EL EMBAUCADOR
DE VERDADES
(Segunda Parte)
Carlos Castaneda
y el oportunismo académico
por Adam
Gorightly
Traducción:
JFK Tadeo
Parte III: «Ahora», dijo don Adam, «os hablarÉ de los dos vIentos y de
como Carlos intentÓ que se la chuPARAN»
Durante
el corto período que pasó en la UC Irvine a principio de los setenta, Castaneda
contactó con Ramona Du Vent — una india plain y aprendiza de chamán — y su
amiga y compañera universitaria Marjory Dill. Du Vent y Dill se hallaban
inmersas en una fase ocultista, y ambas
estaban fascinadas por Castaneda y su aparente conocimiento de las tradiciones mágicas
y chamánicas. Dill estaba recibiendo instrucciones especiales de Castaneda, que
la había seleccionado para ser una de sus "vientos". De acuerdo con
la leyenda, un hechicero tiene cuatro mujeres viento, que deben acudir a él por
su propia voluntad. En Relatos de poder,
Carlos encontraba a uno de sus "vientos", pero don Juan intuyó que
ella sola no sería lo suficientemente fuerte como para ayudar a Castaneda a
"abordar a su aliado". Finalmente, Carlos adquirió su segundo
"viento", por decirlo de alguna manera. Richard De Mille consideró
todo el asunto como una más en la larga línea de invenciones literarias de
Castaneda hasta que un día recibió una carta de uno de estos
"vientos", concretamente Ramona Du Vent, y ésta es la historia que
ella conto.
Un
día Dill le presentó a Du Vent a Castaneda, y los tres fueron a almorzar.
Inmediatamente Du Vent impresionó a Castaneda, quien la consideró como una
candidata primordial para su intento de hechicero. La invitó a almorzar de
nuevo esa semana para seguir discutiendo sobre el tema; pero fiel a las formas
del embaucador, Carlos rompió su compromiso a último momento, por razones
desconocidas. Dill informó a una confusa Du Vent que Carlos tenía que ocuparse
de asuntos más importantes que acudir a un almuerzo con una aprendiz. De hecho
esto probablemente fuera una técnica para confundir y sacarle ventaja a Du
Vent, en un intento de mantenerla desequilibrada — de forma muy similar a como
trataba al "viento" numero uno, la Srta. Dill. Estos eran los modos
de las enseñanzas yaqui pseudozen de Carlos: lanzar continuamente a sus
aprendices disparos con efecto y preguntas sin respuesta. Poco después, Dill
informó a Du Vent que había sido ceremonialmente elegida por Carlos para ser su
segundo "viento". Du Vent se entusiasmó con la posibilidad, pensando
que un paso tal en el mundo de la brujería podría ayudarla a avanzar mucho en
su camino hacia el chamanismo y el conocimiento esotérico. Aparte, los estudios
universitarios habían sido hasta ese momento bastante aburridos, y algo tan
misterioso e intrigante como un aprendizaje con el Sr. Carlos Castaneda era una
oportunidad que una chamán en ciernes simplemente no podía dejar pasar.
En
cualquier caso, iba a averiguar si Carlos era un brujo legítimo o si por el
contrario simplemente se dedicaba a soplarle humo de hongo. Mientras tanto,
Dill había estado preparándose para su iniciación. Carlos le había indicado
seguir un estricto régimen, consistente en vivir en una cabaña que él le había
hecho con ramas, habiéndola situado en un "lugar de poder" entre las
colinas de Malibú. Ordenó posteriormente a Dill que debía cortar sus relaciones
con todos sus amigos, dado que funcionaban como un sumidero para sus energías
de bruja, las cuales necesitaría en abundancia para poder pasar con éxito su
aprendizaje con Carlos. También le dijo a Dill que se deshiciera de su perro,
al cual prestaba demasiada atención, y de que se abstuviese de tener relaciones
sexuales a no ser que estas fueran con un brujo o con un aprendiz de brujo. El
sexo esporádico, le advirtió, dispersa el poder de un brujo. En cuanto Du Vent
supo de estas curiosas exigencias comenzó a sospechar inmediatamente, dado que
estas no le resultaban familiares ni podía asociarlas a ningún rito de la tradición
de los Nativos Americanos. El asunto del perro preocupaba especialmente a Du
Vent: ella misma tenía tres y desde luego no iba a deshacerse de ninguno, a
menos que viese una directriz en las notas de campo de Carlos que hablase
directamente del tema del aplacamiento de perros. Carlos rechazó su demanda
replicando que estaba viviendo en su caravana y que las notas se encontraban en
Los Angeles. Cuando Dill le pregunto cuándo iba a tener lugar su iniciación,
Carlos le dijo que se lo diría mas adelante: primero debía viajar a México para
consultarlo con don Juan.
