Fragmentos de Cosmic
Trigger II: Down to Earth, de Robert Anton Wilson
Traducción: Mazzu
El Ataque de la
Araña Asesina
La
primera vez que entré en la Realidad Virtual hubo una Araña Gigante
involucrada. No sé qué edad tenía yo en ese momento, pero debió ser alrededor
de los cuatro años porque ya hablaba bastante. (...)
Un
día en nuestro patio, entre los tomates y las papas, vi una Monstruosa Araña
Gigante, casi del tamaño de una casa de muñecas grande o de un pastor ganadero
australiano – en otras palabras, casi tan grande como era yo. Me hizo pegar un julepe
tremendo y corrí llorando hacia mi madre, gritando cosas sobre aquel Monstruo.
Ella
me dio un sopapo y me dijo que no inventara mentiras.
Quedé
tan aturdido y dolido que recuerdo aquella experiencia mejor que cualquier otra
cosa que me haya pasado antes de que empezara la escuela.
Aquello
fue hace más de medio siglo, mi madre ha muerto hace ya más de diez años, y no
guardo ningún resentimiento mientras escribo esto. La pobre mujer no supo cómo
lidiar con semejante ocurrencia y me hizo callar de la única manera que
conocía.
A
lo largo de los años, por supuesto, a menudo he reflexionado sobre esta
experiencia. Ya que ninguna otra persona en Gerrison Beach reportó haber visto
a aquel Monstruo merodeando en su jardín, y que los libros sobre arácnidos
nunca han descrito una especie de ese tamaño, supongo que no había una Araña
Gigante en nuestro patio. Por otra parte, nunca tuve ningún “episodio
psicótico” (a diferencia de muchos escritores que podría mencionar...) y ningún
especialista cualificado me ha diagnosticado como esquizofrénico. Solamente
puedo concluir, al igual que muchos antropólogos y sociólogos también han
concluido, que toda tribu enseña a sus niños cómo ver – que “ver” no es una
función solamente de los ojos, sino un trabajo en conjunto de los ojos y el
cerebro. Yo vi algo desconocido – algo para lo cual la realidad-túnel de la
tribu no tenía una categoría – así que en mi cerebro infantil lo clasifiqué lo
mejor que pude, como un miembro excesivamente grande de la familia de los
arácnidos, espantando como el diablo a mi madre en el proceso.
Cavilar
sobre este proceso mediante el cual toda tribu enseña a sus niños a “ver” el
mundo en los términos de su realidad-túnel local, me llevó a licenciarme en
psicología de la percepción años después. En resumen, fuese lo que demonios
fuese aquello que estaba en el jardín aquel día, eventualmente me empujó a la
deriva hacia los océanos embravecidos de de la especulación, lejos de las
islitas confortables del dogma en las cuales la mayoría de la gente pasa
felizmente la totalidad de sus vidas ovejunas...
A
esta altura estoy tan adentrado en las aguas tempestuosas de la ontología gonzo
que estoy dispuesto a contemplar la posibilidad de que la Cosa en el Jardín
fuera una especie desconocida de arácnido, después de todo – una criatura
demasiado elusiva para ser categorizada por los biólogos, como el Nessie o Pié
Grande. No me comprendan de manera apresurada – simplemente dije estaba
dispuesto a contemplar esa idea. No dije que creyera en ella.
Al
igual que una de mis novelas o un film de Orson Welles, este libro intenta
mostrar diferentes ángulos de perspectiva,
no convertir al lector a una nueva Religión o Ideología.
Engranaje
Sincronizado
Uno
de los derivados chistosos de la guerra es el pinchazo de la ilusión
democrática fundamental. Durante años, el Homo
Bobus merodea por la tierra vanagloriándose, cacareando sobre sus derechos
divinos, su libertad inalienable, y su sublime igualdad con sus amos. Entonces,
de repente, es arrojado a un campo de entrenamiento y descubre que es un
esclavo, después de todo – que ni siquiera su vida le pertenece.
