martes, 3 de marzo de 2015

CARLOS CASTANEDA el embaucador de verdades, Parte II (Por Adam Gorightly)

EL EMBAUCADOR
DE VERDADES
(Segunda Parte)

Carlos Castaneda y el oportunismo académico



por Adam Gorightly

Traducción: JFK Tadeo


Parte III: «Ahora», dijo don Adam, «os hablarÉ de los dos vIentos y de como Carlos intentÓ que se la chuPARAN»

Durante el corto período que pasó en la UC Irvine a principio de los setenta, Castaneda contactó con Ramona Du Vent — una india plain y aprendiza de chamán — y su amiga y compañera universitaria Marjory Dill. Du Vent y Dill se hallaban inmersas en una fase  ocultista, y ambas estaban fascinadas por Castaneda y su aparente conocimiento de las tradiciones mágicas y chamánicas. Dill estaba recibiendo instrucciones especiales de Castaneda, que la había seleccionado para ser una de sus "vientos". De acuerdo con la leyenda, un hechicero tiene cuatro mujeres viento, que deben acudir a él por su propia voluntad. En Relatos de poder, Carlos encontraba a uno de sus "vientos", pero don Juan intuyó que ella sola no sería lo suficientemente fuerte como para ayudar a Castaneda a "abordar a su aliado". Finalmente, Carlos adquirió su segundo "viento", por decirlo de alguna manera. Richard De Mille consideró todo el asunto como una más en la larga línea de invenciones literarias de Castaneda hasta que un día recibió una carta de uno de estos "vientos", concretamente Ramona Du Vent, y ésta es la historia que ella conto.

Un día Dill le presentó a Du Vent a Castaneda, y los tres fueron a almorzar. Inmediatamente Du Vent impresionó a Castaneda, quien la consideró como una candidata primordial para su intento de hechicero. La invitó a almorzar de nuevo esa semana para seguir discutiendo sobre el tema; pero fiel a las formas del embaucador, Carlos rompió su compromiso a último momento, por razones desconocidas. Dill informó a una confusa Du Vent que Carlos tenía que ocuparse de asuntos más importantes que acudir a un almuerzo con una aprendiz. De hecho esto probablemente fuera una técnica para confundir y sacarle ventaja a Du Vent, en un intento de mantenerla desequilibrada — de forma muy similar a como trataba al "viento" numero uno, la Srta. Dill. Estos eran los modos de las enseñanzas yaqui pseudozen de Carlos: lanzar continuamente a sus aprendices disparos con efecto y preguntas sin respuesta. Poco después, Dill informó a Du Vent que había sido ceremonialmente elegida por Carlos para ser su segundo "viento". Du Vent se entusiasmó con la posibilidad, pensando que un paso tal en el mundo de la brujería podría ayudarla a avanzar mucho en su camino hacia el chamanismo y el conocimiento esotérico. Aparte, los estudios universitarios habían sido hasta ese momento bastante aburridos, y algo tan misterioso e intrigante como un aprendizaje con el Sr. Carlos Castaneda era una oportunidad que una chamán en ciernes simplemente no podía dejar pasar.

En cualquier caso, iba a averiguar si Carlos era un brujo legítimo o si por el contrario simplemente se dedicaba a soplarle humo de hongo. Mientras tanto, Dill había estado preparándose para su iniciación. Carlos le había indicado seguir un estricto régimen, consistente en vivir en una cabaña que él le había hecho con ramas, habiéndola situado en un "lugar de poder" entre las colinas de Malibú. Ordenó posteriormente a Dill que debía cortar sus relaciones con todos sus amigos, dado que funcionaban como un sumidero para sus energías de bruja, las cuales necesitaría en abundancia para poder pasar con éxito su aprendizaje con Carlos. También le dijo a Dill que se deshiciera de su perro, al cual prestaba demasiada atención, y de que se abstuviese de tener relaciones sexuales a no ser que estas fueran con un brujo o con un aprendiz de brujo. El sexo esporádico, le advirtió, dispersa el poder de un brujo. En cuanto Du Vent supo de estas curiosas exigencias comenzó a sospechar inmediatamente, dado que estas no le resultaban familiares ni podía asociarlas a ningún rito de la tradición de los Nativos Americanos. El asunto del perro preocupaba especialmente a Du Vent: ella misma tenía tres y desde luego no iba a deshacerse de ninguno, a menos que viese una directriz en las notas de campo de Carlos que hablase directamente del tema del aplacamiento de perros. Carlos rechazó su demanda replicando que estaba viviendo en su caravana y que las notas se encontraban en Los Angeles. Cuando Dill le pregunto cuándo iba a tener lugar su iniciación, Carlos le dijo que se lo diría mas adelante: primero debía viajar a México para consultarlo con don Juan.

