martes, 14 de junio de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 27

Lectura de Illuminatus semana 27

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 298 a la 308)



Saul y Rebecca vuelven a encontrarse; Milo Flannagan se entera de que su hermano (el Padre Pederastia) está en su contra; las agencias de inteligencia comienzan a buscar a los posibles infectados con el Ántrax-Lepra-Pi; en un cruce fortuito, Carmel contagia a Horace Naismith y al Enano; conocemos la historia de Markoff Chaney...

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Nils Nosferatu – uno de los pocos sobrevivientes de la oleada de asesinatos causados por el pacto entre Hagbard y la Mafia – comienza a delirar al mejor estilo Dutch Schultz y sintoniza telepáticamente a otros personajes de la novela; “El hermano de George conoció a los delfines antes que él, ese es el gancho psíquico que atrajo a George” dice; esto es una referencia al cuento lovecraftiano Los Profundos de James Wade, donde hay un personaje llamado Dorn – el presunto hermano de George – que estudia la percepción extrasensorial de los delfines (ver entrada de la Semana 7). “Ella está en la puerta. Ella está enterrada en el desierto”; el proyecto de armas bacteriológicas donde se desarrolló el Ántrax Lepra Pi se llamaba Puerta del Desierto.

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Illuminatus! es, entre otras cosas, un manual de técnicas eroto-neurológicas precisas para la expansión de la conciencia” decía Robert Anton Wilson en The Illuminati Papers. Hasta este punto de la lectura hemos visto varias técnicas diferentes de Magia(k) Sexual: la técnica tántrica como una forma de meditación (Simon y Mary Lou), el ritual de magia(k) sexual propiamente dicho (Joe y Lady Velkor), la técnica crowleyana del éxtasis eroto-comatoso (George y Tarantella), y varias más; en el fragmento de esta semana vemos otra en el encuentro sexual de Saul y Rebecca: la técnica reichiana como una forma de liberación y unión.

Verás, nena, todo gira alrededor del sexo, pero no en el sentido freudiano. Freud nunca comprendió el sexo. De hecho casi nadie lo comprende, excepto unos pocos poetas aquí y allá. Cualquier científico que comienza a vislumbrarlo mantiene su boca cerrada porque sabe que será excluido de su profesión si dice lo que sabe. Se supone que lo que sentimos ahora es una tensión y que lo que sentiremos después del orgasmo es una relajación (...) ¿Tensión? ¿Cómo puede esto ser tensión? ¿Qué tiene esto en común con las preocupaciones, ansiedades, o con cualquier otra cosa que nos provoca tensión? Hay tirantez, pero no tensión. Es liberador, y la tensión no libera: contiene. Esas son las dos polaridades. (...) Mira, tratamos de atravesar la piel la piel del otro. Tratamos de derrumbar los muros, muros, muros. Si, si. Atravesar los muros. La tensión intenta sostener los muros y dejar lo externo afuera. Es lo opuesto. (...) Un científico lo supo. Murió en prisión. Después te contaré sobre él. Es el gran tabú del que nacieron todos los demás.

La frase que resalté en cursiva de este diálogo de Saul con Rebecca (pág. 301/2), hace referencia claramente al Dr. Wilhelm Reich. Robert Anton Wilson ha escrito largo y tendido sobre el Dr. Reich, y me atrevería a decir que lo nombra y cita su caso en todos sus libros: incluso escribió una obra de teatro sobre él, Wilhelm Reich in Hell (1987); también es un tema central en otros libros suyos como The New Inquisition y la Trilogía del Gato de Schrödinger. Tal vez lo que más sorprendía a RAW es la manera en que la ciencia ortodoxa intentó (y logró) destruir a Reich; en Cosmic Trigger I, escribe:

El Dr. Wilhelm Reich había sido el primer freudiano en tomar literalmente los descubrimientos de Freud y decir explícitamente que la mayoría de las neurosis son causadas por la represión sexual judeocristiana. Peor aún, Reich insistió que estas neurosis eran la causa directa del racismo, el sexismo, las violaciones, la violencia y las guerras. La represión sexual, concluyó, es el Problema de Salud Pública Número Uno y debía ser combatido tan vigorosamente como la poliomielitis o el cáncer. Reich comenzó a promulgar esta herejía en la década de 1920. También inició una investigación sobre las relaciones sexuales de las parejas en la década de 1930 (30 años antes que Masters y Johnson). Por estas y otras posturas radicales, el Dr. Reich fue expulsado de la Asociación Psicoanalítica Internacional, expulsado por los partidos comunistas y socialistas de Austria, expulsado de Alemania por los Nazis, calumniado por la prensa de Suecia al punto de no poder trabajar en ese país, difamado por la Asociación Médica Americana después de venir aquí, para finalmente morir en la Prisión Federal en 1957. Todo esto había convencido a muchas personas, incluyéndome, de que la libertad científica no era más segura en el siglo XX que en la edad media si las ideas de un científico se volvían demasiado revolucionarias.

Yo había observado con horror la destrucción del Dr. Reich por las fuerzas de la burocracia y la intolerancia en la década de 1950. Fue una especie de experiencia de Despertar, el primer albor de aprehensión de que nuestro gobierno, como cualquier otro, es más malo que bueno. Para otros, este despertar les llegó a través de la Guerra de Vietnam, o al trabajar junto a negros e indios en la lucha por los derechos civiles y descubriendo que la miseria de estas minorías no es sólo un “tema político” dramático sino una realidad muy dolorosa. Para algunos, vino con Watergate. Para otros, aún no ha llegado. Para mí, como Libertario, sucedió cuando agentes de la agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos arrojaron todos los libros del Dr. Reich — 30 años de investigación científica — en el incinerador de la calle Vandivoort en Nueva York, en 1957, y los quemaron.

La quema de libros era una escena de la Alemania Nazi, el horror de todas las películas antinazis que yo había visto de niño estaban cobrando vida en mi propio país, en mi propio tiempo.

Escribí mucho en defensa de Reich en esos años, para pequeñas y extravagantes revistas políticas y ocultistas — las únicas que estaban dispuestas a imprimir artículos donde se alegaba que el Gobierno de Estados Unidos posiblemente pudo haber desempeñado el papel de la Santa Inquisición para un nuevo Galileo. El único efecto de todos estos escritos fue que llegué a conocer a varios reichianos, y descubrí que eran un grupo deprimente — emocionalmente adictos a la paranoia, con ideas dogmáticas e intolerantes (una imitación inconsciente pero brillantemente precisa de todos los síntomas de estrés que Reich mismo había desarrollado después de siete años de acoso y hostigamiento por parte de Washington).