-
H. L. Mencken, Minority Report
Si
Cary Grant estaba celebrando su vigesimoctavo cumpleaños el día que yo nací,
entonces la aritmética común – o contar con los dedos, para la actual camada de
graduados universitarios – nos asegura que festejó su vigesimonoveno cuando yo
celebraba mi primer cumpleaños, su trigésimo noveno cuando yo festejaba mi
décimo primero, etc.
A
lo largo de la mayor parte de esos años, mientras yo era introducido – para
luego salir – en una realidad-túnel católica, Cary estaba filmando una serie de
películas tremendamente exitosas y transformándose en un hombre muy, muy rico.
Los
marxistas y otros puritanos se alegrarán de saber que Cary también era un
hombre desdichado – como dijo después en muchas entrevistas. A pesar de la
cantidad de dinero que apilaba, a pesar de la cantidad de mujeres
espectacularmente hermosas con las que se acostaba, y a pesar de la cantidad de
fans incondicionales que lo trataban como a un Dios, él se sentía vacío y
muerto por dentro, repleto de hostilidades que no comprendía. (...)
Este
tormento interno es difícil de creer cuando uno ve a Cary en sus mejores
trabajos, especialmente en geniales comedias locas como Bringing Up Baby, His Girl Friday, My Favorite Wife, Arsenic and Old
Lace. Todos tendemos a confundir al artista con la obra.
Lamento
decepcionar a los moralistas, pero esta historia tiene un final feliz: Cary
finalmente encontró la respuesta a sus problemas a fines de la década de 1950. Lo
repitió a sus entrevistadores una y otra vez. Había hallado la Piedra
Filosofal, la Medicina de los Metales, el Oro Alquímico, y al fin era feliz,
con la suficiente confianza como para ser padre por primera vez a los 60 años,
y con la posibilidad general de reconectar todos sus circuitos neurológicos.
Había
encontrado un psiquiatra que implementaba la psicoterapia con LSD... (...)
Cuanto
más hablaba Cary sobre esta Droga Milagrosa en las entrevistas, más gente
quería echarle mano a la poción mágica. Yo era uno de ellos.
“Y ¿Cómo Está
Usted Esta Noche, Sr. Wilson?”
La
Obediencia a la Ley es la Libertad
-
Cartel sobre la empalizada de la prisión de Fort Dix
Entre
1969 y 1973 tomé mucho más ácido del que admití en Cosmic Trigger I. Para cuando llevaba escrita la mayor parte de ese
libro, el Dr. Timothy Leary todavía estaba en
prisión por un pobre uso de la primera enmienda, los libros del Dr. Wilhelm
Reich habían sido quemados por
agentes del gobierno unos pocos años antes, y yo tenía la sospecha aguda,
intensificada por Vietnam, de que nuestro Estado Corporativo Liberal era capaz
de transformarse en fascista en un nanosegundo si alguien lo desafiaba
seriamente.
Ahora
soy demasiado viejo como para seguir siendo tímido.
Así
que: por entonces yo estaba tomando mucho ácido, y lo combinaba con Pensamiento
Positivo y con Magiack Cabalística tradicional. Es decir, para algunos Viajes
ponía una cinta hipnótica que repetía sugerencias positivas (“Estoy a cargo de
mi mente... estoy a cargo de mi cuerpo... mi mente rebosa de belleza y
poder...”)[1],
y para otros Viajes utilizaba los ejercicios descritos por Aleister Crowley en Magick in Theory and Practise para
entrar a las Realidades Virtuales.
El
mayor efecto benéfico de estos experimentos fue que borré varias (no todas)
compulsiones neuróticas que acarreaba desde la niñez. Perdí mis ansiedades.
Comencé a desarrollar una vida emocional adulta en vez de reprimir emociones
detrás de una máscara Racionalista hasta que explotaban periódicamente en su
forma más infantil. Me volví tan optimista que realmente irritaba a los
ecologistas, los marxistas y otra gente que pensaba que solamente somos
“morales” si estamos profundamente preocupados y habitualmente enojados. En vez
de considerar los problemas sociales como cánceres a los cuales la humanidad no
podría sobrevivir, comencé a verlos como desafíos a ser superados.
