Lectura de
Illuminatus semana 13
Por Mazzu
Trilogía
Illuminatus
(Desde la página 148 a la 158)
Goodman
y Muldoon dejan el departamento de Joe Malik y son capturados por los
Illuminati; Simon es arrestado por la policía y liberado por Hagbard; Robert Putney
Drake se psicoanaliza; y repasamos un hecho fundamental de los Mitos de Illuminatus: el asesinato de Kennedy
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Saúl
se encuentra repentinamente en un Club Playboy sin saber muy bien cómo ha
llegado allí. Cuando intenta hacer memoria “lo último que recordaba era haber estado
en el departamento de Joe Malik junto a Barney Muldoon… No, hubo una voz que
dijo ‘Ahora, Hermana Victoria’ mientras salían por la puerta de calle a
Riverside Drive…”; deduce que lo han drogado e intenta escapar, pero termina
entrando en una habitación donde sus propios temores y pensamientos más íntimos
son proyectados en una pantalla; se da cuenta de que los Illuminati intentan ‘lavarle
el cerebro’.
Esta
escena, los pasos seguidos por los captores de Saul, y el método que emplean,
me recuerda a un capítulo del libro de Timothy Leary Neuropolitics, coescrito con Robert Anton Wilson. El capítulo en
cuestión se llama How To Wash Brains
(Cómo Lavar Cerebros), y reproduzco
aquí un fragmento muy interesante:
(Vale
mencionar que los autores al comienzo del fragmento aclaran que “El concepto de
‘lavado’, por supuesto, no es científico y es bastante burdo crudo. El cerebro
no es una prenda sucia sino una computadora bio-eléctrica”, pero utilizan el
término “lavado de cerebros” porque era el lenguaje utilizado en las noticias
de la época, 1975)
El
cerebro y el sistema nervioso, al igual que el resto del cuerpo, están
diseñados y programados por el código genético. El ser humano, al igual que
todas las demás formas de vida, es ante todo “un robot gigante creado por el
ADN para hacer más ADN”, como ha observado el genetista Nobel, Herman J.
Muller. Todos somos robots neurogenéticos. Y, por desagradable que pueda ser
reconocer esto para los teólogos cristianos o los humanistas sentimentales, no
hay escape de nuestra ‘robotez’ a
menos que primero reconozcamos el hecho. Sólo entonces podemos aprender a tomar
el control de nuestro sistema nervioso y reprogramar nuestros programas
individuales.
Un
ejemplo básico de la programación del cerebro, lo que nos ayuda a comprender a
Rusty, a Squeaky, a Patty (se refieren al teniente William “Rusty” Calley, a Lynette
“Squeaky” Fromme y a Patty Hearst) y a nosotros mismos, se refiere a la jirafa
recién nacida cuya madre fue asesinada por los cazadores. La cría de jirafa -
de acuerdo a su programa genético - impronta el primer objeto grande en
movimiento que ve, que en este caso resultó ser el jeep de los cazadores. Lo
siguió, le vocalizaba, trató de tomar la teta de él y, finalmente, intentó
aparearse con el vehículo insensible. Los instintos de supervivencia de la
jirafa se engancharon a ese jeep. El ser humano también impronta - o engancha
su equipo neuronal – a objetos externos.
Entre
los humanos, estas improntas vienen en cuatro etapas:
1.
El circuito de biosupervivencia del bebé, concerniente a las señales de seguridad/peligro,
aquí y ahora.
2.
El circuito infantil, o ego; concerniente
al movimiento y la emoción;
3.
El circuito verbal/simbólico del estudiante, o mente; concerniente al lenguaje y el conocimiento;
4.
El circuito sociosexual adulto, o personalidad;
concerniente al comportamiento doméstico.
Estos
cuatro circuitos son los cuatro cerebros que se blanquean progresivamente y
donde se realizan las reimprontas en el proceso mecánico relativamente simple
llamado lavado de cerebro. El proceso es simple, debido a que la impronta
original de estos circuitos también era relativamente simple.
A
lo largo de la vida humana, cuando el circuito de biosupervivencia indica
peligro, todas las otras actividades mentales cesan. Para crear una nueva
impronta, primero hay que reducir al sujeto a una situación de infancia, es decir,
la vulnerabilidad del primer circuito.