A
su regreso, Carlos reunió a Dill y a Du Vent para informarles de lo que ocurrió
durante su viaje. En México, junto a don Juan, Carlos consultó al hongo sagrado
la aceptación de Dill y Du Vent como sus "vientos". Con la ayuda del
humito, don Juan vio que Carlos había elegido sabiamente. Tampoco hacia daño el
que ambas fueran mujeres de bandera, claro está. Estando así las cosas, Carlos
esperaba las instrucciones de don Juan sobre la naturaleza de las iniciaciones.
Tras un tiempo, los dos vientos — a las cuales la espera había vuelto impacientes
— abordaron a Carlos, éste se mostro agitado cuando salió el tema de las
iniciaciones, y explicó que justo acababa de consultarlo con don Juan, quien le
había instruido sobre la naturaleza exacta del ritual que Carlos debía llevar a
cabo con sus "vientos". Les explicó que estos ritos de paso consistían
en un coito ritual. Siendo Dill y Du Vent las macizas liberadas de los 70 que
eran, ni siquiera pestañearon ante la sugerencia, adoptando una actitud de «¡vamos
a ponernos a ello pues!» ante Carlos quien — de forma opuesta — parecía
aterrado ante la perspectiva de llevar a cabo rituales de magia sexual con sus
aprendices en potencia. Cuando Dill le preguntó si iban a practicar sexo
grupal, Castaneda respondió negativamente, explicando que sus
"iniciaciones" irían en el mismo orden en que se conocieron, con Dill
siendo pues la primera en hacer soplar su viento salvaje y situada en el
siguiente puesto de la cola para desplegar las alas, Du Vent. Cuando al fin
llegó la hora de la verdad, Carlos llamó a Dill para hacerle saber que estaba
en camino. Sabiendo esto, Dill escondió su perro en un cuarto interior y se
preparó mentalmente para la llegada de Carlos.
Cuando
Castaneda llegó parecía recelar de la situation. Dill intentó hacerle sentir cómodo,
aunque él insistía en que sentía que algo iba terriblemente mal. Fue entonces
cuando el perro ladró, y Carlos fulminó con mirada reprochante a Dill, informándole
de que nunca sería iniciada en el elevado mundo de la brujería si no era
siquiera capaz de seguir las instrucciones más simples. Pero como cosa el
destino, ninguna de los dos "vientos" fueron iniciadas en el mundo de
la brujería: al final sintieron que Carlos había estado soplándoles ráfagas de
un viento particularmente cálido durante el ridículo affaire.
Pero
Carlos siguió rodeándose de jóvenes y atractivas damas, miembros y
participantes de sus talleres de Tensegridad, cosa por la cual recibió un aluvión
de críticas desde algunos sectores, aunque imagino que son gajes del oficio. Al
igual que una vieja estrella del rock que aun puede tocar algún riff emotivo,
aparentemente Carlos era capaz de movilizar grandes multitudes hacia sus
clases, tanto a jóvenes como a maduros — sin mencionar cierto tipo de groupies — todos esperando que se les
pegase algo de su luminoso carisma. Aunque Merilyn Tunneshendes haga que estos
talleres parezcan algún tipo de ritual vampírico masivo (con Vlad Carlos
succionando la energía psíquica de las auras de sus víctimas
involuntarias/participantes) de hecho, la Tensegridad — según la entiendo — es
una disciplina similar al Tai Chi o al Yoga, pero con mas énfasis en el desarrollo
de poderes chamánicos en una suerte de proceso transformativo. Carlos describió
la Tensegridad en una entrevista en 1995 como «pases mágicos para mantener al
cuerpo en un estado optimo (...) Los movimientos fuerzan a enfocar la
consciencia del hombre en la idea de que somos esferas de luminosidad, un conglomerado
de campos energéticos que se mantienen juntos gracias a un pegamento especial».
Desafortunadamente el entrevistador no trata de obtener más explicaciones sobre
esta afirmación, así que nos quedamos igual. Sea lo que fueren, estos talleres
se convirtieron principalmente en un centro de atracción de pasta y tías buenas
y, si en el proceso ayudaron a alguien a encontrar su propio "camino del corazón",
esto habría significado más poder para Carlos y sus enseñanzas.