Ahora, a medida que pasaba la década de los 60s, comencé a ver que el mismo guión de matar-al-hereje surgía otra vez, con Tim Leary encasillado en el papel protagonista. Era todo tan mecánico y repetitivo como el sacrificio anual de la Virgen en los cultivos de maíz. Reich había llamado a este ritual sangriento “el asesinato de Cristo” y dijo que seguiría sucediendo una y otra vez en tanto la humanidad siguiera “muscularmente blindada” contra el juego libre del amor y la sexualidad. Uno comenzaba a pensar que podría haber tenido razón al respecto…



Para quienes sean ajenos a las ideas de Reich, he aquí un resumen de algunos de sus conceptos (fuente original):

La psicoterapia se enriquece con la teoría y técnica de Wilhelm Reich: la Psicología del cuerpo a la que llamó Vegetoterapia y, posteriormente, Orgonomía. Wilhelm Reich es considerado el padre de la Psicología Corporal. Reich planteó que el ser humano es más que la palabra, que el símbolo o la imagen, es todo ello sustentado en el cuerpo, la postura y el movimiento. Aproximarse integralmente a su complejidad implica no olvidarnos ni de lo obvio ni de lo oculto, de lo consciente y de lo inconsciente, de la causa y del objetivo. El trabajo psico-corporal, -o sea palabra y cuerpo entremezclados-, es la vía. Necesitamos aprender sobre el cuerpo y su lenguaje.

La Energía: el Orgón

Para Reich el concepto original de libido de Freud era el correcto. Luego Freud desarrolla el concepto de dos energías: eros y tánatos. Reich considera que el concepto de tánatos es innecesario, sólo es necesario eros y, para explicar los comportamientos autodestructivos o destructivos, explica que son debidos a una mala organización de la energía erótica.

Según Reich no conocemos a la energía como tal, sino sólo sus manifestaciones. Las manifestaciones de la energía pueden tomar diversas formas. Reich llama a la libido Orgón y la conceptualiza como la energía vital del organismo, la energía universal. Dicho concepto de energía sustenta la teoría reichiana. La energía del orgasmo, el orgón, es algo que se puede conservar.(...)

Cuando la energía no fluye armónicamente se da la enfermedad. Es necesario un equilibrio flexible entre fuerza (contracción) y relajamiento (expansión), para que haya armonía (salud). Lo que se opone a esta flexibilidad es la coraza corporal (formada por tensiones musculares crónicas), la cual no permite el proceso natural de expansión-contracción

Todo síntoma físico tiene una repercusión emocional-mental y viceversa. Para Reich no existe una dualidad mente-cuerpo. Lo físico es más burdo, lo emocional es más sutil. Tanto los síntomas físicos como los mentales, son parte de un mismo sistema energético. La vida se mantiene saludable mientras dejamos ir la energía ya gastada, hay que dejar que todo salga para que todo se renueve. Existen dos formas de lograrlo: el orgasmo y la creatividad. Lo que mantiene plenamente saludable la vida es la vivencia plena de la sexualidad y/o de la creatividad. Si se obstaculiza la creatividad, se obstaculiza la vida sexual y viceversa, ya que corren paralelamente. En el orgasmo genuino se expulsa toda la energía y luego se recarga para poder ser utilizada en el trabajo o en cualquier actividad. Para Reich no hay lugar para la sublimación, la sexualidad es el medio de descarga plena de energía para poderla renovar.


Acumulador de Orgón


La Coraza

Según la opinión de Reich, el carácter forma una especie de defensa contra la ansiedad creada por los intensos sentimientos sexuales y agresivos del niño y el correspondiente temor al castigo, la cual se marca en el cuerpo. Al nacer venimos con el impulso biológico de satisfacer nuestras necesidades inmediatamente, sin embargo entramos en conflicto porque nos vamos dando cuenta que para obtener amor hay que seguir reglas, posponer la satisfacción, por lo que nos empiezan a dar miedo nuestros propios impulsos, por ejemplo, podemos perder el amor de la madre y por lo tanto, tendríamos pocas probabilidades de sobrevivir. Si la madre se va nos duele, nos da tristeza y el abandono es el mayor generador de cólera.

Reich plantea únicamente la existencia de tres emociones básicas: el miedo, la tristeza y la cólera. La persona se defiende de estas tres emociones desagradables de una forma en particular y empieza a formar su coraza caracterológica. Todos nos hemos tenido que defender de la tristeza, la cólera y el miedo. Además no nos es permitido expresar los impulsos sexuales y agresivos, por lo que llevamos al enemigo dentro de nosotros: formamos una coraza para defendernos de nosotros mismos.

La primera defensa contra el temor es la represión corporal, la cual interrumpe temporalmente los impulsos sexuales. Como las defensas del ego llegan a ser crónicamente activas y automáticas, se transforman en rasgos del carácter como mecanismos de protección que se han hecho crónicos en la conducta y en el cuerpo (grupos musculares crónicamente tensos que bloquean la energía). La concepción que Reich tiene sobre esta coraza incluye la suma total de todas las fuerzas defensivas de represión, que están organizadas en un patrón más o menos coherente dentro del ego: “El establecimiento de un rasgo característico indica la solución de un problema de represión, (hace innecesario el proceso de la represión), o cambia una represión en una formación relativamente rígida aceptada por el ego, una vez que se ha establecido”.

Los rasgos caracterológicos no son síntomas neuróticos. Según Reich, la diferencia estriba en el hecho de que los síntomas neuróticos (tales como los temores irracionales o fobias, síntomas obsesivo-compulsivos, etc.), se experimentan como ajenos al individuo, como elementos extraños a la psique, en tanto que los rasgos caracterológicos (orden un poco exagerado, timidez angustiosa), se experimentan como partes integrantes de la personalidad. Las defensas del carácter son particularmente efectivas e igualmente difíciles de erradicar porque están bien racionalizadas por el individuo y son experimentadas como parte de su autoconcepto y tienen sus representación en el cuerpo.

El carácter consiste en una alteración crónica del yo, a la que podríamos calificar de rigidez. Es la base del modo de reacción característico de una persona. Su significado es la protección del yo contra peligros exteriores e interiores. Como mecanismo de protección que se ha hecho crónico, se le denomina coraza. Esta coraza significa inevitablemente una disminución de la movilidad psíquica. Sin embargo, debe concebirse la coraza como algo móvil en las que existen brechas. Opera conforme al principio del placer/displacer. En situaciones poco placenteras la coraza aumenta, en situaciones placenteras disminuye.

El lugar donde se forma la coraza es el Yo, esa parte de la personalidad que constituye el límite entre la vida instintiva y el mundo exterior. Podemos llamarla, por lo tanto, el carácter del Yo. La coraza caracterológica se desarrolló como resultado del conflicto entre las demandas instintivas y el mundo exterior frustrante, por el temor consciente o inconsciente del castigo. Una coraza más o menos completa queda ejemplificada por el estupor catatónico. Una coraza completamente insuficiente, en la estructura del carácter impulsivo.



Quienes estén interesados en las ideas de Wilhelm Reich, podrán encontrar varios de sus libros online; les recomiendo también la introducción del propio RAW a Wilhelm Reich in Hell, que es muy completa – aunque no está en español. Luego, como una entrada complementaria – para no extenderme demasiado aquí –, subiré un fragmento que ya tenía traducido de The New Inquisition que Wilson dedica al infortunado doctor.

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Cabalísticamente, al comienzo del fragmento de esta semana todavía estamos en Tiphareth, el centro del Árbol, la séfira en la cual confluyen todos los senderos sefiróticos; por esta razón, no parece casual que se hable tanto de “unificar las fuerzas”: primero Robert Putney Drake con la entidad extradimensional que le envían los Illuminati (ver entrada anterior), y ahora Saul con Rebecca: “ellos quieren separarnos (...) ellos… no quieren… que unifiquemos… nuestras fuerzas”. La escena de Putney Drake parece un reflejo qlifótico de la escena entre Saul y Rebecca, e ilustran muy bien la línea de sus protagonistas dentro de los Mitos de Illuminatus: los Illuminati buscan la inmortalidad a través del sacrificio humano, y los discordianos buscan elevar la consciencia a través del sexo tántrico (o reichiano, en este caso).