El
primer circuito, o circuito de biosupervivencia, se activa al nacer. Su función
es la búsqueda de alimentos, aire, calor, comodidad y alejarse de lo que es
tóxico, duro o peligroso. El circuito de biosupervivencia del sistema nervioso
animal es programado por el ADN para buscar una zona de confort/seguridad alrededor
de un organismo materno. Si la madre no está presente, se elegirá el sustituto
más cercano del medio ambiente. Para la jirafa recién nacida, fue un jeep de
cuatro ruedas. En uno de los estudios etológicos de Konrad Lorenz, un ansarino
que no pudo encontrar el cuerpo blanco y redondeado de una gansa para improntar,
lo hizo con una blanca y redonda pelota de ping-pong. A lo largo de la vida
humana, cuando el circuito de biosupervivencia indica peligro, todas las otras
actividades mentales cesan. Esto es de importancia fundamental en la
programación del cerebro: para crear una nueva impronta, primero hay que
reducir al sujeto a una situación de infancia, es decir, la vulnerabilidad del
primer circuito.
El
primer paso en este proceso es el aislamiento de la víctima. Un pequeño cuarto
oscuro es ideal, ya que las técnicas sociales, emocionales y mentales que
anteriormente aseguraban la supervivencia no funcionarán allí. Cuanto más
tiempo pase la persona aislada en dicho estado, más vulnerable a la nueva impronta
se volverá. Como ha señalado el Dr. John C. Lilly, se tarda sólo unos minutos
de aislamiento verdadero para que aparezca la ansiedad y sólo unas pocas horas
hasta que comiencen las alucinaciones, y la víctima estará lista para recibir la
impronta de un nuevo objeto de protección maternal. No es una paradoja que el
sujeto reticente incluso pueda improntar al captor que le está realizando este lavado
de cerebro. La víctima se ve obligada por instintos – programas bioquímicos – de
muchos millones de años de antigüedad a buscar esta impronta y conectarla a
cualquier entidad externa que se acerque más al arquetipo de la madre. Para un
prisionero humano, cualquier ser de dos patas que trae la comida puede servir.
El
segundo circuito, el cerebro emocional, o ego, se imprime al principio, cuando
el niño empieza a utilizar la fuerza muscular para gatear, caminar, dominar la
gravedad, superar los obstáculos físicos y manipular a los demás políticamente.
Los músculos que realizan estas funciones reciben muy rápidamente la impronta
de lo que serán reflejos crónicos, de por vida. Dependiendo de los accidentes
del medio ambiente, esta impronta hará que el ego sea fuerte y dominante o débil
y temeroso. El estatus en el grupo o la tribu es asignado sobre la base de un
sistema de señalización inconsciente en el que estos reflejos musculares son
cruciales. Todos los juegos y engaños emocionales, enumerados en los populares
manuales de juegos del Dr. Eric Berne y los analistas transaccionales, son
improntas del segundo circuito, o la política estándar de los mamíferos.
Para
recrear la vulnerabilidad de impronta del segundo circuito en un adulto, se
debe hacer sentir al sujeto como un niño torpe. El marcador neurológico del
sujeto debe registrar claramente el mensaje: “mido medio metro de altura, soy ignorante,
inepto, miedoso y estoy equivocado. Ellos miden un metro ochenta de altura, son
sabios, inteligentes, poderosos y tienen razón”.
La
impotencia puede convertirse en pánico por medio de tácticas de terror. En la
película de Costa-Gavras La Confesión,
los lavadores de cerebro comunistas sacan al sujeto de su celda, le ponen una
soga alrededor del cuello y lo conducen a un lugar donde le espera la horca;
algunas tribus africanas toman a los candidatos de “iniciación” y los entierran
con vida durante horas. La vulnerabilidad de impronta básica se produce cuando
el sujeto llega a creer “no tengo otra opción; pueden hacer lo que quieran
conmigo”. En este punto, los ganchos del circuito emocional de la víctima
interiorizan un rango en la jerarquía, bajo la protección de la figura más
poderosa disponible.
