Lectura de
Illuminatus semana 48
Por Mazzu
Trilogía
Illuminatus
(Desde la página 532 a la 542 inclusive)
Los
Discordianos en Ingolstadt regresan al Lief Erikson en el lago Totenkopf;
Howard el delfín le advierte a Hagbard sobre la presencia del temible Leviatán,
el monstruo marino; Mavis/Mao/Stella comienza a contar la historia de su
maravillosa transformación en la encarnación de Eris...
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Para
cerrar su explicación sobre la ‘verdadera’ naturaleza de los Illuminati (o,
mejor dicho, de la A:.A:. – ver entrada de la semana anterior),
Hagbard devela el ‘secreto máximo’ de la Orden:
Lo
que intentamos comunicar - el secreto máximo, la piedra filosofal, el elixir de
la vida - es solamente el poder de la palabra No. Nosotros somos los que dijimos Non Serviam, e intentamos enseñárselo a otros. (...) Si no podemos alcanzar
la inmortalidad, podemos hacer un
buen intento. Si no podemos salvar este planeta, podemos dejarlo y partir a las estrellas.
Creo
que aquí Hagbard hace eco de tres temas que luego estarían presentes en todos
los libros de Robert Anton Wilson: 1 – la anarquía política, filosófica y
espiritual como método de liberación del ser humano de su condición de “robot
condicionado” para romper con las cadenas que lo atan a la obediencia ciega,
haciendo énfasis en lo ilusorio de “la autoridad”; 2 – la búsqueda de la
inmortalidad o, en su defecto, de la extensión de la vida (un tema que RAW
trata de manera extensa en Cosmic Trigger
I, y en The Illuminati Papers,
por ejemplo); y, por supuesto, el paso lógico después de la inmortalidad o la
extensión de la vida: 3 – la migración espacial, siendo este conjunto sinérgico
(inmortalidad+extensión de la vida) parte de la ecuación SMI2LE
propuesta por el Dr. Timothy Leary en 1975: Space Migration + Intelligence2 + Life
Extension (Migración Espacial +
Inteligencia2 + Extensión de la Vida). En Prometheus Rising, Bob plantea a la migración espacial como el
siguiente paso natural de nuestra evolución, el paso hacia el “quinto
circuito”, o el primero de los circuitos “extraterrestres” luego de trascender
los cuatro primeros circuitos “terrestres”:
El quinto circuito o circuito neurosomático. Cuando este
quinto “cerebro corporal” es activado, las configuraciones planas de las
figuras euclidianas explotan en múltiples dimensiones. El Gestalt cambia, en
términos de McLuhan, de un espacio visual lineal a un espacio sensorial que lo
abarca todo. Ocurre un ajuste hedonista, una alegría extática, un
desprendimiento del mecanismo previamente compulsivo de los primeros cuatro
circuitos. Yo encendí este circuito con hierba y Tantra.
(...)
La apertura e impronta de este circuito ha sido la preocupación de los
“técnicos de lo oculto” — los chamanes tántricos y los hatha-yoguis. Mientras
que la quinta realidad-túnel puede ser alcanzada mediante la privación
sensorial, el aislamiento social, el estrés fisiológico o el shock grave
(tácticas de terror ceremonial, como las practicadas por gurúes sinvergüenzas
como Don Juan Matus o Aleister Crowley), tradicionalmente ha estado reservada
para la aristocracia culta de las
sociedades de ocio que ya habían resuelto
los cuatro problemas de supervivencia terrestre.
El
quinto neurotransmisor cerebral específico fue descubierto hace unos 20.000
años por los chamanes del Mar Caspio en Asia y lo transmitieron rápidamente a
otros magos a lo largo de Eurasia y África. Es, por supuesto, el cannabis. La
Hierba. La Madre María Juana.
No
es casual que los cabezas-de-porro generalmente se refieran a su estado neural
como “elevado” o “volado”. Trascender las
orientaciones planetarias gravitacionales, digitales, lineales, binarias, aristotélicas,
newtonianas, y euclidianas (del circuito I al IV) es, desde la perspectiva evolutiva, parte de nuestra preparación
neurológica para la migración inevitable fuera de nuestro planeta, que ahora
está comenzando. Esta es la razón de que tantos fumones sean fanáticos de
Star Trek y adeptos de la ciencia ficción (...)