También, lo de la confluencia de los senderos se da de manera literal y con aire de comedia cuando tres personajes (que no se conocen entre sí) se cruzan de repente:

El Enano Desobediente, Carmel y el Dr. Horace Naismith chocaron en la entrada del Hotel Sands (“¿Por qué no miran por donde mierda caminan?” gruñó Carmel) (pág. 298)

En la página 303 dejamos la esfera de Tiphareth y entramos en el Séptimo Viaje o Netzach. Netzach, “la Victoria”, o “la Perseverancia”, o también “la Eternidad”, es la séptima séfira del Árbol de la Vida de los cabalistas.

Aleister Crowley, en el “Arreglo de Nápoles” que incluye en El Libro de Thoth, nos explica la tríada inmediatamente inferior a Tiphareth:

En esta fase conviene apartarnos por un momento del simbolismo estrictamente Qabalístico. La doctrina de los tres números siguientes (al menos para algunas personas) no está expresada muy claramente. Debemos acudir al sistema Vedanta para hallar una interpretación más lúcida de los números 7, 8 y 9, si bien éstos se corresponden muy íntimamente con las ideas Qabalísticas. En el análisis hindú de la existencia los Rishis (Sabios) postulan tres cualidades: Sat, la Esencia del Ser mismo (Yesod); Chit, Pensamiento o Intelecto (Hod), y Ananda (palabra traducida normalmente por Bienaventuranza, Netzach), el placer experimentado por el Ser en el curso de los acontecimientos.



Stuart Holroyd, en Los Misterios de la Cábala, dice de Netzach:

Representa los sentidos y las pasiones. Es la séfira del arte y del ritmo, del movimiento y el color. Su esfera es Venus, y el ave que le corresponde – el torcecuello – es utilizada como amuleto de amor. A pesar de estar en la columna masculina, su imagen – igualmente relacionada con Venus/Afrodita – es una hermosa mujer desnuda.  

Para los ocultistas, Netzach también representa el primer nivel del plano astral o de los mundos de los sueños, un mundo de deseos y fantasías.

Como vemos al comienzo de este capítulo, el Enano, Markoff Chaney, es un personaje con fuertes características de Netzach: muy emocional “otra tonelada de bilis se acumuló en la fosa séptica del Enano: la lista de personas a las que iba a hacer comer mierda antes de irse a la tumba” (pág. 304) y con vívidas fantasías sexuales “(se escondía) en su habitación, con el póster central de Playboy desplegado, masturbándose y soñando con millones y millones de chicas adolescentes con el físico de las Playmates” (ídem); de hecho, su venganza contra “las matemáticas, la línea, el cuadrado, lo normal, y todo el mundo mensurable que lo considera a él como un extraño factor aleatorio” no nace de una ideología, de algo cerebral, sino que brota de sus emociones viscerales; precisamente por esto, es tan difícil de detectar para las ‘facciones enfrentadas’ de Illuminatus.

Netzach representa al mundo de los sueños, y en la página 306 leemos: “En algún lugar hay un factor aleatorio” dijo el líder del FLE, el Dealy Lama, soñando en su escondite subterráneo debajo de la Dealy Plaza”.

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David Rappaport como Markoff Chaney 
en la versión teatral de Illuminatus dirigida por Ken Campbell


Volvamos a Markoff Chaney: el Enano Desobediente – el principal protagonista del fragmento de esta semana – el cual me parece un personaje fascinante; el Enano parece ser una representación de lo puramente aleatorio, un avatar de la Operación Jodementes. En el Apéndice Yod de Illuminatus, los autores nos dicen:

La Operación Jodementes fue inicialmente instigada por Ho Chih Zen, del Frente de Liberación Erisiano, que es la misma persona pero no el mismo individuo que Lord Omar Khayyam Ravenhurst, autor de El Honesto Libro de la Verdad. Su filosofía principal fue propuesta originalmente en La Teoría de los Juegos y de la Conducta Económica, de Neumann y Morgenstern: esto es, que la única estrategia que un oponente no puede predecir es una estrategia aleatoria. Los cimientos ya habían sido colocados por Malaclypse el Más Joven, G. C. S., cuando proclamó “los discordianos debemos estar separados”. Esta descentralización radical de los emprendimientos dicordianos creó un factor aleatorio interno mucho antes de que la Operación Jodementes fuera ideada.

Markoff Chaney parece ser la encarnación de esta estrategia con su micro-anarquía (sobre la cual ya habíamos hablado en relación al wu-wei en una entrada anterior), y el fragmento de Nunca Chifles Mientras Estás Meando, de Hagbard Celine, citado al comienzo del Séptimo Viaje (pág. 303), parece ser un identikit del Enano:

La individualidad del ser humano es la Cosa más completa e implacablemente Maldita, prohibida, excluida, condenada, olvidada, relegada, ignorada, suprimida, reprimida, robada, violada y disfamada que existe. Ingenieros, estadistas, psicólogos, sociólogos, publicistas, terratenientes, burócratas, dueños de industrias, banqueros, gobernadores, comisarios, reyes y presidentes están perpetuamente forzando a la Cosa Maldita a entrar en categorías cuidadosamente preparadas, y están perpetuamente irritados porque la Cosa Maldita no encaja en el espacio que tiene asignado. Los teólogos le llaman pecador e intentan reformarla. El gobernador le llama criminal e intenta castigarla. El psicoterapeuta le llama neurosis e intenta curarla. Y aún así la Cosa Maldita no encajará en el espacio que tiene asignado.



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En la página 305 leemos “cien mil personas marcharon al Pentágono, e incluso algunos quisieron exorcizar al Demonio (los Illuminati frustraron ese intento al impedirles formar un círculo)”; esto realmente sucedió, y Adam Gorightly nos lo cuenta en Historia Discordia

Esta es una alusión a la marcha sobre el Pentágono, del 21 de de octubre de 1967, una protesta contra la guerra que incluyó un exorcismo con la intención hacer levitar al templo de cinco caras en un ritual de limpieza y purificación.

Algunos sugieren que el Pentágono en efecto levitó ese día, como el siempre fiable Abbie Hoffman en su autobiografía, pero ¡quién sabe lo que había fumado Abbie ese día!

En las primeras etapas de la marcha sobre el Pentágono, el organizador del evento David Dillinger- del Comité Nacional de Movilización para poner Fin a la Guerra de Vietnam (The Mobe) - designó al popular Yippie Jerry Rubin para dirigir la marcha. Rubin, a su vez, invitó a su compañero Abbie Hoffman para unirse a la diversión, así como a luminarias tales como Allen Ginsberg y Ed Sanders, de los Fugs - y de pronto este plan loco para hacer levitar al Pentágono se puso en marcha.


Panfleto escrito por Ed Sanders con instrucciones para la levitación del Pentágono, 
21 de Octubre 1967.