El
tercer circuito, o la mente racional, se imprime cuando el niño empieza a
utilizar artefactos y a hacer preguntas. Los sitios de impronta son los nueve
músculos de la laringe que se utilizan en el habla y un bucle de
retroalimentación neural entre la mano derecha y el hemisferio cerebral
izquierdo, que se utiliza para examinar, clasificar y la reordenar los objetos
del entorno. Todo el edificio de la ciencia, el arte y el conocimiento está
construido sobre este cimiento.
La
forma más rápida de reimprontar el tercer circuito es separar a la víctima de
los que comparten el mismo lenguaje, símbolos y doctrinas, colocando a la
víctima en una situación en la que sus habilidades verbales y su destreza
física habituales no funcionarán, donde tenga que imprimir nueva señales y
habilidades para sobrevivir. Por ejemplo, es bien sabido que la mejor manera de
aprender un idioma extranjero es viviendo con aquellos que sólo hablan ese
idioma: enganchar las necesidades de supervivencia del primer circuito
(alimentación, refugio) y las necesidades de estatus del segundo circuito
(seguridad, reconocimiento) a la necesidad del tercer circuito de dominar la
nueva lengua.
Por
el contrario, el inglés proverbial que se vestía para la cena cada noche en su
cabaña tropical solitaria, no era un tonto. Él mantenía una burbuja ‘inglesa’ a
su alrededor reafirmando constantemente una realidad inglesa, y así evitaba ser
engullido por la realidad de los indígenas. No es raro que un hombre se vuelva
comunista cuando vive con los comunistas, o un convicto cuando vive con los
convictos. De hecho, se requiere una ingeniería neurológica delicada para
seguir siendo uno mismo en tales condiciones.
El
cuarto circuito, o la personalidad, se activa y se impronta en la adolescencia,
cuando la señal de ADN despierta el aparato sexual. El adolescente se convierte
en el desconcertado poseedor de un nuevo cuerpo y un nuevo circuito neuronal
enganchado al orgasmo y la fusión espermatozoide-óvulo. El humano pubescente,
al igual que cualquier otro mamífero, se tambalea sobre en un estado de frenesí
de apareamiento, con cada neurona jadeando por el objeto sexual. La
vulnerabilidad de impronta es aguda, y las primeras señales sexuales que
enciendan el sistema nervioso de los adolescentes permanecerán fijas para toda la
vida y definirán la realidad sexual del individuo. No debe sorprender, por lo
tanto, la cantidad de fetiches tan fácilmente adquiridos en estos momentos
delicados. De hecho, podemos decir con precisión en qué período de tiempo una
persona realizó esta impronta viendo cuales fetiches siguen excitándola: ligas
negras, licores, jazz y corte de pelo militar definen la impronta de todo un
grupo generacional, al igual que los sacos de dormir, Mick Jagger, la hierba y los
jeans ajustados definen a otra. Cuando Sinatra canta en Las Vegas, las fans
menopáusicas hacen caso omiso de sus arrugas y su papada, y las neuronas
provocan otra vez un reflejo de éxtasis. A la generación más joven le causa
gracia y la aburre: “¿Qué tiene que ver ese viejo calvo con el sexo?”. Ningún
grupo entiende los fetiches de las improntas sexuales de otro grupo generacional.
Es
importante para el lavador de cerebros entender que el comportamiento sexual
está intensamente influenciado por la moral social nacional. La tribu siempre
rodea el intercambio de fluidos con amenazas feroces y tabúes violentos - en la
medida en que la mayoría de las personas ni siquiera saben que la palabra moral
no se refiere a otra cosa que no sea la prohibición sexual. En todas partes, en
todas las sociedades, el circuito sexual es domesticado sin piedad, canalizado
en la productividad de la tribu. El orgasmo socialmente aprobado es dirigido hacia
la procreación monógama; el orgasmo que apunta al placer es denunciado y
quienes lo practican a menudo son perseguidos. Reescribir los circuitos sexuales,
entonces, rompe el vínculo interno, fisiona la personalidad domesticada y permite
la creación de un nuevo vínculo a una subcultura diferente y a su sistema de
valores sexuales heréticos. Tal reimpronta del circuito erótico puede ser una
técnica lavado mental de lo más eficaz, pero sólo como complemento del blanqueo
básico de los circuitos primero y segundo de seguridad y estatus del ego. Por
ejemplo, si Cinque hubiera violado a Patty Hearst la primera noche de su
cautiverio, ella habría desarrollado una fuerte repulsión. Sin embargo, después
de que el sujeto ha llegado a considerar a su captor como fuente de la
bioseguridad, el soporte físico, la definición realidad emocional, a
continuación, una seducción sexual puede imprimir un nuevo campo erótico.
