Entrevista de Conspiracy Digest a Robert Anton Wilson
CD: ¿Con cuanta seriedad debemos tomar tu fascinante y entretenida trilogía ¡Illuminatus! escrita en colaboración con Robert Shea?
Wilson: Odiaría que me tomen seriamente. La gente seria es tan sombría y tensa que me dan ganas de bailar desnudo en el pasto tocando la flauta. Por supuesto, como dice Mavis en el primer volumen de la trilogía, nada es verdadero hasta que te hace reír, pero no lo comprendes realmente hasta que te hace llorar. La situación básica de la humanidad es tan trágica como cómica, ya que somos simios domesticados con treinta mil millones de células cerebrales maravillosas, las cuales rara vez utilizamos debido al dominio de las partes mamíferas más antiguas del cerebro. Quiero decir, estamos viviendo en el Planeta de los Simios, man. ¿Esto es gracioso o serio? Depende de cuán amplio sea tu sentido del humor, supongo.
CD: Específicamente: ¿Debemos creer que sociedades secretas rivales fueron las que iniciaron los diferentes movimientos intelectuales, religiosos, artísticos y mentales del mundo? ¿O ese escenario de sociedades secretas fue solo una parodia de las teorías de la derecha, una forma de dramatizar autoritarios vs. libertarios, o simplemente tu técnica de lavado de cerebro?
Wilson: Citando a Lichtenberg: “Este libro es un espejo. Cuando un mono lo mira, no se va a reflejar un filósofo”. ¡Illuminatus!, como Linda Lovelace, tiene de todo para cada hombre. Es la primera novela escrita deliberadamente desde el punto de vista del agnosticismo multiforme de la física cuántica moderna. El novelista sentado en un pedestal observando al mundo con el Ojo de Dios, supuestamente objetivo, es tan obsoleto como un sacerdote vociferando “¡Vengan a mi iglesia, yo poseo la religión verdadera!” La única filosofía que uno puede abrazar honestamente en esta etapa de la evolución es el agnosticismo, o pluralismo ontológico. El mosaico de conspiraciones enfrentadas en ¡Illuminatus! es una parodia de la demonización popular tanto de Derecha como de Izquierda. También es una propuesta seria en favor de un modelo más einsteniano y relativista, que el de las teorías newtonianas unilaterales que los fanáticos de las conspiraciones parecen sostener.
Uno de los lectores que realmente parece haber comprendido ¡Illuminatus! es el Dr. Timothy Leary, quien me contó el año pasado que sus experiencias con la DEA , FBI, CIA, PLO, WU, Masones, Hermandad Aria, Al Fattah, etc., fueron precisamente como las partes más absurdas de ¡Illuminatus!. Tim dice que, a donde vayas, te encuentras con las mismas 24 conspiraciones. Específicamente, comentó que había identificado las mismas 24 pandillas paleolíticas que luchaban por el poder tanto en la Prisión de Folsom como en la Universidad de Harvard. Aunque los de Harvard hablaban un inglés más correcto, por supuesto…
Veo que el juego del poder descansa sobre tres niveles de fuerza y fraude. Primero, el más antiguo y poderoso de todos, la estafa propia del gobierno: el monopolio de la fuerza (poder militar, poder de policía, etc.), que permite al grupo gobernante cobrar tributo (impuesto) a las masas esclavizadas o engañadas. Segundo, derivado de la conquista anterior, es el timo de los terratenientes, el monopolio territorial propio de los mamíferos, que permitía a los parientes de un rey (dueños de las tierras) o a sus sucesores, los actuales “terra-tenientes”, cobrar tributo (renta) a aquellos que viven dentro de ese territorio. La renta es hija del impuesto; el segundo grado de la misma usura. Tercero, y último históricamente, es la usura del interés, el monopolio de la emisión monetaria, que permite a los señores de la moneda cobrar tributo (interés) a la creación de moneda o crédito, y a la continua circulación de moneda o crédito a cada paso. El interés es hijo de la renta; la renta de dinero. Considerando que la mayoría de la gente comprometida en esas prácticas nefastas es, en mi opinión, muy reacia a reconocer lo que están haciendo, y son adictos a las mismas hipocresías que el resto de la humanidad, pienso que los grupos de poder creen sinceramente que lo que hacen es correcto, y que cualquiera que los ataca es un loco revolucionario. Fuera de los Klingons de Star Trek, nunca encontré un depredador verdadero que se justifique a sí mismo maquiavélicamente. Pienso que Saroyan realmente tenía razón, a pesar de sonar naif, cuando dijo “Cada hombre es una buena persona a sus propios ojos”.
(Lo anterior fue escrito en 1976, y lo siguiente en 1979)
La diferencia entre Conspiracy Digest y yo, es que CD define a la Elite de Poder como a un tercero. Yo siempre defino a la Elite de Poder como a mis amigos y yo.
CD y yo coincidimos básicamente en que cierto tipo de poder recae en (a), aquellos que monopolizan las fuerzas armadas, es decir, los gobiernos, (b), aquellos que monopolizan las tierras, es decir, los terratenientes, y (c), aquellos que monopolizan el dinero, es decir, los bancos internacionales. Discrepamos en que CD considera que estos monopolios tradicionales poseen el único tipo de poder que importa en este planeta; yo reconozco otro tipo de poder, el Poder Inteligente.
El Poder Inteligente (el trabajo de todos los artistas, científicos y simbolistas desde el comienzo de la humanidad, pero especialmente aquellos del siglo diecinueve) creó el “mundo real” del siglo veinte, sobre el cual dichos monopolios luchan entre ellos. De la misma manera, el Poder Inteligente está creando en este momento, hoy, el “mundo real” del siglo veintiuno sobre el cual lucharán los monopolios. La gente Inteligente crea las realidades sobre las que la gente de Poder combate entre sí, incluso, la gente Inteligente, crea las técnicas de combate…
Robert Anton Wilson (1932 - 2007)
En un universo que evoluciona, quien se queda quieto, retrocede.
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