Según Rubin, Abbie Hoffman fue la figura clave que propuso la idea de la levitación del edificio, y antes de la protesta Abbie hizo una visita de campo al Pentágono con un doble propósito: 1) fomentar el interés por la marcha en los medios de comunicación y, 2) calcular el número de personas que serían necesarias para rodear por completo, tomadas de la mano, el templo de cinco lados durante el curso del exorcismo/levitación.

Al parecer, Hoffman andaba balbuceando alrededor del Pentágono con una cinta métrica (en los días cuando uno podía aparecer sin previo aviso en el Pentágono) cuando fue informado por la Guardia Nacional para que cesara y desistiera, para luego ser escoltado fuera del terreno. En su salida, Abbie hizo una solicitud formal de un permiso para la levitación del Pentágono, que - de acuerdo con Abbie - levantaría el edificio a unos 90 metros de altura. En respuesta, los militares realmente accedieron a esta solicitud surrealista con las siguientes estipulaciones: Abbie y sus freaks peludos solamente estarían autorizados a elevar el Pentágono a sólo un metro de la tierra (¡A fin de no dañar los cimientos!), y que los manifestantes no podían rodear el Pentágono, solamente podrían reunirse frente al edificio.

Exorcismo de los Espíritus Malévolos del Pentágono, por The Fugs

En total, 50.000 peaceniks fueron hasta el Pentágono aquel lejano y muy extraño día ostentando toda la parafernalia de la época: pelo largo, flores y carteles pacifistas - incluyendo banderas con el símbolo del ojo-en-la-pirámide que al parecer los Yippies adoptaron como su propio escudo de armas esotérico durante este período.



Foto tomada del libro anti-Illuminati de John Steinbacher Senator Robert Francis Kennedy: The Man, The Mysticism, The Murder.


En respuesta al flujo masivo de manifestantes contra la guerra, 10.000 efectivos militares fueron apostados para “mantener la paz”. Una de las imágenes más icónicas de esta confluencia de fuerzas Erísticas vs. Anerísticas es la foto de la chica hippie poniendo una flor en el cañón de un fusil con bayoneta a punto de volarle la sonrisa de la cara.



El Pentágono, como hemos señalado en innumerables ocasiones aquí en Historia Discordia es una parte integral de los Mitos Discordianos, por no mencionar al signo de la paz, la V de la victoria, que los Discordianos habían adoptado años antes de que se convirtiera en un sinónimo de la contracultura. Así que todos estos símbolos ocupan un lugar preponderante en las iconografías discordiana y de Illuminatus!, y parece que una cierta cantidad de polinización cruzada ocurrió durante este período entre los Discordianos y los Yippies - aunque los Discordianos, en gran medida (Greg Hill, en particular), trabajaban de una manera bastante más subliminal e introvertida en contraposición a los Yippies con su actitud in your face, llevando su teatro a las calles y las pantallas de televisión de EE.UU.

La imagen original del Cao Sagrado creada por Greg Hill alrededor de 1964 reuniendo al Pentágono (Anerístico) y a la Manzana Dorada (Erística) en un tire-y-afloje yin-yang/mezco-lanza de fuerzas caóticas opuestas. Cortesía de los Archivos Discordianos.


RAW - como bien sabemos – salió a las calles durante las manifestaciones de la Convención Democrática de Chicago y fue testigo presencial de las tácticas de mano dura del escuadrón de matones del Alcalde Daley, una narrativa que se teje dentro y fuera de Illuminatus! También hay una buena probabilidad de que RAW alcanzara a ver la bandera freak “Now” de los Yippies flameando durante estas manifestaciones, la cual muy probablemente tuviera alguna influencia en su afición y uso posterior de la imagen y la mitología del Ojo-en-la-Pirámide.



Si les interesa leer más sobre el intento de levitación y exorcismo del Pentágono en 1967, aquí encontré un par de links en español que tratan sobre el tema: Norman Mailer sobre el Exorcismo del Pentágono, y Abbie Hoffmann sobre las Aventuras de los Yippies.

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En la página 308 vuelve a aparecer otra de las personalidades que han influenciado fuertemente a RAW: Richard Buckminster Fuller, que “daba una conferencia en el Real Instituto de Arquitectura de Londres explicando por qué los sustantivos no existen en el mundo real”. Esto es una referencia a su libro de 1970 I Seem to be a Verb, donde escribió: “En el presente vivo en la Tierra y no sé lo que soy. Sé que no soy una categoría. No soy una cosa; un sustantivo. Podría ser un verbo, un proceso evolutivo; una función integral del universo”. Ya nos hemos referido a ‘Bucky’ Fuller en una entrada anterior



‘Bucky’ Fuller


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5s, 17s y 23s: “Mientras el Presidente traga tres Librium, un Tofranil y un Elavil” (cinco pastillas en total, pág. 300); “cien mil personas marcharon al Pentágono” (pág. 305); “la Forma 1472” (14+7+2=23), y “la Forma 2317” (pág. 306).




martes, 7 de junio de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 26

Lectura de Illuminatus semana 26

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 287 a la 297)



George Dorn escapa al desastre de la mansión Drake y se vuelve a reunir con Hagbard Celine y su grupo en el Lief Erikson; en otra línea temporal, Joe Malik realiza el primer experimento con la droga neofílica AUM; en el ‘presente’ Peter Jackson intenta continuar con la revista Confrontación después del atentado con explosivos en sus oficinas...

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Al mejor estilo del desgraciado protagonista de un cuento lovecraftiano, Robert Putney Drake documenta sus últimos momentos en este mundo escribiendo frenéticamente en un diario con los pocos jirones de cordura que le restan (sobre su muerte pueden leer en la entrada anterior):

¡Puedo escucharlos! Los mismos sonidos recogidos por Poe y Lovecraft: ¡Tekeli-li, tekeli-li! (pág. 287)

El grito “¡Tekeli-li!” aparece por primera vez en Las Aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe, y es tomado en préstamo por H.P. Lovecraft para su novela corta En las Montañas de la Locura, donde se lo atribuye a los Shoggoths:

De pronto se oyó un sonido que nos hizo olvidar nuestros proyectos anteriores, y, rompiendo aquel sortilegio maléfico, nos hizo correr locamente a lo largo de los megalíticos túneles, llegar a la torre circular y subir rápida y automáticamente por la rampa hasta encontrar al fin el aire y la luz del día.

Aquel nuevo sonido (...) Tenía ciertamente una curiosa semejanza con los silbidos del viento en las cavernas. (...) Naturalmente, nuestra interpretación tenía como base lecturas comunes, pero Danforth había sugerido una vez que Poe había debido recurrir a unas fuentes muy poco conocidas cuando estaba escribiendo Las Aventuras de Arthur Gordon Pym. Se recordará que en esa fantástica narración hay una palabra de significado desconocido, pero prodigiosa y terrible, y que gritan las aves gigantes, blancas como espectros, de aquellas malignas regiones antárticas: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!. Esto, debo admitirlo, es lo que creímos oír en aquel grito que venía desde esa niebla blanca. (...)

De nuevo volvió a oírse el grito sobrenatural: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!. Y al fin recordamos que los shoggoths, habiendo recibido de los Antiguos vista, pensamientos y órganos plásticos, no tenían tampoco otra voz que las de sus amos desaparecidos.