Cuando
uno deja de lado la semántica especifica de las hechicería yaqui, las enseñanzas
de don Juan se reducen a un puñado de técnicas aplicadas, similares en
naturaleza a elementos de varias disciplinas religiosas como la Meditación
Trascendental, el Hatha Yoga, el Budismo Zen y otras prácticas de transformación
populares en la actualidad, incluyendo los sueños lucidos y la peculiar marca
de psicoterapia confrontacional de don Juan. Añadidas a estas técnicas
transformativas y religiosas más tradicionales, varios fenómenos psi ocurren
con frecuente regularidad. Telepatía, proyección astral, dimensiones
alternativas, metamorfosis, psicokinesis y levitación son tan solo un puñado de
los fenómenos paranormales de las que fue testigo Carlos en compañía de sus
mentores yaqui y mazateco, don Juan y don Genaro.
Un
tema recurrente sobre el que don Juan daba la tabarra constantemente era el de
que Carlos — para poder convertirse en un verdadero "hombre de
conocimiento" — tenía que ser capaz de detener el dialogo interno de su
mente. Solo entonces podría ver el mundo tal y como existe verdaderamente.
Cuando don Juan hablaba de tales materias — basadas parcialmente en métodos
similares a la Meditación Trascendental — su forma de explicarlas y su selección
de palabras descriptivas recuerdan a las del filósofo indio y teósofo renegado
Jiddu Krishnamurti. Sólo podemos especular si Castaneda tomó prestadas ciertas
ideas y frases directamente de Krishnamurti, aunque es casi seguro que
Castaneda estuviese familiarizado con los escritos de Krishnamurti y es completamente
plausible que hubiese acudido a alguna de sus conferencias durante finales de
los sesenta y principios de los setenta. Detener el dialogo interno era vital
para el éxito de las enseñanzas de don Juan, del mismo modo que "parar el
mundo" (como don Juan articuló) es la clave para poder "ver".
Una vez que uno "había parado el mundo", emergía otra realidad, una
que podía ser descrita como no-ordinaria, no por ello menos real que la
ordinaria. Para instruir a su aprendiz en la práctica de "parar el mundo"
y "ver", don Juan se valió del uso de varias plantas psicotrópicas
como la psilocibina, el peyote y la datura. Como explicó don Juan, las drogas
no son siempre un componente esencial para facilitar el acto de ver; pero en el
caso de Carlos fueron usadas como el último recurso para expandir su realidad —
para poder abrir un agujero a través de las defensas psicológicas con las que
subconscientemente se había aislado. En el caso de otros aprendices, los alucinógenos
generalmente no eran necesarios, pero Castaneda había sido condicionado para
ver el mundo convencionalmente de tal modo que necesitaba algo que lo
conmocionara y que sacudiese su mundo; algo que deconstruyese el muro que la
realidad consensuada había erigido a su alrededor.
Después
de Viaje a Ixtlán, Carlos había
llegado a un punto en el cual estas drogas psicotrópicas ya no le eran
necesarias. La graduación de Carlos en estos sacramentos coincidió
convenientemente con el diluvio místico y de la Nueva Era de los setenta, que había
reemplazado — en buena parte — a la "experimentación psicodélica de los
sesenta", en la medida en que ilusos iniciados buscaron nuevas y menos
peligrosas formas de expandir sus cráneos. Para satisfacer las demandas del
cambiante mercado metafísico, los libros de Carlos ahora ahondaban en áreas de
creciente popularidad entre los consumidores de la Nueva Era, como los sueños
lúcidos o la proyección astral. Ya fueran o no las enseñanzas de Carlos una
amalgama de conceptos recogidos de otras fuentes — con sus propias pinceladas
de brujo añadiendo colorido al lienzo — lo cierto es que descubrió una amplia
audiencia preparada y deseosa de emplear estas técnicas, de una forma u otra.
Durante el periodo en el que leí Relatos
de poder — que trata en parte el tema de la proyección astral — experimenté
viajes fuera del cuerpo, no muy distintos a los descritos por Carlos en su
libro, aunque no recuerdo bien que fue primero: ¿la gallina o el huevo
luminoso? ¿Fueron mis experiencias fuera del cuerpo sugestiones subconscientes
sembradas en mi mente tras haber leído Relatos
de poder? ¿O fueron, al contrario, una validación del fenómeno descrito por
don Carlos?