Con
el fin de mantener la propia burbuja de la realidad, es necesario rodearse de
tranquilidad tribal. La mayor parte de la comunicación humana es
vergonzosamente primitiva, y consiste en un sinfín de variaciones sobre
“todavía estoy aquí. ¿Tu estás ahí?” (solidaridad de colmena) y “nada ha cambiado
realmente” (los asuntos de la colmena siguen como de costumbre).
El
aislamiento, el primer paso del lavado de cerebro, elimina esta burbuja
protectora. Cuando el sujeto ya no recibe retroalimentación – “todos estamos todavía
aquí; nada ha cambiado” - las improntas comienzan a desvanecerse. Los
exploradores y los náufragos que han sobrevivido al aislamiento prolongado, como
ha señalado el Dr. Lilly, son bastante tímidos después de ser rescatados. Literalmente,
tienen miedo a la conversación humana - a veces durante semanas - porque saben
que lo que van a decir puede sonar como una locura para el adulto normal
domesticado; sus improntas se han desvanecido y se hallan en el mundo de libre
flotación incondicionado del yogui o el místico. Necesitan muchos días, por lo
menos, para reimprontar su burbuja social.
Una
vulnerabilidad de impronta similar y un retorno a la infancia se producen en
muchos casos de hospitalización prolongada, un hecho inquietante que muchos
técnicos médicos no entienden. Algunos pacientes pasan, literalmente, por un
lavado de cerebro para convertirse inválidos de por vida - un caso clásico de
impotencia del segundo circuito - y son acusados por el personal de ser
simuladores, una etiqueta que traslada la culpa de los técnicos incompetentes a
la víctima indefensa.
La
función del sistema nervioso es enfocar, seleccionar, restringir, y elegir entre
una infinidad de posibilidades, las improntas bioquímicas que determinan las
tácticas y estrategias que aseguren la supervivencia en un solo lugar, el
estatus en una tribu. El bebé está preparado genéticamente para aprender
cualquier idioma, dominar cualquier habilidad, y adoptar cualquier rol sexual;
en muy poco tiempo, sin embargo, es fijado rígidamente a aceptar, seguir e
imitar las ofertas limitadas de su entorno social y cultural. En este proceso,
cada uno de nosotros paga un precio muy alto. La supervivencia y el estatus nos
hacen perder las infinitas posibilidades de la conciencia incondicionada. La
personalidad domesticada dentro de la burbuja social es un fragmento trivial de
los potenciales de la experiencia y la inteligencia innata de la biocomputadora
humana de 110 millones de células. Literalmente nos han dejado ciegos; hemos
tomado literalmente licencia de nuestros sentidos; somos, textualmente, sólo un
poco más conscientes que cualquier otro animal de rebaño.
El
trabajo del lavador de cerebros es simple, entonces, ya que se trata sólo de
sustituir un conjunto de circuitos robóticos por otro. Una vez que el sujeto
busca al reprogramador en pos de la bioseguridad y el apoyo del ego, al igual
que el niño busca a sus padres, cualquier ideología del tercer circuito puede
ser impresa en las neuronas vulnerables. Dado a que todos hemos sido impresos
por nuestras propias burbujas sociales, generalmente no se reconoce algún mapa de
la realidad humana – por más excéntricos y paranoides que sean – tenga casi tanto
sentido como cualquier otro. Las personas son vegetarianas o nudistas o
comunistas o adoradoras de serpientes por las mismas razones que otras personas
son católicas o republicanas o liberales o nazis. Durante la vulnerabilidad de
impronta, cualquiera puede ser cambiado de un sistema a otro. Podemos ser
fácilmente inducidos a pasar de entonar “Hare Krishna” a “Jesús murió por nuestros
pecados” a “hay matar a los cerdos”,
y encontrar sentido a cada una de las ideologías implícitas. El siguiente paso
es de los lavadores de cerebro es al de persuadirnos de que quienes no ven el
mundo de acuerdo a un determinado mapa de la realidad es malo, o estúpido, o
demente. Después de programar una burbuja del tercer circuito en torno al
sujeto, un procedimiento de lavado de cerebro completo debe entonces reimprontar
los impulsos sexuales y los sistemas de tabú. Es aquí donde los lavadores de cerebro
gubernamentales son divertidamente ineptos, en comparación con las bandas fuera
de la ley.