Ambas novelas transcurren en la Antártida, por supuesto. En Las Aventuras de Arthur Gordon Pym Poe no explica qué significa aquella exclamación, pero lo relaciona con el terror:

«¡Tekeli-li!» era el grito de los naturales de Tsalal atemorizados delante del cadáver del animal «blanco» recogido en el mar. «¡Tekeli-li!» era también la exclamación de terror del salvaje cautivo al ver las camisas y el pañuelo «blanco» y el grito de las aves gigantescas «blancas» que salían de la cortina «blanca» de vapor extendida sobre el horizonte.

Este “terror a la blancura” nos recuerda también lo que decíamos en la entrada anterior sobre la muerte de Robert Putney Drake, donde Wilson y Shea fundían El Morador de las Tinieblas de H.P.L. con Moby Dick de Herman Melville:

Blanco, vacío Blanco. El ojo de Ahab. (...) Los relámpagos parecían oscuridad, y la oscuridad parecía luz (...) Veo que la blancura de la blancura es negra

También blanca es la piel de la misteriosa aparición al final de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym:

Las tinieblas eran más densas y nos iluminaba únicamente la claridad de las aguas en las que se reflejaba la blanca cortina extendida delante de nosotros. Una multitud de aves gigantescas, de una blancura lívida, volaban detrás del singular velo, y huían al vernos, gritando «¡Tekeli-li! » (...) Y entonces nos precipitamos en las entrañas de la catarata, donde se abrió una sima como para recibirnos. Pero he aquí que en nuestro camino se alzó una figura humana, velada, de proporciones mucho mayores que las de ningún habitante de la tierra. Y el color de la piel de aquel hombre era más blanco que la nieve.



Eso es todo, así termina el relato en primera persona de Pym. Después hay una explicación breve diciendo, desde la voz del editor, que Pym había fallecido sin escribir el final de la historia, y muy poco más. Mucho se ha hablado sobre este final abrupto: la mayoría de los análisis concuerda en que la enorme figura velada blanca es una representación de la muerte; otra explicación – que me interesa más – alega que la “sima que se abre” para recibir a la embarcación era, ni más ni menos, la entrada polar a la Tierra Hueca, y que la figura gigantesca era uno de los habitantes del mundo interior. Si bien la teoría de la Tierra Hueca data del siglo XVIII, a comienzos del siglo XIX había recibido un nuevo impulso gracias al militar estadounidense John Cleves Symmes Jr., causando bastante controversia. Aunque el propio Symmes nunca escribió libros sobre el tema, varios de sus ‘discípulos’ publicaron trabajos sobre la Tierra Hueca. James McBride escribió La Teoría de las Esferas Concéntricas de Symmes en 1826, y Jeremiah Reynolds publicó un artículo en The American Quarterly Review en 1827, Observaciones Sobre la Teoría de Symmes. A mediados de la década de 1830, cuando Poe comenzó a escribir Las Aventuras de Arthur Gordon Pym (publicado finalmente en 1838), el tema de la Tierra Hueca todavía estaba muy en boga. Esta interpretación me parece atractiva... podría ser que Poe estuviera refiriéndose a la teoría de Symmes, ¿quién sabe? (Martín Agharta Díaz escribió sobre este tema en conexión con la novela de Wilson y Shea, ver en entrada de la Semana 19 bis)



Volviendo a Illuminatus, un poco más adelante, pero todavía en la página 287, Robert Putney Drake escribe:

Hay cosas peores que la muerte, vivisecciones del espíritu.

Analizar esa simple frase me hizo comprender mucho mejor al personaje de R.P.D. La primera parte, “hay cosas peores que la muerte”, es una cita de la película Drácula (1931), dirigida por Tod Browning y con Béla Lugosi en el papel del Conde.

“Morir, estar realmente muerto, debe ser glorioso... Hay cosas mucho peores que la muerte aguardando al hombre”



Robert Putney Drake parece anticiparse a su destino: no va a morir realmente, sino algo mucho peor; como dice la niña que enloquece después del incidente en la Mansión Drake: “él todavía está vivo adentro de esa cosa” (pág. 288); esto nos lleva al siguiente fragmento de la frase, y – para mí – el más revelador de la psicología del personaje: “vivisecciones del espíritu”. Esta es una cita de Friedrich Nietzsche en Más Allá del Bien y del Mal

Lo que disfrutaba el romano en el circo, el cristiano en los éxtasis de la cruz, el español ante las hogueras o en las corridas de toros, el japonés de hoy que se aglomera para ver la tragedia, el trabajador del suburbio de París que tiene nostalgia de revoluciones sangrientas, la wagneriana que «aguanta», con la voluntad en vilo, Tristán e Isolda, lo que todos esos disfrutan y aspiran a beber con un ardor misterioso son los brebajes aromáticos de la gran Circe llamada «Crueldad». En esto, desde luego, tenemos que ahuyentar de aquí a la psicología cretina de otro tiempo, que lo único que sabía enseñar acerca de la crueldad era que esta surge ante el espectáculo del sufrimiento ajeno: también en el sufrimiento propio, en el hacerse-sufrir-a-sí-mismo se da un goce amplio, amplísimo, y en todos los lugares en que el hombre se deja persuadir a la autonegación en el sentido religioso, o a la automutilación, como ocurre entre los fenicios y ascetas, o, en general, a la desensualización, desencarnación, contrición, al espasmo puritano de penitencia, a la vivisección de la conciencia y al pascaliano sacrifcio dell’intelletto, allí es secretamente atraído y empujado hacia adelante por su crueldad, por aquellos peligrosos estremecimientos de la crueldad vuelta contra nosotros mismos.

Aquí nos damos cuenta de que Drake traiciona a los Illuminati conscientemente para castigarse a sí mismo: “traicioné a mi país, a mi planeta, y peor aún, traicioné a Robert Putney Drake, el gigante de la psicología que asesiné cuando usé el secreto para adquirir poder, en vez de usarlo para curar” decía en la página 284; y en la 286: “¿Podría haber elegido alguna otra forma más agradable de suicidarme? La pregunta era retórica; Jung estaba en lo correcto con su Ley de los Opuestos. Hasta Freud lo supo: todos los sádicos, al final, se transforman en masoquistas”. Pero el masoquismo de Drake no termina con su muerte; como implica en sus citas a Drácula y a Nietzsche, él escogió autoflagelarse para el resto de la eternidad, en el que sería un equivalente lovecraftiano al tradicional infierno del cristianismo.

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En su trato con Hagbard Celine a cambio de las invaluables estatuas atlantes, la Mafia se había comprometido a ‘reventar’ a “veinticuatro agentes Illuminati” (pág. 218); en la página 289, George Dorn se entera del cumplimiento del trato por parte del Sindicato mientras mira la TV. Sin embargo, el conductor del noticiero dice que “la cifra de víctimas de esta modalidad de homicidios asciende a veintisiete” ¿quiénes eran, entonces, las tres víctimas restantes? Yo creo que eran Drake, Maldonado y Jung, que fueron asesinados (mediante Nyarlathotep) como reacción a la traición y ataque del Sindicato a los Illuminati. En el noticiero – por supuesto – no hacen distinción entre los miembros de un bando y el otro.