El
significado extraterrestre de estar “elevado” ha sido confirmado por los
astronautas mismos; el 85 % de los que han experimentado la caída libre de la
gravedad cero describen “experiencias místicas” o estados de éxtasis típicos
del circuito neurosomático. “Ninguna foto puede mostrar cuán hermosa se veía la
Tierra”, dice embelesado el capitán Ed Mitchell describiendo su Iluminación en gravedad
cero. Habla como cualquier yogui o fumador de marihuana consumado. Ninguna
cámara puede mostrar esta experiencia porque está dentro del sistema nervioso.
La
gravedad cero, en el momento evolutivo adecuado, desencadena la mutación neurosomática,
cree Leary. Anteriormente esta mutación había sido alcanzada “artificialmente”
mediante el entrenamiento yogui o chamánico o por el estimulante del quinto
circuito, el cannabis. El surf, el esquí, el buceo y la nueva cultura sexual
(masajes sensuales, vibradores, artes tántricas importadas, etc.) han
evolucionado al mismo tiempo como parte de la conquista hedónica de la
gravedad. Este estado siempre ha sido descrito como “estar flotando”, o, en la metáfora
Zen, estar “un pie por encima de la
tierra”.
Una
cosa que siempre me llamó la atención es la aparente contradicción entre el
ideario anarquista (o libertario, o no intervencionista, llámenlo como quieran)
de Bob Wilson y su optimismo en las tecnologías aeroespaciales, que dependen
del complejo industrial-militar manejado por tecnócratas. Pero aunque el
tecno-optimismo de Bob parece algo pasado de moda hoy en día, hay que poner las
cosas en contexto, como dice el amigo Magufo Apocalipsis en un comentario en
esta entrada sobre RAW en su blog: “Prometheus
Rising fue publicado hace ¡33 años! y los años formativos de RAW se sitúan
en los EEUU de los 40 y los 50”. La migración espacial ha sido vista por la
ciencia-ficción y por muchos científicos como una solución posible al tema de
la superpoblación y al agotamiento y destrucción de los recursos naturales de
la Tierra. También se ha sugerido que la colonización de otro planeta (Marte es
el ejemplo inmediato) o el traslado a estaciones o ciudades en órbita sería la
única posibilidad de supervivencia de la humanidad ante una catástrofe
planetaria como la colisión de un cometa o asteroide con nuestro planeta –
aquello de “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Pero, volviendo al
tema de la anarquía, no me parece que esto – en caso de suceder –, al igual que
muchos otros adelantos tecnológicos recientes, pueda ser un recurso al alcance
de todos, sino para un grupo de privilegiados, y ahí volvemos al tema de la
estructura piramidal del poder... pero es sólo una opinión personal.
Dicho
esto, cabe señalar que en la actualidad el tema de la migración espacial ha
vuelto a ser un tópico gracias a personajes como Elon Musk y sus ideas de la
terraformación y colonización de Marte, aunque tal vez no se lo considera con el
optimismo generalizado que había a mediado de los 70s (por cierto,
sincronicidad discordiana: Elon Musk planea comenzar la colonización de Marte
en... ¡2023!).
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Esta
semana, en los Mitos de Illuminatus,
los autores sugieren que en el pasado Yog Sothoth utilizó (como un parásito
mental) a Gruad para conseguir los sacrificios de sangre (pág. 534):
“Para
comer, necesitas tener hambre. Para aprender, necesitas ser ignorante. La
ignorancia es una condición del aprendizaje. El dolor es una condición del
bienestar. La pasión es una condición del pensamiento. La muerte es una
condición de la vida. Cuando Gruad enseñó a sus seguidores a ver estas
condiciones como males, pudo enseñarles el sacrificio humano, la persecución y
la guerra. Yog Sothoth hizo que Gruad les enseñara esas cosas a su gente, solo
que Gruad nunca lo supo” dijo Hagbard.
