Lectura de
Illuminatus semana 28
Por Mazzu
Trilogía
Illuminatus
(Desde la página 309 a la 319)
Mientras
fuman Alamut Negro, George Dorn y
Hagbard Celine tienen una charla filosófica a bordo del Lief Erikson; George
tiene una experiencia iluminadora...
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“Déjame
contarte sobre los indios, George”.
“¿Qué
indios?”.
“¿Alguna
vez te preguntaste por qué nada funciona bien? ¿Por qué el mundo entero parece estar
siempre jodido?”.
“Si
¿No se lo preguntan todos?”.
“Supongo.
Disculpa. Necesito otro colocón” (...) Hagbard volvió a llenar la pipa y
preguntó “¿Dónde estaba?”.
“Los
indios en Birmingham ¿Cómo llegaron ahí?”.
“No
hay ningún maldito indio en Birmingham. Me estás confundiendo”. Hagbard pegó
una honda pitada.
“Tú
te estás confundiendo. Estás del coco”.
“Mira
quién habla”. (pág. 312)
Estas
graciosas ‘microamnesias’ del diálogo entre Hagbard y George en el fragmento de
esta semana tuvieron su origen en una anécdota que Robert Anton Wilson cuenta
en el capítulo de Cosmic Trigger III
llamado ‘Campanadas a Medianoche’:
Uno
de mis pecados es que introduje a Shea a la marihuana. Introduje a una gran
cantidad de gente a la hierba por aquellos días. Yo lo hacía con un celo
misionero, pero ahora que lo pienso, lo mismo le sucedía a un montón de otras
personas de Playboy en esos días. Tal
vez debería decir que ayudé a Bob a conocer la marihuana.
En
una tonta y gloriosa ocasión echamos mano a un poco de una súper hierba de
Tailandia y tuvimos la conversación más estúpida de nuestras vidas.
“¿Qué
has dicho?” preguntó Shea, concentrándose intensamente, como si alguien estuviera
preguntándole a Sócrates sobre el significado de la justicia...
Me
enfrenté a ese enigma abismal pero, en medio de millones de nuevas sensaciones
y una oleada de Visiones Cósmicas, olvidé la pregunta antes de que pudiera
encontrar una respuesta a la misma. “¿Qué... qué... has... dicho?” pregunté
lentamente, tratando de lidiar con el problema razonablemente.
“Te
pregunté... uh...” Hizo una pausa para reconsiderar la gravedad del problema. “Eh,
¿qué acabas... eh... de preguntarme?”
Y
así sucesivamente, durante lo que parecieron yugas hindúes o tal vez incluso kalpas.
Esa noche inspiró las “islas de microamnesia” de Illuminatus! ¿Una noche similar habrá sido la inspiración del
episodio de los comedores de loto en La
Odisea?
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La
conversación entre Hagbard y George comienza en clave de comedia mientras fuman
Alamut Negro (“la fórmula privada de Hassan i Sabbah”) y pronto adquiere
ribetes profundos y complejos: “Todo hombre o mujer está en rebelión, pero
solamente algunos tienen agallas para admitirlo. Los otros joden al sistema
accidentalmente o por estupidez” dice Hagbard en la página 312; George se da
cuenta de que somos “robots marchando rígidamente por los senderos establecidos
desde arriba, y a cada robot con una
parte viva, humana, esperando su oportunidad para dejar caer una llave
inglesa entre los engranajes” (pág. 314).
Esto
está en directa conexión con lo que hablábamos en las dos entradas anteriores
(Semana 27 y 27 Bis) sobre las ideas del Dr. Wilhelm Reich: según Reich, la forma
de la estructura social en la cual vivimos nos obliga a reprimirnos; las personas
se mantienen saludables mientras mantengan su energía fluyendo armónicamente.
Para Reich hay dos formas de lograrlo: el orgasmo
y la creatividad. Si se obstaculiza
la creatividad y la sexualidad, se refuerza la coraza corporal (formada
por tensiones musculares crónicas), la cual no permite el proceso natural de
expansión-contracción y flujo de energía; este ‘endurecimiento’ de la coraza,
con el tiempo, provoca enfermedad. En La
Función del Orgasmo, Reich plantea:
¿Cómo se comportaría una vejiga si se la
inflara por dentro con aire, y no pudiera reventar? Supongamos que la
membrana de la vejiga fuera elástica pero no pudiera romperse. Esta ilustración
del carácter humano como una coraza alrededor del núcleo vivo era sumamente apropiada. La vejiga, si pudiera
expresarse en su estado de tensión insoluble, se quejaría. En su impotencia, buscaría
afuera las causas de su sufrimiento, y estaría llena de reproches. Rogaría que
la pincharan. Provocaría a todo lo que la rodea hasta conseguir su objetivo tal
como ella lo concibe. Lo que no podría
lograr en forma espontánea desde adentro, lo esperaría pasivamente, impotente,
que sucediera desde afuera.