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En la página 291, ante el reproche de George – que había sido enviado a una misión en la que ‘casi lo matan’ – Hagbard responde “el miedo a la muerte es el comienzo de la esclavitud”; esta frase es una cita de un anarquista inglés poco conocido, Arthur Desmond.

Se cree que Arthur Desmond, bajo el seudónimo de Ragnar Redbeard, escribió Might Is Right, or The Survival of the Fittest (La Fuerza es el Derecho o la Supervivencia del Más Apto). De Wikipedia:

Publicado por primera vez en 1890, aboga en gran medida por la amoralidad, el consecuencialismo y el hedonismo psicológico. En La Fuerza es el Derecho, Redbeard rechaza las ideas convencionales sobre los derechos humanos y naturales y sostiene que sólo la fuerza o el poder físico pueden establecer el derecho moral (al estilo de Calicles o Trasímaco).

El historiador anarquista individualista James J. Martin lo llamó “sin duda una de las obras más incendiarias publicadas donde sea”. Esto se refiere al contenido controversial, como el punto de vista de que la debilidad debe ser odiada, y debido a la presencia fuerte y contundente del darwinismo social en el texto. También hay partes controversiales del libro que tienen que ver con la raza y las relaciones hombre-mujer, alegando que la mujer y la familia en su conjunto son “propiedad” del hombre.

En La Fuerza es el Derecho, Desmond resume su filosofía de la sociedad, la autoridad, el poder, la violencia y la religión. (...) Veía al cristianismo como la religión de los débiles. Las primeras líneas de La Fuerza es el Derecho “muerte al débil, abundancia al fuerte”, ilustran su creencia de que la debilidad justificaba la esclavitud y el odio.

Desmond era un defensor del darwinismo social y creía que la religión organizada era particularmente perjudicial para el crecimiento y la ambición personal. Sus puntos de vista sobre los derechos humanos inalienables es que eran totalmente inexistentes y describía a los derechos humanos como un “botín” del hombre conquistador y algo para ser disfrutado sólo cuando se ganaba.

Una teoría afirma que esta obra de Desmond en realidad era una sátira y que sus verdaderas creencias estaban más cerca de socialismo y de la revolución obrera.

Tal vez los autores incluyeron la cita para acentuar el supuesto “anarquismo de derecha” (según Simon Moon) de Hagbard; o, conociendo la teoría de que tal vez Might Is Right era una sátira, sumaron la cita para enfatizar el carácter trickster de Hagbard...

(¡Ah! Por cierto: Desmond murió el 23 de enero de 1929)

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El ‘Prater Paragranus’ aludido en el fragmento que lee George de Sexuality, Magic and Perversion, de Francis King, en realidad es ‘Frater Peregrinus’ – el error tipográfico estaba en el original y yo lo copié tal cual como estaba. Frater Peregrinus era el nombre de iniciado de Theodor Reuss, un ocultista tántrico, francmasón, y miembro fundador – junto a Carl Kellner – de la Ordo Templi Orientis, u O.T.O. A mediados de la década de 1890 (alrededor de la misma época en que comenzó a delinearse la O.T.O.), Reuss intentaba resucitar a la Orden de los Illuminati en Alemania, junto a Leopold Engel. A Kellner no le caía bien Engel, ni tampoco la idea del resurgimiento de la Orden de Weishaupt, aunque posteriormente la O.T.O. adoptaría la imaginería Illuminati para su grado VIIIº: ‘Pontífice Perfecto de los Illuminati’ y ‘Epopte de los Illuminati’. A principios del siglo XX varias órdenes fraternales afirmaron ser herederas de los Illuminati. La historia de la O.T.O. y su relación con la masonería, los Illuminati, el rosacrucismo, otras órdenes vinculadas, y Aleister Crowley – en esa época de ebullición esotérica – es muy interesante, pero a la vez compleja e intrincada; a quien le interese, puede leer un buen resumen en esta página.



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Del relativo “presente” – en el que George vuelve al submarino de Hagbard luego del pacto con el Sindicato, y después de enterarse por el noticiero de la ola de asesinatos (1975, o 1976, tal vez) – volvemos a otra línea de tiempo en el pasado, a 1970 (tal vez) donde Joe Malik está haciendo una primera prueba experimental con la droga neofílica AUM disimulada en un inocente jugo de tomate que él personalmente distribuye en la calle de manera gratuita en Chicago. Esta fue la exitosa prueba inicial, y los discordianos después doblarían la apuesta infiltrándose en una reunión de los KCUF, donde Joe y Simon condimentarían el ponche con AUM.



Otto Waterhouse – el policía que después será la mano derecha del Illuminatus Milo Flannagan – nos ubica temporalmente con algo que dice: “hace dos años una gavilla de hippies amenazó con echar LSD al suministro de agua de la ciudad”. Se refiere al famoso incidente de 1968, cuando el líder de los Yippies, Abbie Hoffmann, amenazó con echar LSD al suministro de agua de Chicago en el transcurso de las protestas contra la guerra de Vietnam durante la convención democrática de 1968; así que si lo del jugo de tomate fue “dos años después”, estaríamos hablando de 1970.

A lo largo de la novela, vamos viendo cómo afectó el AUM a distintos personajes; en la sección de esta semana vemos cómo funcionó en dos personajes bastante distintos: un conspiranoico ultraconservador llamado Harold Canvera, y el juez Calígula Bushman. El juez Bushman, recordemos, era el juez que había procesado a Simon Moon por los disturbios de la convención democrática de 1968 (ver pág. 158), y tenía fama de ser el juez más reaccionario y duro del circuito judicial de Chicago; era conocido con el apodo de King Kong por su severidad. El AUM lo hace cambiar, y RAW y Shea aprovechan este volantazo para entregarnos, a través de la boca del juez – ahora neófilo –, una de las mejores críticas que he leído contra la política internacional belicista e intervencionista del gobierno de los EE.UU., crítica que, a pesar de haber sido escrita hace más de 40 años, todavía es lamentablemente actual (pág. 293):