“Estás
diciendo que no existen cosas tales como el bien y el mal” dijo Joe, “y que
esos conceptos fueron inventados y enseñados a los humanos deliberadamente para
joderlos psicológicamente. Pero para mantener esa idea, debes postular que la
condición del hombre antes de Gruad era buena
y que su condición posterior fue mala.
Y haces de Yog Sothoth una copia con carbónico de Satán. No has progresado ni
una jota más allá de la mitología judeocristiana con esa presuntuosa historia
de ciencia-ficción”
Hagbard
levantó una mano con un gesto distintivo. “¿Qué estoy haciendo?”.
“Estás
haciendo el símbolo de la paz, solo que juntando los dos dedos” dijo George confundido.
(...)
Joe rió. “Hagbard está haciendo la bendición católica”.
“¿Si?”
dijo Hagbard. “Miren la sombra que mi mano proyecta sobre este libro”. Sostuvo
en alto un libro detrás de su mano, y pudieron ver la cabeza de un Diablo con
cuernos. “El sol, fuente de toda luz y energía, símbolo de redención. Y mi mano
haciendo el gesto más sagrado de bendición. Pónganlos juntos, y forman a
Satán”.
Bendición/maldición, por Eliphas Levi
“¿Y
eso que carajo significa?” inquirió Joe. “¿Qué el mal solamente es una sombra, una falsa apariencia? ¿El típico
palabrerío místico? Dile eso a los sobrevivientes de Auschwitz”.
“Supón,”
dijo Hagbard, “que el bien solamente es
una sombra, una falsa apariencia. Muchos filósofos modernos argumentaron
que ese es el caso más plausible y se ganaron la reputación de realistas
cabezas duras. Y aún así eso solamente es la imagen invertida de lo que tú
llamas el típico palabrerío místico”.
Creo que con
este simple gesto, Hagbard quiere ilustrar el concepto del Hodge-Podge (los lados opuestos del Cao Sagrado, la
ilusión de los opuestos), la relatividad de la percepción, y la máxima
discordiana del Sya-dasti (tomada de
la doctrina anekantavada del
jainismo), como dice RAW en Maybe Logic:
“toda afirmación es verdadera en cierto sentido, falsa en cierto sentido, sin
sentido en cierto sentido, verdadera y falsa en cierto sentido, verdadera y sin
sentido en cierto sentido, falsa y sin sentido en cierto sentido, y verdadera,
falsa y sin sentido... en cierto sentido”. En la entrada de la semana 30
reproducíamos un fragmento del fantástico libro de Agustín Pániker El Jainismo, donde dice:
Puesto
que ‘la realidad’ tiene montones de cualidades y sus modificaciones pueden ser
virtualmente infinitas (...) nadie puede captar completamente lo existente. Se
dan demasiadas variables. Sólo podemos escoger un ángulo de visión, y ésta será
siempre parcial y relativa. Cualquier juicio que emitamos, debido a la
condición de atadura de este mundo, es incompleto. Puede ser válido para la
actividad mundana, pero en modo alguno puede abarcar la enorme complejidad de
la realidad.
Las
afirmaciones pueden ser ciertas desde un punto de vista, pero sólo bajo ciertas
condiciones o limitaciones. Con la doctrina del no-absolutismo el filósofo
jainista puede integrar los puntos de vista contradictorios que inevitablemente
se dan en las mentes de los atrapados en este mundo. (...)
El
talante del anekantavada puede resultar en un eficaz antídoto contra
dogmatismos de todo tipo a la vez que puede resultar en un soporte hermenéutico
valioso para emitir juicios sobre los demás.
(...)
Para reconocer la limitación del lenguaje y del intelecto, se utiliza un método
lógico que se llama “doctrina de las aseveraciones cualificadas” (syadvada), a veces traducida como
“doctrina del quizá”, ya que proviene de syat,
“quizá”.
Luego, George,
un poco mareado por la charla y el aluvión de cosas que le venían sucediendo,
le pregunta:
“Entonces
¿Qué es real? ¿María la Reina de
Mayo, Kali la Madre de los Asesinos, o Eris, que las resume a ambas?”.