Aparte
de estos beneficios psicológicos, el mayor efecto “espiritual” del LSD puede ser
considerado tanto como un beneficio más o como una maldición terrible,
dependiendo del punto de vista de cada uno. Yo comencé a desarrollar una fuerte
sospecha de que había, en algún lugar del espacio-tiempo, otro Adepto del
Cambio Cerebral, o una Escuela de Adeptos, ayudándome y guiándome. Esto no es
inusual en absoluto. En la mayoría de las sociedades humanas, históricamente,
los chamanes han utilizado drogas psicodélicas similares y pronto se convencían
de que tenían “aliados” que los ayudaban. Incluso un hombre con una larga
carrera científica ortodoxa como el Dr. John Lilly confiesa que pensó que había
tenido “Guías” sobrehumanos en algunos de sus viajes con LSD.
Mis
maestros a veces parecían tener un maldito sentido del humor muy peculiar.
En
cierto punto yo estaba casi totalmente convencido de que eran un grupo de
adeptos extraterrestres residentes del sistema estelar binario de Sirio.
Coincidencias extrañas – o sincronicidades junguianas – comenzaron a acumularse
a mi alrededor, apoyando esta teoría.
Más
tarde, un “lector psíquico” me dijo que yo estaba “canalizando” el espíritu de
un sabio chino de la antigüedad. Entonces aparecían servicialmente
coincidencias o “augurios” que apoyaban este modelo.
Luego,
otro “psíquico” me dijo que estaba canalizando a un bardo irlandés del
Medioevo. A esto le seguían más sincronicidades.
Este
tipo de cosas siempre les pasan a las personas que se meten con la Cábala
(incluso aunque no usen ácido). El fallecido Dr. Israel Regardie,
psicoterapeuta y cabalista, a menudo distinguía dos formas de ver este
fenómeno. La teoría objetiva, como él la llamaba, asume una realidad externa
para estas “entidades”. La teoría subjetiva, por otra parte, asume que estas
“entidades” existen solamente en nuestros cerebros, como anti-egos, o
arquetipos junguianos, o algo por el estilo. El Dr. Regardie creía que se
consiguen los mejores resultados cuando uno no se compromete con ninguna de las
dos teorías sino que simplemente se abre a lo que sea que suceda.
En
un punto del camino comencé a preocuparme por la dirección que todo esto estaba
tomando y decidí salvaguardar mi cordura eligiendo la teoría subjetiva – todo está en mi mente –, reprimiendo
despiadadamente toda tendencia a especular sobre otras posibles teorías
objetivas – hay fuerzas sobrehumanas
interviniendo aquí... En términos del modelo neurológico de entonces, yo
explicaba todo como resultado del hemisferio izquierdo superdesarrollado de mi
cerebro aprendiendo a recibir señales del usualmente “silencioso” hemisferio
derecho.
(Ahora
sabemos que este modelo de hemisferios izquierdo/derecho no explica demasiado,
y que el modelo de la consciencia holográfica de Karl Pribram parece más
inclusivo. Pero aquí hago referencia a mi estado de ignorancia a mediados de
los 70s, antes de que avanzara al estado de ignorancia mucho más complejo que
poseo ahora).
Entonces,
una noche, yo estaba viendo Harvey en
la TV, la comedia sobre el pookah.
Uno de los personajes de la historia es un camillero llamado Wilson; dado a que
yo había sido camillero y me llamaba Wilson, él atrajo más mi interés que los
personajes principales.
El
Wilson-de-la-tele era más “escéptico” que los demás sobre el conejo gigante, y
comenzó a parecerme como una parodia de mis propios intentos de reducir todo al
modelo de hemisferios izquierdo/derecho.