“¿Qué pensaría usted de un hombre que no solamente tuviera un arsenal en su casa, si no que, haciendo un enorme sacrificio financiero, estuviera recolectando un segundo arsenal para proteger al primero? ¿Qué diría si a su vez los vecinos de ese hombre, temerosos, coleccionaran armas para protegerse de él? ¿Y qué si este hombre gastara diez veces más dinero en su costoso armamento que en la educación de sus hijos? ¿Qué pensaría usted si uno de sus hijos criticara su hobby, y el hombre lo llamara traidor y vago, y lo desheredara? ¿Y qué si él tomara al hijo que siempre le obedeció fielmente, lo armara hasta los dientes y lo enviara al mundo a atacar a sus vecinos? ¿Qué diría de un hombre que envenenara el mismo aire que respira y el agua que bebe? ¿Qué tal si este hombre no solamente riñera con los vecinos de su cuadra, si no que se metiera en querellas ajenas en distintas partes de la ciudad, incluso en los suburbios alejados? Dicho sujeto sería claramente un esquizofrénico paranoico con tendencias homicidas. Ése es el hombre que debería ser procesado, y bajo nuestro iluminado sistema moderno de jurisprudencia, intentaríamos curarlo y rehabilitarlo en vez de simplemente castigarlo. (...) Desestimo el caso en varios niveles. El Estado, como entidad corporativa, es clínicamente insano, y es absolutamente inadmisible arrestar, procesar y encarcelar a aquellos que no estén de acuerdo con sus políticas. Pero a pesar de ser obvio para cualquier persona con sentido común, dudo que éste criterio cuadre dentro de nuestro juego jurisprudencial americano. También dictamino que el derecho a destruir propiedad gubernamental está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU, por lo tanto, el delito con que se acusa a estas personas no es considerado como tal por la Constitución. Las propiedades estatales son propiedades del pueblo, y el derecho de cualquier persona a expresar disconformidad con su gobierno destruyendo propiedades gubernamentales es inviolable y no puede ser penado. (...) El Estado no existe en términos físicos, como una persona, sino que es una ficción legal. Una ficción legal es una forma de comunicación. Cualquier propiedad poseída por una forma de comunicación, es en sí una forma de comunicación también. El Gobierno es un mapa, y los papeles del gobierno son el mapa de un mapa. El medio, en este caso, es definitivamente el mensaje, como afirmaría cualquier semántico. Entonces, cualquier acción física dirigida contra una comunicación, debe ser considerada también una comunicación, el mapa del mapa de un mapa. Por lo tanto, la destrucción de propiedades gubernamentales está protegida por la Primera Enmienda. (...) Mi dictamen que los acusados no deben sufrir arresto. Caso cerrado”.



Harold Canvera parece ser el estereotipo del conspiranoico estadounidense: conservador puritano, derechista anticomunista, y patriota militarista. Canvera pertenecía a una organización patriótica conectada a los Relámpagos de Dios, la Pueblada Unida de Trabajadores Anticomunistas (P.U.T.A.), y se dedicaba a “grabar mensajes telefónicos contra los Illuminati, los comunistas, los socialistas, los liberales, los indiferentes y contra los republicanos insuficientemente conservadores” y a enviar panfletos a los interesados. Si Harold Canvera viviera hoy en día, es probable que tuviera un programa online vía podcast con sus despotriques. Sin embargo, su público telefónico no era el que él esperaba: “eran hippies de la Avenida Lincoln que lo llamaban cuando estaban colocados para experimentar lo que ellos llamaban ‘un viaje mental realmente extraño y loco’, (...) con su onda racista, xenófoba y anti-Illuminati” (pág. 295). El AUM lo cambia, y en la página 294 leemos:

Algunas de estas ideas nuevas y extrañas provenían de varios periódicos anarco-derechistas (subsidiados secretamente por Hagbard Celine) que Canvera había recibido misteriosamente hacía tres meses, pero que no había leído hasta después de ingerir el AUM. Dichas publicaciones habían sido enviadas por Simon Moon como una broma, con el remitente “Illuminati Internacional, nº 34 de Calle 68 Este, New York”, dirección del cuartel general del Consejo para las Relaciones Exteriores, considerado por los Birchers como un semillero Illuminati. (Y en la página 296) Canvera había recibido muchas bromas por correo: pornografía, panfletos rosacruces ilustrados con el dibujo de un ojo dentro de una pirámide, y cartas falsas de supuestos admiradores firmadas con nombres tales como Eldridge Cleaver, Fidel Castro, Anton Szandor LaVey o Juez Crater, todas fraguadas, por supuesto, por su audiencia de la Avenida Lincoln.



La acción de Simon de enviarle correspondencia extraña a Canvera, y con el remitente de los Illuminati, me suena a una referencia autobiográfica de Bob Wilson y los Discordianos; como cuenta Jesse Walker en United States of Paranoia:

[Robert Anton] Wilson asentó las instrucciones básicas para la Operación Jodementes en una nota enviada a varios amigos (incluyendo a [Paul] Krassner). Los participantes debían “hacer circular todos los rumores aportados por otros miembros” y debían “atribuir todas las calamidades nacionales, asesinatos o conspiraciones a los otros grupos”. Un gran riesgo, advirtió, es que “el Establishment podría ser lo suficientemente paranoico como para creer alguna leyenda loca iniciada por alguno de nosotros y luego arrestarnos a todos por haber matado a Abraham Lincoln”.

Así que enviaron una carta con membrete de los Illuminati bávaros a la Christian Anti-Communist Crusade (Cruzada Cristiana Anticomunista), sólo para confirmarles que “si, hemos tomado las riendas del negocio de la música rock. Pero ustedes todavía son tan ingenuos. Nos hicimos cargo del mundo de la música en 1800. Beethoven fue nuestro primer converso”. Robert Welch de la John Birch Society recibió una carta informándole que Gary Allen era un agente Illuminati. Cuando un jurado de Nueva Orleans se negó a condenar a uno de los hombres que Jim Garrison culpara por el asesinato de JFK, Art Kunkin, seguidor de Garrison y editor del periódico izquierdista Los Angeles Free Press, recibió una misiva de la “Orden del Angel Fénix” revelando que los miembros del jurado eran todos miembros de los Illuminati. El signo indicador, explicaba la carta, era que a todos ellos les faltaba el pezón izquierdo.

Esta acción discordiana se llama Jake, y Kerry Thornley la explica en la introducción de la 5ta edición del Principia Discordia:

Nuestro programa de divulgación se llama Correo Anormal Anerístico y el Viejo Sam lo define como “cosas raras enviadas por diversión a aquellos que siguen atrapados en la Región del Batacazo” – es decir, a los retrógrados. Cuando un pagano adorador del orden hace un comentario público especialmente poco inteligente, es probable que ese imbécil desprevenido reciba un Jake – una caja de correo completamente llena de cosas raras de parte de los Discordianos de todas partes, ese mismo día. “Para un máximo aprovechamiento” dice el Viejo Sam, “un buen Jake debe ser enviado como respuesta a una flagrante manifestación de Delirio Anerístico, no solamente con la intención de castigar sino de enseñar y divertir al mismo tiempo (o también hacer que se pongan furiosos). Los mejores Jakes son aquellos que involucran a muchos Discordianos, todos conspirando para contactar al sujeto en cuestión el Día del Jake – un excelente ejemplo del acuerdo Discordiano, aunque suene paradójico”



Y la otra ‘víctima’ del AUM mencionada en el fragmento de esta semana es Clem Cotex, un comerciante de Little Rock, Arkansas, que ingiere la droga en la convención de los KCUF. Luego de ese incidente culminó sus estudios universitarios y escribió un libro que dedicó a ‘James Mallison’ (Joe Malik): Ciencia Ortodoxa: La Nueva Religión. Este título me suena bastante parecido al de un libro que Wilson escribió una década más tarde, The New Inquisition: Irrational Rationalism and Citadel of Science (La Nueva Inquisición: Racionalismo Irracional y el Fortín de la Ciencia). En éste, Wilson arremete – precisamente – contra la ‘ciencia ortodoxa’ y contra la forma en que esta censuró y acalló teorías que no cuadraban a la perfección en el canon científico tradicional, como en el caso de Wilhelm Reich, que el autor usa de ejemplo recurrente. 