A su regreso, Carlos reunió a Dill y a Du Vent para informarles de lo que ocurrió durante su viaje. En México, junto a don Juan, Carlos consultó al hongo sagrado la aceptación de Dill y Du Vent como sus "vientos". Con la ayuda del humito, don Juan vio que Carlos había elegido sabiamente. Tampoco hacia daño el que ambas fueran mujeres de bandera, claro está. Estando así las cosas, Carlos esperaba las instrucciones de don Juan sobre la naturaleza de las iniciaciones. Tras un tiempo, los dos vientos — a las cuales la espera había vuelto impacientes — abordaron a Carlos, éste se mostro agitado cuando salió el tema de las iniciaciones, y explicó que justo acababa de consultarlo con don Juan, quien le había instruido sobre la naturaleza exacta del ritual que Carlos debía llevar a cabo con sus "vientos". Les explicó que estos ritos de paso consistían en un coito ritual. Siendo Dill y Du Vent las macizas liberadas de los 70 que eran, ni siquiera pestañearon ante la sugerencia, adoptando una actitud de «¡vamos a ponernos a ello pues!» ante Carlos quien — de forma opuesta — parecía aterrado ante la perspectiva de llevar a cabo rituales de magia sexual con sus aprendices en potencia. Cuando Dill le preguntó si iban a practicar sexo grupal, Castaneda respondió negativamente, explicando que sus "iniciaciones" irían en el mismo orden en que se conocieron, con Dill siendo pues la primera en hacer soplar su viento salvaje y situada en el siguiente puesto de la cola para desplegar las alas, Du Vent. Cuando al fin llegó la hora de la verdad, Carlos llamó a Dill para hacerle saber que estaba en camino. Sabiendo esto, Dill escondió su perro en un cuarto interior y se preparó mentalmente para la llegada de Carlos.

Cuando Castaneda llegó parecía recelar de la situation. Dill intentó hacerle sentir cómodo, aunque él insistía en que sentía que algo iba terriblemente mal. Fue entonces cuando el perro ladró, y Carlos fulminó con mirada reprochante a Dill, informándole de que nunca sería iniciada en el elevado mundo de la brujería si no era siquiera capaz de seguir las instrucciones más simples. Pero como cosa el destino, ninguna de los dos "vientos" fueron iniciadas en el mundo de la brujería: al final sintieron que Carlos había estado soplándoles ráfagas de un viento particularmente cálido durante el ridículo affaire.

Pero Carlos siguió rodeándose de jóvenes y atractivas damas, miembros y participantes de sus talleres de Tensegridad, cosa por la cual recibió un aluvión de críticas desde algunos sectores, aunque imagino que son gajes del oficio. Al igual que una vieja estrella del rock que aun puede tocar algún riff emotivo, aparentemente Carlos era capaz de movilizar grandes multitudes hacia sus clases, tanto a jóvenes como a maduros — sin mencionar cierto tipo de groupies — todos esperando que se les pegase algo de su luminoso carisma. Aunque Merilyn Tunneshendes haga que estos talleres parezcan algún tipo de ritual vampírico masivo (con Vlad Carlos succionando la energía psíquica de las auras de sus víctimas involuntarias/participantes) de hecho, la Tensegridad — según la entiendo — es una disciplina similar al Tai Chi o al Yoga, pero con mas énfasis en el desarrollo de poderes chamánicos en una suerte de proceso transformativo. Carlos describió la Tensegridad en una entrevista en 1995 como «pases mágicos para mantener al cuerpo en un estado optimo (...) Los movimientos fuerzan a enfocar la consciencia del hombre en la idea de que somos esferas de luminosidad, un conglomerado de campos energéticos que se mantienen juntos gracias a un pegamento especial». Desafortunadamente el entrevistador no trata de obtener más explicaciones sobre esta afirmación, así que nos quedamos igual. Sea lo que fueren, estos talleres se convirtieron principalmente en un centro de atracción de pasta y tías buenas y, si en el proceso ayudaron a alguien a encontrar su propio "camino del corazón", esto habría significado más poder para Carlos y sus enseñanzas.