He
conocido a un amplio espectro de personas que han usado las enseñanzas de don
Juan en sus propias vidas, aunque normalmente sin ningún sistema formal de
reglas. Usualmente se trata de una interpretación de los escritos de Castaneda
llevada a lo que mejor le funcione al usuario/experimentador. Muchos fueron los
que hicieron cosas como fumar hongos mezclados con marihuana para acto seguido
mirar a ambos lados buscando sombras de luna en sus equivocados intentos de
"detener el mundo". Por supuesto, lo que funciona para un aprendiz
urbano puede ser una completa pérdida de tiempo para otro. Pero esa es
precisamente la magia de Castaneda; él es — como lo llamo De Mille — un
autentico hombre Rorschasch; sus palabras hablan en varios niveles, y puestas
en funcionamiento ofrecen un amplio espectro de resultados.
El
investigador de sueños lúcidos Paul Rydenn me contó sus propios experimentos
usando los métodos de Castaneda, a menudo con resultados nada concluyentes. Una
de las técnicas de sueños lúcidos por la que Castaneda aboga es el acto de
mirarse las manos para mantener la lucidez. Cuando Paul probó este método,
usualmente descubría que tenía de diez a veinte dedos en cada mano, e
inmediatamente se despertaba. Otro de los métodos de Castaneda para preservar
el estado de consciencia del "soñar despierto" consiste en extender
los brazos y dar vueltas como lo hace un patinador de hielo cuando el sueño lúcido
comienza a desvanecerse. Una vez más esta técnica produjo resultados
ineficientes en el caso de Rydenn, a menudo sacándole del sueño lúcido hacia un
espacio oscuro, o a otro sueño no lúcido.
Sea
cual sea la verdad, el impacto de Castaneda sobre las últimas generaciones no
puede ser infravalorado. Muchas personas han sido transformadas de una forma u
otra por sus numerosos libros. Un amigo cercano — cuya forma habitual de andar
por la vida es de buen humor y de vacile constante — se volvió de repente
absolutamente serio y reverente cuando saqué el tema de los libros de
Castaneda, los cuales había leído varios años antes y cuya influencia sentía
resonar profundamente en su vida. Relatando un sueño, mi amigo recordó haber
viajado al gran domo verde al que don Juan y don Genaro viajaron tras
despedirse del mundo de Carlos. Tras dejar el domo verde, viajó a través de un
vertedero descolorido, abriéndose paso a través de lo que parecía un purgatorio
para por fin volver al reino de los vivos. Hasta el día de hoy, el recuerdo de
este sueño invoca en mi amigo un sentimiento de que hay algo más en la vida que
lo palpable: que la muerte es su aliada y que Ella estará esperando cuando este
mundo acabe, para enseñarle a mi amigo qué es lo que hay más allá.
La
imagen que tenemos del Castaneda de la UCLA a mediados de los sesenta es la de
un joven asustado e inseguro el cual — como se ha mencionado anteriormente —
buscaba su camino en el mundo, luchando con las obvias presiones de obtener un título
universitario. De modo que sus escritos sobre don Juan, en esa época, pudieran
haberle ayudado a conseguir un doble propósito: 1) un medio para elevarse en el
reino académico avanzado y así obtener su doctorado y 2) un medio efectivo de
ponerse en contacto con su verdadero ser, don Juan — esto es la eterna sabiduría
presente en todos nosotros. ¿Fue este acto diario de entrar en esta realidad
separada/cubículo de la biblioteca y aislarse del mundo un método que empleó
Castaneda para sobrellevar el estrés académico? ¿Y quien mejor para ayudarle
durante esos duros momentos que el compañero de juegos imaginario y figura
paterna de don Juan Matus? ¿Fue ésta la forma que tuvo Carlos de crecer y
llegar a un acuerdo consigo mismo? Detesto el análisis freudiano tanto como
cualquier neurótico, pero creo que en esta ocasión mi evaluación puede ser
cierta en algún sentido.
Según
la revista Time Carlos habría
comenzado a escribir sobre don Juan en 1956, once años antes de que su primer
libro se publicase, y cuatro años antes de que supuestamente hubiese conocido a
su mentor yaqui. Este primer manuscrito no publicado se llamaba El mundo entero suena raro, ¿no crees? y
habría sido escrito junto con alguien llamado Alberta Greenfield. Así que si en
realidad Carlos conoció a don Juan, esto habría sucedido varios años antes de
lo dicho en un primer momento. Estoy seguro que Carlos argumentaría que datando
su primer encuentro con don Juan en 1960 lo que hacía realmente era proteger la
identidad de su maestro obscureciendo las fechas reales.