Desde el foro de lectura, Martín Agharta Díaz nos mandó su opinión sobre la lectura de esta semana: 

El pasaje donde el juez Bushman ingiere el AUM siempre me resultó muy significativo, además de divertido (ver arriba cita de página 293). Mientras leía por primera vez la trilogía, estaba justo con Todos Sobre Zanzíbar (1969) de John Brunner (reseña aquí), en dónde encontré un paralelismo de la “desprogramación” causada por el efecto de la ingesta de substancias, en éste caso en la figura de un obispo dando su sermón, a quien le aplicaron con una brocha en la barandilla del pulpito una mezcla de vesicante y alucinógenos, cito (disculpas la extensión de la cita, resumí lo más posible):

“Predicción: cuando el obispo cierre las manos, como hace invariablemente, sobre la barandilla del pulpito…

Verdad:

—La lectura que comento hoy está tomada del Libro de la Revelación de San Juan el Divino, capítulo decimoséptimo, verso primero. ¡Ejem!:

«Yo te mostraré el juicio de la gran prostituta que cubría muchas aguas».

»Bien, no me cabe duda de que algunos de vosotros… (¡huy! ¿Qué, en el nombre de…?)… os habréis quedado un poco sorprendidos (¿por qué me pueden escocer así las manos?) por mi elección de este texto… completamente deliberada, os lo aseguro (quizá se me pase si intento ignorarlo)… con el fin de dramatizar de la forma más violenta posible una verdad que algunas personas, que se declaran cristianas como nosotros, se niegan a ver (¡quema como el fuego del infierno!).

»Y puesto que el Hombre tiene una chispa de divinidad en su naturaleza, los fundadores de nuestra Iglesia no temieron utilizar parábolas humanas, uno podría decir casi crudamente humanas, en sus enseñanzas. (..)

Afortunadamente hemos llegado a reconocer algunos aspectos implícitos en la responsabilidad que hemos recibido al ser creados en cuerpos materiales y, entre estos, se encuentra la aceptación del hecho de que la elección del símbolo del matrimonio entre nuestro Señor y su Novia la Iglesia no fuera un accidente… de que, resumiendo, la unión entre el hombre y la mujer es una expresión del amor, una expresión del amor, en otras palabras… ah… una expresión del amor. (¡Espero que no se den cuenta si me apoyo en la columna de detrás!). (..)

»Naturalmente, cada vez es más y más difícil encontrar prostitutas en estos tiempos. Cuando yo era joven, había algunos entre mis compañeros que… ah… recurrían a tales personas, y yo pensaba que eran dignos de compasión porque evidentemente no habían llegado a un acuerdo con la facultad inherente, como se podría decir, de expresar el afecto que va implícito en el acto que no tiene por objeto solo la perpetuación de nuestra especie, sino también la donación de placer por una persona a otra u otras.

»Cuando digo “otras” me refiero, naturalmente, al lamentable hecho de que nosotros, los seres humanos, somos infinitamente menos que perfectos y, en cierto sentido, la realización completa de esta facultad enviada por el cielo de satisfacer a la compañera o al compañero de toda la vida es, como cualquier otra actividad humana, algo que requiere experimentación y práctica antes de llegar a la habilidad máxima y, así y por ello, vemos que hay personas que se casan y después sienten sinceramente haber elegido esta pareja en particular a quien, al fin y al cabo, no estamos adaptados y de quien nos separamos con dolor porque…

»Muchísima gente no se percata de esto, como muy bien sabéis. Quiero decir que, desde el mismo momento del gran cisma de finales del siglo XX, asistimos al espectáculo nauseabundo de algunos fanáticos atemorizados allá en Madrid bombardeando a quienes se supone que son sus hermanos católicos con una serie de bulas y encíclicas y todo eso… no solo porque la Iglesia Romana haya percibido la verdad fundamental de que el hacer el amor es algo más que fabricar una serie de niños a los que poder salpicar con un poco de agua bendita y enviar al cielo para que sigan sonando las aleluyas y reconocido la necesidad de las píldoras anticonceptivas. Pero he aquí a este Papa Eglantine aferrándose a eso de que no se debe interferir con las normas divinas y dar a los otros hijos una oportunidad de crecer cómodamente para que puedan llegar a ser seres humanos adultos y equilibrados; oh, no,  uno nunca debe disfrutar con nadie a menos que sea para procrear como si no fuéramos ya bastantes por aquí tropezando mutuamente en los talones de los demás y metiéndonos por medio constantemente y quitándonos prácticamente el pan de la boca porque somos tan ávidos y egoístas y.. Dios, es como para que uno quiera volverse musulmán, lo es de verdad, porque prometen una serie de huríes permanentemente vírgenes cuando mueres y qué son las píldoras anticonceptivas sino una contrapartida de aquí y ahora de ese estar fastidiado cuando la mujer de uno queda embarazada y yacer solo noche tras noche incapaz de dormir por las ganas y ya sabéis que literalmente llega a ser un dolor al cabo de un tiempo y todos esos idiotas de mierda como San Agustín que de jóvenes se divirtieron con las mujeres de la calle y después cambiaron de chaqueta y lo prohibieron para todos los demás creo que tenía la sífilis y se le metió en el líquido espinal y le dejó inútil y si no fuera por el hecho de que probablemente sea impotente todo el mundo creería que le habría pasado lo mismo al Papa Eglantine y a su panda de Católicos Tradicionales. ¿Por qué no me callo y dejo de enchufaros tonterías en las orejas cuando lo que deberíais estar enchufando es otro órgano completamente distinto?”



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Y por último, una mención especial a un personaje muy interesante: el Dr. Horace Naismith, presidente de Pueblada Unida de Trabajadores Anticomunistas (P.U.T.A.), que también dirigía la Congregación Heroica Urbana Contra el Humanismo Antipatriótico (C.H.U.C.H.A.), el Movimiento Anti-feminista de Chauvinistas Organizados (M.A.C.H.O.), la Sociedad John Dillinger Murió por Ti, los Veteranos de la Revolución Sexual y la Fundación del Coloso de Yorba Linda; Horace Naismith “tristemente estaba metido en todo aquello sólo por el dinero y no tenía tiempo para quejas insignificantes”. Naismith es un bribón, un trickster, pero a diferencia de los otros tricksters de Illuminatus – como Hagbard y Markoff Chaney –, el objetivo de Naismith es llano y simple: recaudar dinero. En esto se parece bastante a Carmel o a la Mafia, aunque él no utiliza ningún método violento para desplumar a sus víctimas, usa solamente su ingenio y su talento natural para engatusar a la gente, fundando compulsivamente ONGs para colectar plata... ¡y es todo un genio eligiendo los nombres de los grupos que funda!

La foto es meramente ilustrativa; siempre me imaginé a Naismith como a este personaje interpretado por Sam Elliott en The Big Lebowski, no sé por qué jaja

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5s, 17s, y 23s: “El biciclo y el triciclo. 23 skidoo. Dentro del pentágono” (pág. 287); “A cinco kilómetros de la estancia de Drake” (pág. 288); “La quinta semana Canvera dio un nuevo giro (...) Luego se dio cuenta de que 3125 era cinco elevado a la quinta potencia” (pág. 296); “Esta nueva teoría de Universo Pentaédrico”, “1472” 14+7+2=23 o 1+4+7+2=14, 1+4=5 (pág. 297)

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The Golden Vanity por Bear McCreary

“Cantaban La Vanidad Dorada sobre Raleigh” (página 287)