(Fragmento
del capítulo “OJOS ROJOS” de la Trilogía
del Gato de Schrödinger, de Robert Anton Wilson, 1979)
El
Ojo, de brillo diamantino y resplandeciendo con una inflamación rojiza, flotaba
en el aire a la cabeza de la cama mientras Joe Malik regresaba a las llanuras
euclidianas al fondo del pozo de gravedad. Soy perseguido por ojos inyectados
de sangre, pensó amargamente, todavía repasando las dimensiones del triángulo.
3x3x3. No hay duda sobre ello. 333. El número del Poderoso Demonio Choronzon,
que había afligido al Dr. Dee y a Sir Edward Kelley en el siglo XVII y había
atormentado a Aleister Crowley a comienzos de este siglo. Choronzon, el que
Acecha en el Umbral, hacía retroceder a cualquier ocultista que intentase abrir
la última puerta, cruzar el límite del Estado sin Marcar. Choronzon, avatar de
la Gran Mentira, espíritu de la Constricción, protector de los Illuminati.
Choronzon
con resaca, a juzgar por el enrojecimiento del ojo.(...)
Joe
Malik ni siquiera creía en Choronzon. Su Escéptico interno había decidido que
el modelo más operativo para esos eventos que los ocultistas ingenuos atribuían
a “Choronzon” era clasificarlos como sincronicidades activadas por la presencia
del arquetipo del Dios Pícaro (Trickster
God) en el inconsciente colectivo jungiano, o los archivos neurogenéticos
de Leary, o en algún lugar allá en el tálamo o el tronco encefálico. Asumir,
incluso durante un minuto, que Choronzon tenía una existencia objetiva más allá
del arquetipo en los circuitos inconscientes del sistema nervioso central era
caer en teologías y demonologías pre-científicas.
Pero,
por desgracia, el Escéptico era sólo uno de los programas de la biocomputadora
de Malik y no era el mejor para momentos como este. La faceta de Chamán empezó
a operar con sus propios programas ni bien el Escéptico se desvaneció, y Joe
notó nuevamente por milésima vez cómo el circuito del ego se fundía con este
nuevo programa con la misma facilidad que con el anterior, así que ahora él
“era” Joe Malik el Chamán, hijo de mil años de tradición sufí, y si Choronzon
realmente andaba jodiendo más le valía que se cuidara el culo.
“Choronzon” era una construcción mental
de los primates especializados en la versión enoquiana de la magia cabalística.
Hablando con un doble discurso, como era típico en los primates místicos, los
cabalistas decían que Choronzon era la encarnación astral de todas las
ilusiones y engaños en Terra (especialmente el egoísmo y la malicia). Agregaban
que Choronzon también era una parte de la psique del estudiante que tenía que
ser enfrentada y conquistada antes de completar la Iluminación. Cuando se les
preguntaba si Choronzon entonces estaba afuera
o adentro, generalmente contestaban
“en ambas partes”. Esta respuesta no tuvo ningún sentido en absoluto hasta que
G. Spencer Brown publicó sus Leyes de
la Forma.
Un
loa era una construcción mental de
los primates especializados en Santería,
también llamada Magiack de Changó o Voudon. Los loas, en ocasiones, pueden
ser eliminados (desterrados) amablemente, al igual que la burguesía. Tanto los
loas, como la burguesía y los diversos ángeles y demonios cabalísticos,
operaban por debajo del continuo espacio-tiempo en el “tiempo del sueño”, donde
los verdaderos francmasones creaban frisos de la realidad.
Los
arquetipos eran una construcción
mental de un primate llamado Carl Jung, especializado en Psicología
preneurológica. El arquetipo existía en el nivel “psicoide”, que estaba por debajo del inconsciente individual o
colectivo, donde lo orgánico y lo inorgánico se mezclan y combinan en matrices
psicoides que, si son impulsadas por el arquetipo correcto, pueden producir una
construcción de la realidad tan sorprendente que parece magiack o una
“coincidencia” muy extraña. Jung llamó sincronicidades
a estos efectos psicoides arquetípicos. (...)
“Papá Legba, Papá Legba, Papá Legba,” Joe
Malik canturrea junto a Carol Christmas, mientras que la energía
astral/eléctrica/pránica/orgónica/psiónica/bioplasmática/ódica, o el Poder de
la Imaginación, sigue aumentando en la sala provocando un tambaleo cuántico.
Papa
Legba era el Abridor de caminos, según la metáfora de la Santería. Como el
Demonio de Maxwell, él podía aumentar o disminuir la entropía por capricho y
llevarte a vectores propios alternativos. Era el Capo en la potencia del
plano astral, el macho alfa de la manada. Podía patearle el culo a cualquier
loa que se entrometiese con sus buenos amigos. (…)
Joe
Malik no sabía nada de Papa Legba, pero comprendió el exorcismo en sus propios
términos. Papa Legba era el disfraz con que aparecía Thoth, ese Artista Maestro
del Cambio Rápido, en el juego de la Santería o el Voudon. Joe sabía sobre
Thoth por Hagbard Celine, que empleaba siempre los metaprogramas Cabalísticos y
de la Golden Dawn cuando intentaba realizar alteraciones cuánticas en el tejido
de la realidad. Thoth comandaba a setenta y ocho servidores, cada uno de los
cuales estaba codificado en su Libro de Señales para la humanidad, normalmente
conocido como la baraja del Tarot. Cada carta del Tarot era sincronística con
un autovalor cuántico diferente y la disposición de las cartas, cuando se
mezclan al azar, revelaba la Variable Oculta provocando el salto cuántico “acasual”
a la siguiente red de la realidad.
Malik
el Escéptico tendía a considerar esa explicación como puras tonterías
pseudocientíficas, pero a Malik el Chamán le parecían útiles como hipótesis de
trabajo cuando se topaba con criaturas como Chronozon en la noche.
Ilustración de Choronzon por Aleister Crowley