Don
Juan — aunque a menudo agitaba su cabeza yaqui y reía como un niño ante la
incesante manía de su aprendiz de tomar notas — le dijo a Carlos que este
ritual de escritura que llevaba a cabo tan aplicadamente formaba parte de su
"camino"; un medio que le ayudaría a convertirse en un "hombre
de conocimiento". ¿Vuelve en esta ocasión Don Carlos a hablar metafóricamente
a través de la anciana boca de este sabio yaqui? Pienso que antes que cualquier
otra cosa, la misión de Carlos era la de convertirse en un escritor exitoso; un
contador de historias y un creador de mitos. Y esto es justo lo que don Juan le
dice de diversas formas, de tanto en tanto: «este acto deliberado de tomar
notas (escribir) te ayudará a crecer, Carlitos; como el humito, te enseñará
muchas cosas». Al final de Relatos de
poder, don Juan y Carlos se encuentran en una estéril meseta mexicana. Al
fin Carlos ha sido iniciado en los misterios de la brujería, y aquí es donde
ofrece una despedida a don Juan, y salta al Abismo, aunque este sea metafórico.
De Relatos de poder en adelante,
Carlos se ha convertido en un brujo, aunque visiblemente con muchos kilómetros todavía
en su recorrido hacia su propio Ixtlán: la tierra del no-retorno de los brujos.
De forma paralela a su ficticia o alegórica vida — en la transición entre Viaje a Ixtlan y Relatos de poder — consiguió su doctorado. En los términos
concretos de la academia y la realidad ordinaria, Carlos al fin se había
convertido en un "hombre de conocimiento" de la cabeza a los pies.
Ahora contaba ya con verdadero poder, con credenciales en sus manos: su
figurado cetro mágico.
A
partir de este momento Carlos se convierte en un brujo certificado (léase gurú
de la Nueva Era), entrelazando historias cada vez mas alucinadas con cada nueva
edición del catalogo del Círculo de Lectores. En una de sus últimas entregas
literarias, Carlos al fin hizo público su estatus de brujo, situación la cual
fue quizás única en la historia de la literatura moderna: un multimillonario gurú
de la Nueva Era artífice de su propio éxito, viviendo su mito alegórico en público
y en edición bolsillo: un claro percusor a las charadas Nueva Era de Shirley
Mclaine. Por supuesto, ésta es tan solo una forma de ver la realidad, como
estoy seguro que apuntaría don Juan. E incluso si ésta es la postura hacia la
que me veo más inclinado — la de considerar a don Juan como un mito — sigo considerándome
a mi mismo con un pie a cada lado de la controversia Castaneda: por una parte,
deseoso de creer en el mito; por otra escéptico, contemplando la posibilidad de
estar siendo engañado por alguien que, a lo largo de los años ha resultado ser,
como lo describe Jim De Korne, «un consumado embaucador con sutiles verdades
que transmitir». O quizás se trate del timador que es tan bueno que, de hecho,
ha terminado por creerse su propia leyenda transformando su vida en una alegoría.
Don
Juan — como otros íconos de la cultura popular — se resistió y se resiste a
morir, tanto en la imaginación de Castaneda como en la de sus lectores. En un momento
de la saga resulta que don Juan y don Genaro han penetrado la grieta que separa
los mundos, viajando a la otra vida de los brujos yaqui, al domo verde. Pero en
esta época de secuelas, al igual que Spock o Superman, don Juan es resucitado
en los libros posteriores (de una forma u otra) permitiendo a Carlos exponer el
mito y a don Juan continuar sus enseñanzas. Al igual que con Freddie Krueger,
la memoria de don Juan es tenaz y se resiste a morir, de modo que Carlos le
insufla vida una y otra vez. El problema que muchos lectores tienen con los últimos
libros (servidor incluido) es que empujaron los límites de la credulidad mucho más
lejos de lo que muchos estábamos dispuestos a considerar seriamente. Como
sugiere De Korne, Carlos es «análogo a un maniaco homicida que pintarrajea grafitis
con el mensaje "por favor detenedme antes de que mate otra vez" en
las paredes de los baños»; la subsecuente producción literaria de Castaneda parecía
implorarnos que dejáramos de tomarle tan seriamente.
Traducción:
Reverendo JFK Tadeo (ver original en LE MUTANT DIPLOMATIQUE)
Lectura recomendada : El Oscuro Legado de Carlos Castaneda
(¡Gracias por el dato Alejandro Agostinelli!)
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