Aquí
vemos que los lavadores de cerebros Illuminati siguen los pasos descritos por
Leary y RAW de manera bastante sistemática. Saul es llevado a un cuarto donde
le muestran las diapositivas, y aquí leemos “el primer paso en este proceso es
el aislamiento de la víctima. Un pequeño cuarto oscuro es ideal”; para ‘borrar’
el segundo circuito “hay que recrear la vulnerabilidad de impronta del segundo
circuito en un adulto; para lograrlo se debe hacer sentir al sujeto como un
niño torpe” y el método es el miedo: “la impotencia puede convertirse en pánico
por medio de tácticas de terror” (las visiones, el simulacro de muerte – que veremos
en la próxima semana de lectura); y para minar el circuito socio-sexual de
Saul, aguijonean su mente con todo tipo de tabúes sexuales relacionados con su
joven esposa: “es importante para el lavador de cerebros entender que el
comportamiento sexual está intensamente influenciado por la moral social
nacional. La tribu siempre rodea el intercambio de fluidos con amenazas feroces
y tabúes violentos”
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Algunas
referencias cabalísticas:
Seguimos
en Chesed, “la Misericordia”; se ubica en el centro de balance de la columna
Jachim (precisamente ‘la Misericordia) enfrentado a su contraparte Geburah,
ubicada en el centro de balance de la columna Boaz (‘la Severidad’); el número de
Chesed es el 4 y se lo considera la fuerza masculina organizativa y
constructiva. Tiene como símbolos el cetro real, la varita mágica, y el báculo
pastoral, así como la cruz griega y la pirámide. Se vincula al unicornio,
animal que encarna la virilidad y el poder, y su imagen mágicka es un poderoso
rey coronado y sentado en su trono.
Como
decíamos en la entrada de la semana 12, Chesed es la primera séfira en aparecer
por debajo del Abismo que separa al mundo ‘Ideal’ del mundo ‘Real’; para los
gnósticos, Yahveh, el creador de dicho mundo ‘Real’ era en realidad el
Demiurgo, un demonio; pero ese mundo, al ser creado por un demonio - aunque ‘real’
- es ilusorio, ya que oculta la creación verdadera; aquí parece haber un
paralelismo entre este mundo ilusorio del Demiurgo y el mundo de ilusiones creado
por los Illuminati en su intento de reprogramar a Saul; incluso hay un abismo
en el medio: la pérdida de memoria de Goodman, que no sabe muy bien cómo llegó
allí.
Una
de las frases que Saul ve durante su cautiverio es '¿UN PENSAMIENTO SOBRE
UNICORNIOS, ES UN PENSAMIENTO REAL?' (p. 153), siendo el unicornio uno de los
símbolos atribuidos a Chesed.
En
la página 150, el maître le dice a Saul: “Hab’
rochmunas” que en yiddish es “ten misericordia”.
También es el sentimiento que inunda a Saul cuando ve los rostros de los
hombres que había enviado a prisión (aquí hay un juego de desbalance entre la
Severidad – Geburah – y la Misericordia – Chesed); otro juego de desbalance
está presente en la escena del juzgado donde se le impone una pena a Simon por
los disturbios en Chicago; el juez Bushman (la representación de la Severidad –
Geburah – que también es ‘la Justicia’) no logra encarcelar a Simon porque
Hagbard (aquí representando a la Misericordia) paga la fianza. ‘La Fuerza’ el
arcano mayor del Tarot que se ubica en el sendero que conecta a Gesed y Geburah,
ilustra bastante bien el accionar de la policía sobre sus prisioneros (ver la
escena entre Simon y el policía en la p. 158).