“El
viaje es real” dijo Hagbard. “Las
imágenes que encuentras a lo largo del camino son todas irreales. Si sigues
avanzando y las dejas atrás, lo descubrirás”.
“Solipsismo. Solipsismo de secundaria”
dijo Joe.
“No”
Hagbard sonrió. “El solipsista piensa que el
viajero es real”.
Me
he topado con gente que, al igual que Joe, desprecian el solipsismo como una
idea absurda o cuasi-infantil. Hay un concepto dando vueltas en los foros
ocultistas y conspiranoicos de que está
todo mal con el solipsismo, que se me antoja similar a la idea del ‘pecado
original’ del judeocristianismo; dicho de otra forma: para cierto sector del
movimiento conspiranoico (debo decir cierto sector cristiano del movimiento conspiranoico, tal vez), el solipsismo es
un tabú, es mala palabra, por ende, ¡me interesa! (ver por ejemplo esta entrada
en el blog Juegos Multidimensionales del amigo Chitauri – va sin ánimos de
ofender, obvio) O sea: rabian contra el pobrecito solipsismo por un lado, pero
después van y dicen que los Illuminati son 100% REALES... ejem... Por supuesto, varios autores que nos interesan, como RAW y Philip
Dick, han sido ‘acusados’ de solipsistas, pero desde mi punto de vista, el
solipsismo propone ejercicios
filosófico-intelectuales muy interesantes sobre la naturaleza de lo que
llamamos realidad y lo que llamamos ilusión, como el experimento imaginario
llamado “cerebro dentro de una cubeta” (¿les suena Matrix?) propuesto por el filósofo y epistemólogo Jonathan Dancy en
su libro Introducción a la Epistemología
Contemporánea (de Wikipedia):
Usted
no sabe que no es un cerebro, suspendido en una cubeta llena de líquido en un
laboratorio, y conectada a un computador que lo alimenta con sus experiencias
actuales bajo el control de algún ingenioso científico técnico (benévolo o
maligno, de acuerdo a su gusto). Puesto que, si usted fuera un cerebro así,
asumiendo que el científico es exitoso, nada dentro de sus experiencias podría
revelar que usted lo es; ya que sus experiencias son, según la hipótesis,
idénticas con las de algo que no es un cerebro en la cubeta. Como usted sólo
tiene sus propias experiencias para saberlo, y esas experiencias son las mismas
en cualquier situación, nada podría mostrarle cuál de las dos situaciones es la
real.
Sin
andar sin muchos rodeos, RAW se ‘defiende’ (o se hace cargo a medias) de la
‘acusación’ de ser solipsista (¡oh, qué gran pecado!) de manera bastante humorosa en el artículo llamado Religión por Joder, que hemos publicado en este blog anteriormente:
El
novelista Robert Heinlein, que ayudó a iniciar todo esto con la religión
marciana en Forastero en Tierra Extraña,
incluso ha proporcionado una justificación para demostrar que todas estas
metateologias pueden ser igualmente ciertas, en una novela reciente, El Número de la Bestia. En esta fantasía
matemática, Heinlein postula un continuum de 6 dimensiones espacio-temporales
en el que coexisten universos paralelos cuya cantidad es 6 a la 6ta
potencia, y otra vez a la 6ta potencia.
Eso es un número poderosamente enorme (intenten calcularlo) y Heinlein postula
que la mayoría de los universos están vacíos al comienzo, y se han ido llenando
sólo a medida que los seres humanos imaginaban cosas que antes no existían. Por
lo tanto, cada idea, por absurda que sea, existe en algún universo, en algún
lugar del espacio-tiempo, y la “realidad” sólo puede ser descrita como un solipsismo multi-ego panteísta; o en
otras palabras, cada mente crea su propio universo. Refutar eso mantendrá
ocupados a los jesuitas durante algunos años.