El
pookah se abstiene de hacerle trucos
sucios a los no creyentes. En cambio, arregla las cosas para que por pura casualidad Wilson conozca a una
muchacha que se enamora de él – que es obviamente lo que él necesitaba. Luego,
cuando Wilson se entera de que el conejo gigante es un pookah, busca la palabra en un diccionario y lee la definición en
voz alta. Dice:
“Un
elfo o espíritu de la vegetación de la tradición celta, sabio pero travieso,
cariñoso con los locos y ¿Cómo está usted esta noche, Sr. Wilson?”
El
Wilson-de-la-tele deja caer el diccionario, y queda con la boca abierta.
El
Wilson-fuera-de-la-tele (yo) también tuvo una reacción de asombro.
Pensando
sobre el asunto, decidí que Harvey
ofrecía el mejor enfoque sobre la Cábala y sus entidades. Desde entonces, cada
vez que ocurre algo de Alta Extrañeza, lo caratulo y lo indexo como un conejo
blanco de un metro ochenta de estatura del condado de Kerry, que está jugando
sus jueguitos conmigo.
Todavía
prefiero este modelo a todos los demás, porque no hay forma de que yo o cualquier otra persona cuerda lo tome
de manera literal.
Somos Mejores
Creyendo
Los
generales son casos fascinantes de atrofia del desarrollo. Después de todo,
todos queremos ser generales a los cinco años.
-
Peter Ustinov
Volvamos
a la Araña Gigante –
Un
proverbio popular dice “ver para creer” pero, como señaló una vez el filósofo
Santayana, los seres humanos somos mucho mejores creyendo que viendo.
El
bucle de retroalimentación entre nuestros ojos y nuestro cerebro, mediante el
cual interpretamos y “proyectamos”
(en el sentido freudiano) cuando pensamos que estamos solamente observando, crea problemas peores que
los pookahs o las Arañas Gigantes –
problemas que ni la psicología ni la filosofía han resuelto aún. Como remarcó
una vez Charles Fort, si no tenemos un concepto para “caballo”, un hombre puede
pasar por la calle con una docena de caballos y todo el mundo vería... otra
cosa.
Personalmente
pienso que este factor evade la mayor parte del razonamiento tanto de los creyentes
como de los desmitificadores en materias como la “realidad” de los poltergeist,
Pie Grande, el rostro de Marte, o los OVNIs. En muchos casos anómalos o
“paranormales”, sospecho que la gente está viendo algo como los caballos sin
tener un concepto para “caballo” para explicarse a sí misma qué es lo que está
viendo.
En
otros libros he mencionado un ejercicio que realizo a menudo en mis seminarios,
en el cual se les pide a los participantes que describan la sala por la cual
habían pasado para entrar al salón de reunión. Nunca hay dos personas en el
grupo que describan exactamente la misma sala – y he hecho este experimento
miles de veces. Todos creen estar en “la misma sala”, pero en realidad cada uno
está en su propia realidad-túnel.
Una
vez, cuando recién comenzaba a implementar este ejercicio, pensé que podría
recibir respuestas más interesantes y dramáticas si “retocaba” un poco la sala.
Coloqué un poster de la Playmate del Mes en la pared, pensando que todo el
mundo reaccionaría de manera tan intensa que difícilmente verían las otras
cosas. Para mi estupor nadie vio a la hermosa mujer desnuda en absoluto...
En
serio. Los hombres no se babearon con ella. Las mujeres no se quejaron de
“sexismo”. Ella simplemente no existió para ellos.
Las
preguntas revelaron que todos en el grupo pasaban por esa sala una o más veces
por día. Simplemente habían dejado de mirar porque “sabían” qué era lo que
había allí.
(Esto
explica mucho sobre la conducta humana. La próxima vez que usted note
comportamientos de estupidez conspicua, trate de ver si el sujeto simplemente
ha dejado de mirar porque piensa que “sabe” lo que hay allí).
Si
hubiese habido una Araña Gigante en la sala, tal vez nadie la hubiera visto
salvo algún niño pequeño.