Cuando uno deja de lado la semántica especifica de las hechicería yaqui, las enseñanzas de don Juan se reducen a un puñado de técnicas aplicadas, similares en naturaleza a elementos de varias disciplinas religiosas como la Meditación Trascendental, el Hatha Yoga, el Budismo Zen y otras prácticas de transformación populares en la actualidad, incluyendo los sueños lucidos y la peculiar marca de psicoterapia confrontacional de don Juan. Añadidas a estas técnicas transformativas y religiosas más tradicionales, varios fenómenos psi ocurren con frecuente regularidad. Telepatía, proyección astral, dimensiones alternativas, metamorfosis, psicokinesis y levitación son tan solo un puñado de los fenómenos paranormales de las que fue testigo Carlos en compañía de sus mentores yaqui y mazateco, don Juan y don Genaro.

Un tema recurrente sobre el que don Juan daba la tabarra constantemente era el de que Carlos — para poder convertirse en un verdadero "hombre de conocimiento" — tenía que ser capaz de detener el dialogo interno de su mente. Solo entonces podría ver el mundo tal y como existe verdaderamente. Cuando don Juan hablaba de tales materias — basadas parcialmente en métodos similares a la Meditación Trascendental — su forma de explicarlas y su selección de palabras descriptivas recuerdan a las del filósofo indio y teósofo renegado Jiddu Krishnamurti. Sólo podemos especular si Castaneda tomó prestadas ciertas ideas y frases directamente de Krishnamurti, aunque es casi seguro que Castaneda estuviese familiarizado con los escritos de Krishnamurti y es completamente plausible que hubiese acudido a alguna de sus conferencias durante finales de los sesenta y principios de los setenta. Detener el dialogo interno era vital para el éxito de las enseñanzas de don Juan, del mismo modo que "parar el mundo" (como don Juan articuló) es la clave para poder "ver". Una vez que uno "había parado el mundo", emergía otra realidad, una que podía ser descrita como no-ordinaria, no por ello menos real que la ordinaria. Para instruir a su aprendiz en la práctica de "parar el mundo" y "ver", don Juan se valió del uso de varias plantas psicotrópicas como la psilocibina, el peyote y la datura. Como explicó don Juan, las drogas no son siempre un componente esencial para facilitar el acto de ver; pero en el caso de Carlos fueron usadas como el último recurso para expandir su realidad — para poder abrir un agujero a través de las defensas psicológicas con las que subconscientemente se había aislado. En el caso de otros aprendices, los alucinógenos generalmente no eran necesarios, pero Castaneda había sido condicionado para ver el mundo convencionalmente de tal modo que necesitaba algo que lo conmocionara y que sacudiese su mundo; algo que deconstruyese el muro que la realidad consensuada había erigido a su alrededor.

Después de Viaje a Ixtlán, Carlos había llegado a un punto en el cual estas drogas psicotrópicas ya no le eran necesarias. La graduación de Carlos en estos sacramentos coincidió convenientemente con el diluvio místico y de la Nueva Era de los setenta, que había reemplazado — en buena parte — a la "experimentación psicodélica de los sesenta", en la medida en que ilusos iniciados buscaron nuevas y menos peligrosas formas de expandir sus cráneos. Para satisfacer las demandas del cambiante mercado metafísico, los libros de Carlos ahora ahondaban en áreas de creciente popularidad entre los consumidores de la Nueva Era, como los sueños lúcidos o la proyección astral. Ya fueran o no las enseñanzas de Carlos una amalgama de conceptos recogidos de otras fuentes — con sus propias pinceladas de brujo añadiendo colorido al lienzo — lo cierto es que descubrió una amplia audiencia preparada y deseosa de emplear estas técnicas, de una forma u otra. Durante el periodo en el que leí Relatos de poder — que trata en parte el tema de la proyección astral — experimenté viajes fuera del cuerpo, no muy distintos a los descritos por Carlos en su libro, aunque no recuerdo bien que fue primero: ¿la gallina o el huevo luminoso? ¿Fueron mis experiencias fuera del cuerpo sugestiones subconscientes sembradas en mi mente tras haber leído Relatos de poder? ¿O fueron, al contrario, una validación del fenómeno descrito por don Carlos?