Por
otra parte, y de manera ‘más seria’ (si se quiere), el escritor Erik Davis
arguye en The Occult World que la
obra de Wilson es un poderoso contraste al simplismo del “uno crea su propio
universo” de la teoría pop new-ager:
Wilson
no alegaba simplemente que todo está “solamente en el cerebro”. Inspirado por
la parapsicología, el modelo de 8 circuitos de Leary, y el posible
entrelazamiento de la conciencia con los efectos cuánticos, Wilson moldeó a una
visión optimista del potencial transformador del cerebro que supera
significativamente los límites del naturalismo convencional. En esto, Wilson se
puede considerar como un caso atípico del New Age, de cuyos clichés a menudo se
burlaba, pero cuyas inquietudes – la física cuántica, la evolución dirigida,
etc. - se superponían. De hecho, el esfuerzo filosófico de Wilson puede ser
entendido como un correctivo neurosociológico y escéptico al gambito esencial
de la New Age de que ‘nosotros creamos nuestra propia realidad’
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Hacia
el final del fragmento de esta semana (a partir de la página 540), Stella (o
Stella/Mavis/Mao, o como quieran llamarla) le cuenta la historia de su
maravillosa transformación en Eris a George, que está dolido porque ella va a
casarse con Hagbard.
Al
comenzar ella le pregunta si ha leído Las
Tres Caras de Eva. The Three Faces of
Eve fue publicado en 1956. Sus autores, los psiquiatras Corbett H. Thigpen
y Hervey M. Cleckley se basaron en la paciente de Thigpen, Chris Costner
Sizemore, un caso de personalidades múltiples (ahora llamado desorden de
identidad disociativa). En1957 se filmó la película homónima, protagonizada por
Joanne Woodward, que ganó un Oscar a la mejor actriz por su papel. De
Wikipedia:
Eve
White es una esposa y madre tímida y modesta, que sufre dolores de cabeza
severos y cegadores, y ocasionales desvanecimientos. Finalmente, es enviada a
ver a un psiquiatra de la personalidad, el Dr. Luther, y mientras conversan,
surge una “nueva personalidad”, la desfachatada y divertida Eve Black. Eve
Black sabe todo sobre Eve White, pero Eve White no tiene conocimiento de Eve
Black. Cuando Eve Black se convierte en la personalidad dominante, su marido la
abandona a ella y a su hija, Bonnie. Eve White es enviada a un manicomio
después de que Eve Black intentara matar su hija.
(...)
En una sesión bajo hipnosis se manifiesta una tercera personalidad, la relativamente
estable Jane. Después de descubrir la causa de su desorden, Jane poco a poco es
capaz de recordar todo lo que ha sucedido con las tres personalidades. Cuando
Luther pide hablar con Eve White, descubre que Eve White y Eve Black ya no
existen. Las tres personalidades se han fusionado nuevamente en una sola.
Finalmente ella se casa con un hombre llamado Earl a quien conoce ya siendo
Jane, y vuelve a reunirse con su hija Bonnie.
Tanto
en el libro como en la película “Eve” se libera de sus personalidades
alternativas, pero la mujer en la que estaba basado el personaje – Chris
Costner Sizemore – ha declarado que no pudo librarse de ellas hasta muchos años
más tarde.
Stella
le cuenta a George que ella había sido una reconocida actriz de Hollywood (su
identidad se develará en la entrada de la semana que viene – tal vez) y miembro de la Orden Illuminati (de ahí el
tatuaje con el ojo dentro del triángulo que aparecía cuando se transformaba en
Mavis); tuvo un romance con Hagbard en París – presumiblemente en el año 1960 o
61 – pero lo abandonó cuando él le hizo “cierta propuesta”. Un año más tarde, y
decidida a aceptar la propuesta, vuelve a encontrarlo en Tokio donde descubre
que él también pertenece a la Orden, y mantienen este diálogo sin desperdicios:
“¿Estás
en la Orden?”.
“En
la Orden y contra la Orden” dijo él. “Mi verdadero propósito es destruirlos”.
“Yo
soy una de los Cinco de Estados Unidos” dijo ella vacilante. “¿Qué te hace
pensar que no te delataré ante ellos?”.
“Thelema” repitió él. “No es solamente
una contraseña. Significa Voluntad”.
“La
Orden ‘es mi Voluntad’” citó ella del Juramento de Iniciación de Weishaupt.
“Si
realmente creyeras eso, no estarías aquí” dijo él. “Estás aquí porque parte de ti sabe que la Voluntad del ser humano nunca
está en una organización externa”.