En
el mismo libro, Reich explica que la rebelión inconsciente es una protesta del
organismo contra el trabajo vacío y mecánico que nos impone nuestra sociedad
autoritaria – que además forja nuestro carácter ‘acorazado’:
La
estructura caracterológica del hombre actual —que está perpetuando una cultura
patriarcal y autoritaria de hace cuatro a seis mil años atrás— se caracteriza
por un acorazamiento contra la naturaleza dentro de sí mismo y contra la
miseria social que lo rodea. Este acorazamiento del carácter es la base de la
soledad, del desamparo, del insaciable deseo de autoridad, del miedo a la
responsabilidad, de la angustia mística, de la miseria sexual, de la rebelión
impotente así como de una resignación artificial y patológica. Los seres
humanos han adoptado una actitud hostil a lo que está vivo dentro de sí mismos,
de lo cual se han alejado. Este enajenamiento no tiene un origen biológico,
sino social y económico. No se encuentra en la historia humana antes del
desarrollo del orden social patriarcal. Desde entonces el deber ha sustituido
al goce natural del trabajo y la actividad. La estructura caracterológica
corriente de los seres humanos se ha modificado en dirección a la impotencia y
el miedo a vivir, de modo que las dictaduras no sólo pueden arraigar sino
también justificarse señalando las actitudes humanas prevalecientes, por
ejemplo, la irresponsabilidad y el infantilismo. La catástrofe internacional
que atravesamos (se refiere a la Segunda
Guerra Mundial) es la última consecuencia de esa enajenación respecto de la
vida.
Según
Reich, la familia copia esta rígida estructura autoritaria y represiva, por eso
en mayor o menor medida todos estamos sujetos a ese proceso, no solo las
minorías o los oprimidos; de La
Psicología de Masas del Fascismo:
Bajo
la influencia del ambiente pequeño burgués, las mujeres desarrollan una actitud
resignada basada en una rebelión sexual reprimida, mientras que los hijos se
caracterizan, además de por una sumisión servil a la autoridad, por una gran identificación
con el padre que, más tarde, se transformará en una identificación de gran
carga emocional con toda autoridad, cualquiera que sea.
Las
pulsiones reprimidas no desaparecen, sino que ‘se mudan’ al inconsciente; y el
inconsciente tarde o temprano las manifiesta como decía Freud a través de actos
fallidos, o bien en este tipo de rebeliones supuestamente ‘involuntarias’; para
utilizar la metáfora de Hagbard, no escuchar al ‘robot’ nos lleva a la ley que
él llama SNEBJ: Situación Normal, Estamos Bien Jodidos.
Desde
el punto de vista del discordianismo, podemos ver a estos ‘robots’ que actúan
como ‘luditas inconscientes’ también como una manifestación del balance de la
Mezco-Lanza, algo que los discordianos llaman la Escalada Erística: IMPOSICIÓN
DEL ORDEN = AUMENTO DEL CAOS.
La
charla con Hagbard – propulsada con el Alamut Negro – lleva a George a
experimentar dos estados elevados de consciencia, identificados posteriormente
por Mavis con los términos budistas de sunyata
y satori.
Hubo
un silencio que pareció estirarse hasta un espacio cercano a la vacuidad
budista. George reconoció que estaba vislumbrando finalmente el Vacío que sus
amigos cabezas-de-ácido habían intentado describirle. (...) El silencio se
prolongó como una quietud espiritual, la calma en medio del tornado que habían
sido los últimos días, y se encontró rumiando con total indiferencia, sin
esperanzas, miedos, presunciones o culpas; si bien no era un darshana o pérdida de ego total, al
menos funcionaba sin ese ego inflamado y voraz que siempre salta delante o se
acurruca detrás del hecho desnudo. Contempló sus recuerdos impasiblemente, objetivamente,
en paz.
