginario (y antes que del suyo, de Bierce y Chambers).
Espero haber sido de ayuda, e insisto: muchísimas gracias por tu trabajo, es alucinante.
Un saludo desde España.