(Por
cierto, me encanta el tono dramático y cool
de film noir que le dan los autores a
este fragmento, inspirado – como bien dice Stella – en Casablanca).
Resulta
que la “propuesta” de Hagbard consistía en convertirla en una cambiante o metamórfica.
A partir de aquí, este fragmento de la transformación de la actriz en una
encarnación de Eris, es un homenaje – prácticamente calcado – a la novela Moonchild (La Hija de la Luna), de Aleister Crowley. En Moonchild, el mago Cyril Grey intenta que un espíritu lunar encarne
en el embrión en el vientre de su pareja, Lisa la Giuffria. Para lograr esto,
ella debe permanecer recluida en un ambiente propicio mientras se realizan los
rituales. Simon Iff, el mentor de Cyril, le explica a Lisa la idea del
destierro de las influencias externas en un pasaje que traduje especialmente
para el caso:
“Y
aquí nos encontramos súbita e inesperadamente alineados con algunas de las
antiguas doctrinas rosacruces.
“Esto
nos lleva a considerar ciertos experimentos hechos por nuestros antecesores.
Tenían una teoría de las almas muy diferente; al menos, su lenguaje era muy
diferente al nuestro; pero querían producir un hombre que no estuviera ligado a
su herencia, y debían tener el medio ambiente deseado para él.
“Empezaron
de manera parafísica, es decir, repudiaron la generación natural en sí. Hicieron
figuras de bronce, y trataron de inducir a las almas a morar en ellas. En
algunos registros leemos que tuvieron éxito; a Fray Bacon se le atribuía la
creación de uno de estos Homúnculos; también a Albertus Magnus y, creo, a
Paracelso (...)
“Pero
otros magos intentaron hacer este Homúnculo de una manera más cercana a la
naturaleza. En todos estos casos habían sostenido que el ambiente podría ser
modificado a voluntad mediante la aplicación de telésmata o figuras simpáticas.
Por ejemplo, una estrella de nueve puntas atraería la influencia que ellos
llamaban Luna – que no se trata de la luna real, sino de una idea similar a las
ideas de los poetas sobre ella. Rodeando un objeto con tales estrellas, colocando
hierbas, perfumes, metales, talismanes, etc., de manera similar, y manteniendo alejadas
cuidadosamente todas las demás influencias a través de métodos paralelos,
esperaban investir al objeto original así tratado con cualidades exclusivamente
Lunares. (Estoy dando un brevísimo esbozo de un tema inmenso). Entonces
procedían a intentar la creación del Homúnculo en líneas muy curiosas.
“El
hombre, decían ellos, es simplemente un óvulo fecundado incubado
apropiadamente. La herencia está presente incluso desde el principio, por
supuesto, pero en un grado menor. De todos modos, se podría crear cualquier ambiente
deseado desde el principio, si se pudiera alimentar al embrión de alguna manera
artificial - incubarlo, en efecto, como se hace hoy en día con los pollos. Además,
y este es el punto crucial, pensaban que al realizar este experimento en un
lugar especialmente preparado, un lugar protegido mágicamente contra toda
fuerza incompatible, e invocando allí la fuerza que deseaban, un ser
tremendamente poderoso, ángel o arcángel - y tenían conjuros que creían idóneos
–, serían capaces de provocar la encarnación de seres de conocimiento y poder infinitos,
que podrían traer al mundo entero la Luz y la Verdad.
“Puedo
concluir este pequeño bosquejo diciendo que la idea ha sido casi universal de
una forma u otra; siempre ha existido el deseo de un Mesías o Superhombre, y el
intento de producir al hombre mediante un método artificial o por lo menos
anormal. Las leyendas griegas y romanas están llenas de historias en las que
este misterio apenas se encuentra velado; parecen derivarse en su mayor parte Asia
Menor y Siria. Aquí los principios exogámicos han sido llevados a un extremo
llamativo. No necesito recordarte la fórmula persa para producir un mago, o la
rutina egipcia en materia de Faraones, o el dispositivo mahometano para
inaugurar el Milenio. (...)