He conocido a un amplio espectro de personas que han usado las enseñanzas de don Juan en sus propias vidas, aunque normalmente sin ningún sistema formal de reglas. Usualmente se trata de una interpretación de los escritos de Castaneda llevada a lo que mejor le funcione al usuario/experimentador. Muchos fueron los que hicieron cosas como fumar hongos mezclados con marihuana para acto seguido mirar a ambos lados buscando sombras de luna en sus equivocados intentos de "detener el mundo". Por supuesto, lo que funciona para un aprendiz urbano puede ser una completa pérdida de tiempo para otro. Pero esa es precisamente la magia de Castaneda; él es — como lo llamo De Mille — un autentico hombre Rorschasch; sus palabras hablan en varios niveles, y puestas en funcionamiento ofrecen un amplio espectro de resultados.

El investigador de sueños lúcidos Paul Rydenn me contó sus propios experimentos usando los métodos de Castaneda, a menudo con resultados nada concluyentes. Una de las técnicas de sueños lúcidos por la que Castaneda aboga es el acto de mirarse las manos para mantener la lucidez. Cuando Paul probó este método, usualmente descubría que tenía de diez a veinte dedos en cada mano, e inmediatamente se despertaba. Otro de los métodos de Castaneda para preservar el estado de consciencia del "soñar despierto" consiste en extender los brazos y dar vueltas como lo hace un patinador de hielo cuando el sueño lúcido comienza a desvanecerse. Una vez más esta técnica produjo resultados ineficientes en el caso de Rydenn, a menudo sacándole del sueño lúcido hacia un espacio oscuro, o a otro sueño no lúcido.

Sea cual sea la verdad, el impacto de Castaneda sobre las últimas generaciones no puede ser infravalorado. Muchas personas han sido transformadas de una forma u otra por sus numerosos libros. Un amigo cercano — cuya forma habitual de andar por la vida es de buen humor y de vacile constante — se volvió de repente absolutamente serio y reverente cuando saqué el tema de los libros de Castaneda, los cuales había leído varios años antes y cuya influencia sentía resonar profundamente en su vida. Relatando un sueño, mi amigo recordó haber viajado al gran domo verde al que don Juan y don Genaro viajaron tras despedirse del mundo de Carlos. Tras dejar el domo verde, viajó a través de un vertedero descolorido, abriéndose paso a través de lo que parecía un purgatorio para por fin volver al reino de los vivos. Hasta el día de hoy, el recuerdo de este sueño invoca en mi amigo un sentimiento de que hay algo más en la vida que lo palpable: que la muerte es su aliada y que Ella estará esperando cuando este mundo acabe, para enseñarle a mi amigo qué es lo que hay más allá.

La imagen que tenemos del Castaneda de la UCLA a mediados de los sesenta es la de un joven asustado e inseguro el cual — como se ha mencionado anteriormente — buscaba su camino en el mundo, luchando con las obvias presiones de obtener un título universitario. De modo que sus escritos sobre don Juan, en esa época, pudieran haberle ayudado a conseguir un doble propósito: 1) un medio para elevarse en el reino académico avanzado y así obtener su doctorado y 2) un medio efectivo de ponerse en contacto con su verdadero ser, don Juan — esto es la eterna sabiduría presente en todos nosotros. ¿Fue este acto diario de entrar en esta realidad separada/cubículo de la biblioteca y aislarse del mundo un método que empleó Castaneda para sobrellevar el estrés académico? ¿Y quien mejor para ayudarle durante esos duros momentos que el compañero de juegos imaginario y figura paterna de don Juan Matus? ¿Fue ésta la forma que tuvo Carlos de crecer y llegar a un acuerdo consigo mismo? Detesto el análisis freudiano tanto como cualquier neurótico, pero creo que en esta ocasión mi evaluación puede ser cierta en algún sentido.

Según la revista Time Carlos habría comenzado a escribir sobre don Juan en 1956, once años antes de que su primer libro se publicase, y cuatro años antes de que supuestamente hubiese conocido a su mentor yaqui. Este primer manuscrito no publicado se llamaba El mundo entero suena raro, ¿no crees? y habría sido escrito junto con alguien llamado Alberta Greenfield. Así que si en realidad Carlos conoció a don Juan, esto habría sucedido varios años antes de lo dicho en un primer momento. Estoy seguro que Carlos argumentaría que datando su primer encuentro con don Juan en 1960 lo que hacía realmente era proteger la identidad de su maestro obscureciendo las fechas reales.