Sunyata es la vacuidad,
la percepción de la no individualidad (anatman)
de la doctrina budista de la existencia dependiente (George ya había alcanzado
este estado en su ‘transmigración’ con Saul Goodman). En el Sutra
del Loto se explica que ver todos los fenómenos como vacíos, sunyata, no es el logro final más elevado, no es el
éxtasis de la sabiduría – satori –.
En
ese punto “impasible, objetivo y en paz”, como “en la cima de una montaña” del sunyata, Hagbard, como buen chamán trickster que es, le pone una trampa a George:
lo enfrenta a un demonio (una pistola cargada), el Guardián del Abismo, el
portero de la Capilla Peligrosa. George supera la prueba, no reacciona
robóticamente, y alcanza “el flash de la luz del ahora, este momento feroz
contra la casi imposible muerte de la luz, el centro de la tormenta”, es decir,
el satori.
Sin
embargo, Hagbard le advierte a George sobre este estado, también: “tampoco
caigas en eso otro. Ese es el error de los Illuminati (...) Es genial allá
arriba, pero necesitas un mantra para mantenerte alejado de allí hasta que
sepas utilizarlo: ‘Yo Soy el Robot’”.
Alan Watts, en su libro El Camino del Zen,
nos echa un poco de luz sobre esta advertencia de Hagbard; allí Watts explica
que la tradición o escuela zen llamada soto
sostenía que la búsqueda del satori
aleja al estudiante de la iluminación, o – lo que es peor – produce un satori artificial.
El
maestro zen Sheng-Yen dice en su libro La
Poesía de la Iluminación:
El
budismo zen se refiere a la iluminación como “ver nuestra propia naturaleza”.
Pero incluso esto no es suficiente. Después de ver nuestra propia naturaleza,
es necesario profundizar en la experiencia aún más y madurarla. Uno debe tener
la experiencia de la iluminación una y otra vez y apoyarla con la práctica
continua.
Bob
Wilson habla sobre esto en la entrevista de 1976 con Neal Wilgus que figura a
manera de prefacio en la traducción de Illuminatus:
La
mayor parte de la gente está atrapada en un solo mapa estático de la realidad
que está impreso en sus neuronas desde niños. A su vez, muchos de los llamados
‘adeptos’ o ‘gurús’ están igualmente
atrapados en el primer mapa de la realidad post-ruptura impreso en ellos luego
de su iluminación inicial. La meta de los sistemas del Tantra, de Crowley y
de la Neurología de Leary es soltar todos los mapas - lo cual te da la libertad
de usar cualquier mapa que funcione y descartarlo cuando no resulte -.
Gracias
a la advertencia de Hagbard, George se da cuenta de esto: “así que llegué. Y es
solamente otro punto de partida. El comienzo de otro viaje. De un viaje más
difícil”. El error de los Illuminati al que hace referencia Hagbard, entonces,
sería caer en la trampa de creer que la iluminación es una meta, un fin, una
conclusión en sí misma y no otra etapa más de la evolución de la consciencia.
Hagbard
le da a George un mantra para que evite ese punto de sunyata que lleva a la deshumanización o a la falta de empatía que
ostentan los Illuminati de la novela; el mantra es “Yo Soy el Robot”. Sin embargo, George adopta otro mantra por su
cuenta: “la Humildad es Infinita”.
Esta es una cita de “East Cocker” de los Cuatro
Cuartetos de T.S. Eliot:
No
me hablen
De la sabiduría
de los ancianos sino más bien
de su locura,
Su miedo al
miedo y al frenesí, su miedo
a la posesión,
A pertenecer a otro,
a otros o a Dios.
La
única sabiduría que podemos esperar adquirir
Es la sabiduría
de la humildad:
La humildad es infinita.
Uno
de los tantos mantras que el propio Bob
Wilson solía repetir para recordar que la consciencia siempre está en
evolución, figura en The Widow's Son,
el segundo volumen de la trilogía The
Historical Illuminatus Chronicles: “Después de cierto punto, el universo
entero se convierte en un continuo proceso de iniciación”
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El
filósofo taoísta Chuang Chou a quien George se refiere (pág. 319) como autor de
la frase “ya no hay gobernantes” es el mismo que Chuang Tzu o Zhuangzi del cual
ya hemos hablado en un par de entradas anteriores.