No
comprenderán el punto de esto a menos que lo conecten con otros dos fragmentos
de información, a saber:
(1)
Los
médicos victorianos creían firmemente que los niños no tenían impulsos sexuales
y se escandalizaron cuando Freud “descubrió” que sí los tenían; muchos
doctores respetables lo denunciaron como “pervertido”, “charlatán”, o incluso
como “lunático”.
(2)
No
tenemos ninguna garantía en absoluto de que factores igualmente importantes y
obvios sean descartados de nuestras percepciones por nuestros dogmas actuales.
En Algún Lugar
Sobre el Arco Iris
“¡No
le presten atención al hombre detrás de la cortina!”
-
Oz el Omnipotente
Podrán
ver que nunca me olvidé de la Araña Gigante – y también recuerdo todavía la
segunda vez que entré a la Realidad Virtual. Yo tenía cinco o seis años en ese
momento y mis padres me habían llevado a ver una película maravillosa llamada El Mago de Oz. Hacia el final del film
había una escena en la cual la Malvada Bruja del Oeste, montada en su escoba,
escribía en el cielo como esos misteriosos aeroplanos que yo me había
acostumbrado a ver. Los aviones siempre escribían el mismo mensaje extraño e
inescrutable, tan enigmático para mí como cualquier cántico “inhumano” de algún
cuento de Lovecraft – I.J. FOX PIELES FINAS PRECIOS BAJOS – pero la Bruja
escribió algo bastante diferente y absolutamente aterrador. Puso:
RÍNDETE
DOROTHY
Yo
estaba tan asustado que rompí en llanto. A mis padres les costó mucho calmarme,
y debo haber irritado a todos los adultos presentes en el cine. Hoy, más de 50
años después, comprendo mejor qué fue lo que pasó. Sentado en la oscuridad y
mirando a la pantalla, yo había cruzado la línea entre la “realidad” y la
“fantasía” – una línea que para un niño no es tan firme como lo es (o parece
ser) para un adulto. El peligro de Dorothy, allí en la pantalla, era más real
que mi seguridad en la sala oscura. Esto puede o no cumplir con los requisitos
de una experiencia de impronta en el sentido lorenziano, pero fue traumática en
el sentido freudiano. Incluso hoy, mientras tecleo las espeluznantes palabras
“RÍNDETE DOROTHY” siento que me recorre un reflejo de estremecimiento.
Bien,
unos pocos años después yo ya podía distinguir entre las películas y la
realidad “real”. Vi al monstruo de Frankenstein sembrando el caos entre los
aldeanos, a la Momia acechando a sus víctimas entre las pirámides, a Lon Chaney
Jr. convirtiéndose en hombre lobo y ninguna de estas cosas me engañó. Me
divertía ver a los niños más pequeños que gritaban durante estas películas, o
que cerraban los ojos “en las partes de miedo”. Sin embargo – sólo mi ego consciente, o lóbulo frontal,
era inmune a la hipnosis. Yo todavía saltaba cuando el director jalaba una
escena chocante.
Observando
a las audiencias adultas de hoy en día, las cuales no creen literalmente en
Indiana Jones o en el Templo de la Perdición, ni en Batman y el Guasón, veo que
sea lo que sea que creen saber,
partes de sus cerebros y de sus cuerpos todavía entran fácilmente en un estado
de hipnosis. Esa es la razón por la que resollan, se encogen, respiran fuerte y
tienen otras reacciones adrenalínicas similares cuando las cosas se ponen feas
allí en la blanca pantalla de la brujería. También puedo ver estas reacciones
neuroquímicas en mí mismo, por supuesto.
Solo
una pequeña parte de nuestros cerebros, o de nuestros “egos”, es capaz de
resistir a las ilusiones o mentiras de un buen artista. Apostaría a que nadie
puede ver Alien sin dejar escapar de
sus labios al menos un sonido de temor o de angustia durante esa “ordalía”...
la cual consiste solamente en ver fotogramas proyectados en una pantalla,
fotogramas que cuentan una historia que nadie cree de manera literal...