“Los
griegos, como ustedes saben, practicaban una especie de eugenesia. (Por
supuesto, todas las leyes maritales tribales son principalmente eugenésicas en
su intención). Pero, al igual que los magos medievales de quienes estábamos
hablando, con sus Homúnculos, los griegos atribuían una mayor importancia a la
condición de la madre durante la gestación. Se le animaba a mirar solamente
estatuas hermosas, leer solamente libros bellos. Los mahometanos, de nuevo,
cuyo sistema matrimonial por comparación hace del matrimonio cristiano una cosa
para el ganado, encierran a la mujer durante ese período para mantenerla
perfectamente tranquila y libre de la interferencia de su marido.
“Todo
esto es muy bueno, pero no alcanza la última locura del hermano Cyril. Según
entiendo yo, él desea proceder normalmente en el sentido físico, pero
preparando el camino haciendo que la herencia y el ambiente sean lo más
atractivos posible para cierto tipo especial de alma, y luego – ¡Ir a pescar
almas en la Cuarta Dimensión!
“De
este modo tendrá un niño perfectamente normal, ¡que también será un Homúnculo
en el sentido medieval de la palabra!
“Y
me ha pedido que les preste la Villa de
la Orden en Nápoles para tal propósito”.
Con
respecto a esta última línea, en Illuminatus
leemos (pág. 542): “rentaron una villa en
Nápoles para comenzar con la transformación”.
Si
bien la intención no es exactamente la misma – en Moonchild Cyril Grey quiere que un espíritu se encarne en su futura
hija en el vientre de una mujer, y en Illuminatus
Hagbard Celine quiere que una Diosa tome posesión del cuerpo de una mujer
adulta – podemos convenir que tampoco son demasiado diferentes. Podría decirse
que la meta de Hagbard y la Actriz era más parecida a la del Babalon Working de Jack Parsons –
inspirado también en Moonchild de
Crowley – donde él junto a L. Ron Hubbard intentaron hacer encarnar a Babalon,
la Diosa o arquetipo femenino divino del sistema thelémico.
Marjorie Cameron como Babalon en Inaguration of the Pleasure Dome, de Kenneth Anger
El método de
aislamiento que menciona Mr. Iff – que también implementa Hagbard: “durante un
mes, los únicos seres humanos que ella vio - además de Hagbard - eran dos
sirvientes llamados Sade y Masoch” – es básicamente el mismo método de
destierro aconsejado por Crowley en Magia(k)
en Teoría y Práctica para enfocar la mente del mago, pero llevado al
extremo:
Ya
que el alumno es un hombre rodeado por objetos materiales, si fuese su deseo
dominar alguna idea en particular, él debería intentar que todos los objetos
materiales que lo rodean sugieran esa idea. Así es que en el ritual, si su
mirada se posa sobre las luces, su número sugiere (por ejemplo) a Mercurio;
huele los perfumes y otra vez Mercurio es traído a su mente. En otras palabras,
todo el aparato mágicko y ritualista es un complejo sistema mnemotécnico.
Los
sirvientes Sade y Masoch (que en realidad eran Galley y Eichmann, los dos
agentes de narcóticos ‘rehabilitados’ por Hagbard – ver entrada de la semana35) comenzaban cada día sirviéndole el desayuno y discutiendo:
El
primer día, Sade argumentó a favor del materialismo y Masoch del idealismo; el
segundo día, Sade ponderó al fascismo y Masoch al comunismo; el tercer día Sade
insistió en que los huevos debían romperse por el lado más ancho, y Masoch por
el más angosto. Todos los debates eran de un nivel intelectual alto y
arrogante, verbalmente, pero parecían absurdos por el simple hecho de que Sade
y Masoch siempre vestían ropas de payaso.
Siendo
Eris la Diosa de la discordia, no es extraño que la actriz se viera rodeada de
discusiones y dialéctica, ya que eran parte del “sistema mnemotécnico”: la
desavenencia, la discrepancia y el desacuerdo, todos traen a la mente a Eris. También,
esta discusión nos recuerda lo anteriormente dicho sobre los principios del
discordianismo, y la relatividad de toda afirmación. Y, por supuesto, también
nos suenan nuevamente al propio Crowley (de Magia(k)
en Teoría y Práctica):
Todas
las discusiones filosóficas son inevitablemente estériles, ya que la verdad
está más allá del lenguaje. Ellas son, sin embargo, útiles si son llevadas al
extremo donde se vuelve aparente que todos los argumentos son controversias de
un círculo.