Don Juan — aunque a menudo agitaba su cabeza yaqui y reía como un niño ante la incesante manía de su aprendiz de tomar notas — le dijo a Carlos que este ritual de escritura que llevaba a cabo tan aplicadamente formaba parte de su "camino"; un medio que le ayudaría a convertirse en un "hombre de conocimiento". ¿Vuelve en esta ocasión Don Carlos a hablar metafóricamente a través de la anciana boca de este sabio yaqui? Pienso que antes que cualquier otra cosa, la misión de Carlos era la de convertirse en un escritor exitoso; un contador de historias y un creador de mitos. Y esto es justo lo que don Juan le dice de diversas formas, de tanto en tanto: «este acto deliberado de tomar notas (escribir) te ayudará a crecer, Carlitos; como el humito, te enseñará muchas cosas». Al final de Relatos de poder, don Juan y Carlos se encuentran en una estéril meseta mexicana. Al fin Carlos ha sido iniciado en los misterios de la brujería, y aquí es donde ofrece una despedida a don Juan, y salta al Abismo, aunque este sea metafórico. De Relatos de poder en adelante, Carlos se ha convertido en un brujo, aunque visiblemente con muchos kilómetros todavía en su recorrido hacia su propio Ixtlán: la tierra del no-retorno de los brujos. De forma paralela a su ficticia o alegórica vida — en la transición entre Viaje a Ixtlan y Relatos de poder — consiguió su doctorado. En los términos concretos de la academia y la realidad ordinaria, Carlos al fin se había convertido en un "hombre de conocimiento" de la cabeza a los pies. Ahora contaba ya con verdadero poder, con credenciales en sus manos: su figurado cetro mágico.

A partir de este momento Carlos se convierte en un brujo certificado (léase gurú de la Nueva Era), entrelazando historias cada vez mas alucinadas con cada nueva edición del catalogo del Círculo de Lectores. En una de sus últimas entregas literarias, Carlos al fin hizo público su estatus de brujo, situación la cual fue quizás única en la historia de la literatura moderna: un multimillonario gurú de la Nueva Era artífice de su propio éxito, viviendo su mito alegórico en público y en edición bolsillo: un claro percusor a las charadas Nueva Era de Shirley Mclaine. Por supuesto, ésta es tan solo una forma de ver la realidad, como estoy seguro que apuntaría don Juan. E incluso si ésta es la postura hacia la que me veo más inclinado — la de considerar a don Juan como un mito — sigo considerándome a mi mismo con un pie a cada lado de la controversia Castaneda: por una parte, deseoso de creer en el mito; por otra escéptico, contemplando la posibilidad de estar siendo engañado por alguien que, a lo largo de los años ha resultado ser, como lo describe Jim De Korne, «un consumado embaucador con sutiles verdades que transmitir». O quizás se trate del timador que es tan bueno que, de hecho, ha terminado por creerse su propia leyenda transformando su vida en una alegoría.

Don Juan — como otros íconos de la cultura popular — se resistió y se resiste a morir, tanto en la imaginación de Castaneda como en la de sus lectores. En un momento de la saga resulta que don Juan y don Genaro han penetrado la grieta que separa los mundos, viajando a la otra vida de los brujos yaqui, al domo verde. Pero en esta época de secuelas, al igual que Spock o Superman, don Juan es resucitado en los libros posteriores (de una forma u otra) permitiendo a Carlos exponer el mito y a don Juan continuar sus enseñanzas. Al igual que con Freddie Krueger, la memoria de don Juan es tenaz y se resiste a morir, de modo que Carlos le insufla vida una y otra vez. El problema que muchos lectores tienen con los últimos libros (servidor incluido) es que empujaron los límites de la credulidad mucho más lejos de lo que muchos estábamos dispuestos a considerar seriamente. Como sugiere De Korne, Carlos es «análogo a un maniaco homicida que pintarrajea grafitis con el mensaje "por favor detenedme antes de que mate otra vez" en las paredes de los baños»; la subsecuente producción literaria de Castaneda parecía implorarnos que dejáramos de tomarle tan seriamente.



Traducción: Reverendo JFK Tadeo (ver original en LE MUTANT DIPLOMATIQUE)


(¡Gracias por el dato Alejandro Agostinelli!)

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