Un
cine es el mejor lugar para aprender el verdadero significado de la parábola de
Platón de los prisioneros en la cueva, que aceptan las sombras como la
realidad. Todo artista que nos mueve, desde un director de cine a Beethoven o
Shakespeare, tiene algo de hipnotista.
En este sentido,
ese aparato aparentemente estúpido y mecánico que llamamos “sociedad” debería
clasificar como el mejor artista (o hipnotista) del planeta. Por ejemplo,
cuando yo ya iba a la escuela y me sentía superior a los niños que cerraban los
ojos durante las “partes de miedo”, yo estaba entrando en un profundo trance
hipnótico creado por otra Realidad Virtual llamada lenguaje. Esta hipnosis era
una pesadilla aún peor que la Malvada Bruja del Oeste, la Momia, el Hombre
Lobo, o cualquiera de su clase, pero me hizo ser un “miembro de la sociedad” (...)
Mis
padres me pusieron en una escuela católica.
La primera lección que aprendí fue que yo era pobre. La segunda lección fue que
las monjas podían ser mucho más aterradoras que la Malvada Bruja del Oeste.
La Voz
Silenciada
Arlen
una vez me señaló que los doctores victorianos anteriores a Freud que creían que
los niños no tenían impulsos sexuales... eran todos hombres.
Parece
improbable o casi imposible que las mujeres
no supieran nada sobre los juegos sexuales de los infantes y los niños. Las
mujeres pasan muchísimo tiempo junto a los niños, tanto como madres así como
hermanas mayores que son asignadas a “cuidar a los más pequeños” cuando mamá
está ocupada.
Mi
madre, por ejemplo, nunca escuchó sobre Freud (puedo asegurarles eso) pero
sabía que los niños tenían vidas sexuales. Una vez la escuché hablando sobre la
masturbación infantil con otras madres, cuando ella no sabía que yo estaba
escuchando.
La
única forma en que los doctores victorianos mantuvieron su ignorancia fue
declarando a las mujeres parte del conjunto de “toda la gente que no tiene nada que decir que nosotros necesitemos
escuchar”. Toda sociedad tiene dicho conjunto, y desde el ascenso del
patriarcado en la Edad de Bronce, las mujeres usualmente han sido parte de él.
Aquellos
hombres que piensan que “están” “liberados” porque han comenzado a escuchar a
las mujeres, todavía tienen un gran conjunto de “toda la gente que no tiene
nada que decir que nosotros necesitemos escuchar”.
En
este momento, por ejemplo, todo el mundo en Estados Unidos considera a los
iraquíes como parte de ese conjunto. En efecto, los reportes desde Irak de la
CNN han sido ampliamente denunciados, ya que contienen información que los
estadounidenses no quieren escuchar – en especial información sobre qué siente
otra gente sobre Estados Unidos mientras las bombas estadounidenses continúan
cayendo sobre ellos hora tras hora, día tras día. Los iraquíes, al igual que
otras innumerables naciones que han tenido esta experiencia educacional de
estar bajo el bombardeo de los EEUU, pertenecen al conjunto de toda la gente que no tiene nada que decir que nosotros
necesitemos escuchar.
El
Dr. James DeMeo (...) tiene una bibliografía disponible que consta de más de
400 artículos académicos de más de 100 científicos que han replicado algunos de
los experimentos “orgónicos” del Dr. Wilhelm Reich. Todos esos científicos
pertenecen al conjunto de toda la gente
que no tiene nada que decir que la Asociación Médica Estadounidense sienta la
necesidad de escuchar.
Hacia Una Teoría
General de los Sistemas de Creencias
Un
gobierno libre con un poder de conscripción militar descontrolado es la
contradicción y la tontería más ridícula y abominable que alguna vez haya
cabido en la cabeza del hombre.