En
Illuminatus, la frase de Zhuangzi –
convertida alternativamente en “Ya No Hay Enemigos” o “Ya No Hay Amigos” – es utilizada
como una especie de koan zen en las
tarjetas que Hagbard repartía, como bien dice Mavis; si retrocedemos hasta la
página 199/200, recordaremos que la policía había encontrado una de esas
tarjetas en la casa de Stanislaus Oedipuski, el miembro de la organización
cristiana de ultraderecha Relámpagos de Dios que luego de ingerir AUM comenzó a
tener ideas más bien libertarias y anarquistas, y fue encontrado muerto –
presuntamente asesinado por otros Relámpagos de Dios a quienes sus nuevas ideas
neófilas no agradaron mucho.
Al
parecer, fuera de la ficción de Illuminatus,
los discordianos también repartían estas tarjetas, como nos cuenta Adam
Gorightly en Historia Discordia:
En
el discordianismo del “mundo real”, este concepto críptico era algo con lo que
Greg Hill jugaba al estilo Operación Jodementes, y bajo el seudónimo de Profesor
Iggy de vez en cuando enviaba estas tarjetas – sin explicación – con la
inscripción “Ya No Hay Enemigos” o “Ya No Hay Amigos”, a alguna persona con determinada
mentalidad para sacudirla, como un koan
zen al estilo discordiano.
El
conjunto de fotos de arriba fue un elemento algo extraño que descubrí después
de varias revisiones y repasos de los archivos discordianos; una tarjeta que
dice “Ya No Hay Enemigos en Ningún Lado” dentro de un sobre pequeño con la
inscripción “SUPER CONSPIRATIVO (Videntes Iluminados)”, rematado con un sello
rojo que dice “Militar”.
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Seguimos
en la séfira Netzach. El sendero sefirótico que une a Netzach con Malkut
contiene la letra hebrea Qoph ק que en la Kabbalah significa “cabeza”; en el
fragmento de esta semana encontramos la palabra ‘cabeza’ varias veces:
“En
vez de usar tu maldito prajna o lo
que sea para espiar a los Illuminati, eres un viejo verde. Lo usas para espiar
en la cabeza de la gente”.
“¿La cabeza?” refutó Hagbard riendo.
“Nunca curioseo cabezas ¿Quién carajo
quiere ver piojos?” (pág. 309)
Como
decíamos en la entrada de la semana 27, Netzach – además de significar
“Victoria” – también puede traducirse como “Eternidad”, “Permanencia”, y “Para
Siempre”; vemos varios ejemplos de esta interpretación, principalmente en el
mantra que George repite varias veces “la humildad es Infinita”.
La
experiencia satori de George “alto y
calmado en su montaña” puede leerse como una ‘Victoria’
Netzach
es el reino de los sueños, como señalábamos en la entrada de la semana 27;
entonces no es casual, tal vez, que George mencione al filósofo Zhuangzi (ver
arriba); aunque la cita a la que hace referencia George es otra, la historia
más conocida del maestro chino es el famoso ‘Sueño de la Mariposa’; del Libro de Zhuangzi, Capítulo II, VII:
Una
noche, Zhuang Zhou soñó que era una mariposa, revoloteando feliz y contenta de
serlo. Pero no sabía que era Zhou. De pronto, Zhuang Zhou se despertó,
sorprendido de ser él mismo. Ya no sabía si era una mariposa que soñaba ser
Zhuang Zhou o Zhuang Zhou que soñaba ser una mariposa. Entre la mariposa y
Zhuang Zhou debe haber una diferencia. Eso es lo que se llama «transmutación de
los seres».
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“El
arqueólogo tomó su pico y pala y se puso a cavar como John Henry” (pág. 313);
John Henry es un personaje folclórico estadounidense, un obrero afroamericano que
compitió contra un taladro a vapor y lo venció – en otras versiones es un
martillo a vapor. Hay varias canciones que relatan su vida, y aquí encontré una
de Leadbelly que me pareció genial para la ocasión.
Leadbelly
– John Henry
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Sobre
Nunca Chifles Mientras Estás Meando: Una
Guía para la Auto-Liberación, el libro de Hagbard Celine que George comienza a leer en
el submarino y sobre el significado de las enigmáticas siglas que preceden al
nombre del autor, H. S., C. M., ya hablamos en una entrada anterior (aunque más
adelante volveremos sobre el tema)
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