Y
en Illuminatus (pág. 543), a la
actriz, todas las discusiones entre Sade y Masoch “comenzaron a parecer
indistintamente insustanciales”.
La
semana próxima continuaremos y ampliaremos un poco más el análisis de la
influencia de Moonchild sobre este
fragmento de Illuminatus.
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Algunas
notas
En
la página 537 nos enteramos que Simon y Mary Lou rompieron:
“¿Dónde
está tu amiga Mary Lou?” preguntó George.
“Me
abandonó” dijo Simon melancólicamente. “El maldito ácido le cagó la cabeza”.
Pero
Simon no se queda solo: vemos que va acompañado por Lady Velkor. Por el lado de
Mary Lou, finaliza su tremendo y liberador monólogo “NO” (homenaje al monólogo
“SÍ” de Molly Bloom del Ulises de
Joyce, ver entrada de la semana 46), que se sincroniza con lo que dice Hagbard del poder de la palabra No como el secreto máximo; podríamos decir que Mary Lou encontró la Piedra Filosofal:
NO
- porque a la larga blancos y negros hombres y mujeres tienen que llegar al entendimiento
y la igualdad (...) No el actuar desde el centro del cuerpo que dice Simon y que
Hagbard llama actuar desde el corazón que solo unos pocos pueden comprender
(...) No no puedo ser la mujer de Simon ni la mujer de cualquier otro Primero
debo ser mi mujer y eso puede
llevarme años o la vida entera y tal vez no lo consiga pero debo intentarlo
(...) No tal vez vuelva a encontrarme con Simon tal vez podamos intentarlo una
segunda vez No esta vez no puede ser será la próxima No digo No No será.
En
la entrada de la semana 31 nos preguntábamos quiénes eran los desconocidos vestidos
con atuendos extraños que le mostraron la película sobre la Atlántida a Joe, y
especulábamos que se trataba de los ‘Nueve Desconocidos’ que Pauwels y Bergier
citan en El Retorno de los Brujos;
pues bien, en el fragmento de esta semana se revela su identidad (pág. 539):
¿Quiénes
eran esas personas que me mostraron la película? Ahora sé quién es la Srta.
Mao, pero todavía no sé quiénes eran ellos”.
“Miembros
del Frente de Liberación Erisiana - ELF” dijo Hagbard. “Ellos tienen un punto de
vista algo diferente al nuestro con respecto a la prehistoria y a los orígenes
de los Illuminati”.
Dicho
esto y releyendo el comentario de la semana 31, si bien según los autores no se
trataría de los Nueve Desconocidos sino del ELF, entonces RAW y Shea se
inspiraron en la versión presentada en El
Retorno de los Brujos de aquella supuesta antigua sociedad secreta hindú
para moldear a los misteriosos miembros del Frente de Liberación Erisiana.
En
la página 538 Howard el delfín le informa a Hagbard y su tripulación que el
monstruo marino conocido como Leviatán “está inquieto y se ha elevado desde sus
abismos (...) sabe que sus principales adoradores, los Illuminati, están
muertos”.
“Trataremos
de evadir a Leviatán si lo vemos” dijo Hagbard.
“Él
llena todo el océano” dijo Howard. “No importa lo que hagan, lo verán, y él a
ustedes”.
Este
fatalismo de Howard en lo referente al encuentro aparentemente inevitable con
Leviatán tiene una fuerte reminiscencia de Moby
Dick, de Herman Melville, aunque al parecer aquí no es Ahab/Celine quien
busca al monstruo, sino el monstruo Moby Dick/Leviatán el que busca al
capitán...
Para mi Hagbard rentó esa villa en Nápoles solo para rebelarse a esa "parte tonta" del juramento de Weishaupt de "nunca visitar Napoles", muy buen trabajo!
ResponderEliminarMuy buena! esa se me había pasado!
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