-
Daniel Webster, discurso en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, 14
de enero de 1814
Mi
tesis doctoral para la Universidad de Paideia (1980), tenía el estentóreo
título de “La Evolución de los Circuitos Neuro-Sociales; Una contribución a la
Sociobiología de la Consciencia” (realmente tiene un verdadero tufillo
académico, ¿no es así?)
El
tema principal de esta tesis, al igual que en la mayoría de mis libros,
consistía en tratar de comprender cómo emergió algo tan complejo como la
sociedad humana de las manadas de primates ordinarios – mamíferos apenas más
inteligentes que los lobos o que las ratas. Mi tesis sostenía que el lenguaje y la hipnosis forman la base
sobre la cual los seres humanos crean mundos de consciencia y de fantasía
como ningún otro animal parece capaz de hacerlo.
Es
decir, sin importar cómo haya aparecido el lenguaje – y yo considero que representó
el equivalente evolutivo a un salto cuántico – éste le permitió a la gente
hacer lo que ningún otro animal conocido parece hacer: concretamente,
visualizar y/o verbalmente “contemplar” algo que no está presente ante nuestros
sentidos. Esta fantasía, reflexión, o deliberación nos permite comparar lo
imaginado con lo experimentado.
Los animales
sólo sufren el dolor físico; los humanos sufren de dolor físico y de un dolor
psicológico adicional del pensamiento (construcción verbal), “yo no debería estar
sufriendo así”.
Esto
nos hace luchar por el progreso social, por mejoras en la medicina, etc., pero
también nos hace sentir la misma sensación de “injusticia” o “incorrección”
cuando no se puede hacer nada concreto para aliviar el dolor.
En
resumen, sin el lenguaje tendríamos menos sufrimiento y no tendríamos progreso.
Recordemos
también que lo imaginado contiene grandes cantidades de deseo y de terror – lo
que queremos y lo que tememos. Así, a diferencia de nuestros parientes
chimpancés y babuinos – independientemente de lo inteligentes que sean –, sólo
los seres humanos pueden sentir añoranza por cosas que nunca existieron fuera
de su juego lingüístico (por ejemplo sus “opiniones”) y pueden irritarse mucho
con el mundo por ser menos agradable que dichas fantasías. También pueden
asustarse a sí mismos y asustar a otros con otras construcciones verbales que
nunca han aparecido en la experiencia sensorial.
Por
lo tanto, el estado de “vivir en una fantasía” o de “tener un viaje mental” de
ninguna manera es inusual y no es típico solamente
de los intelectuales bien alimentados que ocupan puestos académicos. Todo el
mundo lo hace hasta un punto ciertamente alarmante. Los seres humanos nunca
lidian con la experiencia cruda como lo hacen otros animales; lidian con la
experiencia filtrada a través de lo que el Dr. Timothy Leary llama ‘realidad-túnel’
o lo que los sociólogos llaman ‘cuadrícula’ o ‘glosa’ – un sistema de
creencias. Cada sistema de creencia (o BS[2],
por sus siglas en inglés[3])
colorea la experiencia de manera diferente, rosa rococó o negro lúgubre, o con
algún sabor personal único.
Todos
podemos ver cómo los sistemas de creencias de otras personas las ciegan y las
vuelven “estúpidas” a veces, pero nos cuesta mucho notar que nuestros propios
sistemas de creencias hacen lo mismo con nosotros. Esto es lo que los
antropólogos llaman aculturación.
Siguiendo
a Gurdjieff, yo prefiero llamarlo hipnosis. Cada cultura sobre este planeta –
desde los aborígenes de la Edad de Piedra en África hasta los paisanos del
condado de Kerry que aún parecen vivir en la Edad Media, desde el mundo
artístico parisino hasta el mundo agnóstico de Oxford, desde los republicanos
de Ohio hasta los musulmanes fundamentalistas iraníes, desde los fanáticos de
la ciencia ficción hasta los neo-paganos y “brujas”, desde los budistas
tibetanos hasta el Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones
de lo Paranormal – representa un caso de hipnosis grupal por los sistemas de
creencias.
Es
decir, cuando fui enviado a la “escuela” para ser “educado” significa que fui
hipnotizado para entrar en la realidad-túnel de mi tribu.
Como
indiqué antes, la respuesta emocional a las películas de Indiana Jones
demuestra que es notablemente fácil inducir al menos una hipnosis parcial en
los primates domesticados.
Todos
los políticos saben cómo inducir la hipnosis, y muy poca gente en el planeta
entero sabe cómo des-hipnotizarse a sí misma.
El
mundo no es gobernado por hechos o por la lógica. Es gobernado por los sistemas
de creencias.
Si
en una sala uno reúne a un grupo compuesto por católicos irlandeses, banqueros
alemanes, intelectuales franceses, sacerdotes hindúes, republicanos del condado
de Orange, burócratas rusos, nudistas, budistas, y cienciólogos, ninguno de
ellos será capaz de entender a ninguno de los otros excepto de manera vaga y
distorsionada. Sus sistemas de creencias interferirán en sus sistemas
ópticos-cerebrales y torcerán toda la percepción.
¡Importante!
¡Leer Detenidamente!
Lo
que he estado diciendo – la lección importante de este libro – puede ser puesta
en dos imperativos simples:
- Nunca
crea totalmente en el sistema de
creencias de cualquier otra persona.
- Nunca
crea totalmente en su propio
sistema de creencias.
Estas
formulaciones son mías, pero la idea básica aquí, por supuesto, deriva de
Gautama Buda.
Si
uno no conserva cierto zeteticismo[4]
sobre todas las ideas, sin importar cuán atractivas sean, uno entra en la
hipnosis, como yo entré en la hipnosis cuando fui enviado a una escuela
católica para ser “educado” por las monjas – un montón de mujeres ignorantes tan
profundamente hipnotizadas que quedaron mentalmente discapacitadas de por vida.
En
una historia famosa, le preguntan al Buda:
“¿Eres
un Dios?”
“No”
respondió él.
“¿Eres
un santo?”.
“No”.
“¿Entonces
qué eres?”.
“Estoy
despierto”
Quería
decir que era capaz de ver quién era, dónde estaba, y qué sucedía a su
alrededor, porque ya no estaba cegado por los Sistemas de Creencias.
[1] Alguna gente desaprueba este tipo
de autosugestión. Esa misma gente a menudo se hace a sí misma continuas
sugerencias negativas durante todo el
día (“no puedes ganar... los chicos grandes están confabulados contra
nosotros... siempre la cago”) y por consiguiente viven en la desgracia. Yo robé
estos programas Altamente Positivos de la Ciencia Cristiana, el Curso de
Milagros, Cómo Ser Popular, Cómo Hacerse Rico, etc. etc. y algunos de ellos
funcionaron maravillosamente y otros necesitaron más esfuerzo. En líneas
generales, soy mucho más feliz ahora que antes de comenzar estos experimentos.
[2] Le debo esta deliciosa
abreviación a David Brown, autor de Brainchild (New Falcon Publications, 1988)
[3] Nota del traductor: con lo de “deliciosa
abreviación” RAW hace referencia a una broma implícita en la misma; en inglés
BS es utilizado como abreviatura de “bullshit”, palabra jergal que significa
mentira, patraña, o como diríamos en Argentina “bolazo”. RAW encontraba
gracioso que “Belief System” (sistema de
creencias) y “Bullshit” (bolazo)
compartieran la misma abreviatura “BS”
[4] Un término de la filosofía de la
Antigua Grecia resucitado por el Dr. Marcello Truzzi, porque el término similar
“escepticismo” había sido previamente acaparado por ciertos dogmáticos tercos. Los
denominados escépticos modernos aceptan los dogmas del Establishment reinante y
son cínicos solamente con respecto a las ideas nuevas, originales, o heréticas.
Los zetéticos son escépticos con respecto a todos
los dogmas.