En
la página 149 leemos “un tipo largo, flaco, y con dientes sobresalientes, que
me hizo acordar a una pitón, o alguna especie de víbora” (se refiere a Harry
Coin), y el sendero sefirótico que conecta a Gesed y Geburah está ilustrado por
la letra hebrea Theth, ‘la Serpiente’.
Jesucristo
es siempre visto como un arquetipo de la Misericordia. Ahora, bien, el sendero
que une a Chesed hacia arriba con Chokmah está ilustrado con la letra hebrea
Vau, ‘el clavo’; el que lo une por debajo con Netzach, contiene la letra Kaph ‘la
palma’ (de la mano); el sendero diagonal que lo une a Tiphareth, tiene a Iod, ‘la
mano’; ya mencionamos que Theth, que lo
une con Geburah, es ‘la Serpiente’; si unimos a ‘la Misericordia’ con los
elementos ‘clavo’, ‘palma’, ‘mano’ y ‘Serpiente’, no podemos evitar pensar en
Jesucristo (que para los gnósticos era la Serpiente); más aún si sumamos a la
Virgen (“soy su conejita, Virgen”, p. 149) y su soliloquio en el cuarto llamado
“Absolución y Redención” (p. 154): “todos los hombres desean una Conejita
Virgen para comerla en Pascua y celebrar el milagro de la Resurrección. ¿Comprende
el milagro de la Resurrección, señor?”.
La
conejita siente lástima por Saul (p. 154), y se puede ver a la lástima como un
reflejo negativo o qlifótico de la Misericordia.
La
escena termina en la página 154 cuando Saúl “sintió un pinchazo en el cuello:
una aguja, otra droga”; en frente de Chesed, el sendero que une a Geburah con
Tiphareth contiene la letra hebrea Lamed, ‘el Aguijón’; otra referencia a esto
puede verse en la página 148, en la reunión de Maldonado con Ben Volpe frente a
la aguja de Cleopatra, en el Central
Park.
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Hay
una anécdota interesante con relación a la escena en la que Saul ve los rostros
de los delincuentes que envió a prisión; el 4 de marzo de 1977 Ken Campbell estrenó la
versión teatral de Illuminatus en el
National Theatre de Londres; esta vez con Robert Shea y Robert Anton Wilson no
solamente presentes, sino también participando como extras de la obra.
En
la conferencia de prensa ofrecida luego de la función en el NT de Londres, los
autores dieron su punto de vista sobre la adaptación:
Bob
Wilson: “No sé qué pensarán otros espectadores, pero para mí el momento más sobrecogedor
y poderoso de la obra es cuando Saul Goodman toma consciencia de su sentimiento
de culpa por haber enviado gente a la silla eléctrica, y la forma en que lo interpretaron
- dos veces: una sin emoción, y otra con emoción. Sucedió por accidente. La fotocopiadora
sacó dos copias de esa página y los actores se encontraron repitiendo la misma escena
dos veces, pero Campbell dijo ‘Esperen, ¡esto queda bien!’. Así concibieron la
idea de hacerla dos veces: una sin emoción, y la otra muy emotiva. Creo que es
una escena tremendamente poderosa. Y es una intervención directa de la Diosa.
Ella siempre actúa de esa manera. Cada vez que sucede algo caótico e
inesperado, los discordianos decimos ¡Salve Eris! (…)”
Campbell y Wilson en 1992
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Shea
y Wilson amplían su versión del mito del asesinato de Kennedy en esta sección;
antes habíamos visto que Dillinger le había dicho a Joe Malik sobre el asesino
del presidente (p. 114): “todavía no estás autorizado a ese tipo de
información. Solamente te diré esto: sus iniciales son H. C. - así que nunca
confíes en nadie con esas iniciales”; hasta ese punto del relato conocíamos
solamente dos personajes de la novela con esas iniciales: Hagbard Celine y
Harry Coin; sin embargo, aquí (p. 149), Ben Volpe, en su charla con Nariz de
Banana Maldonado, despeja una de esas incógnitas: Harry Coin no fue ¿o sí?...
no adelantaremos más sobre el tema, más adelante volveremos a esto...
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Algunas
referencias literarias:
“PODEMOS LLAMAR
‘NUESTRAS’ A ESTAS CRIATURAS DELICADAS, PERO NO A SUS APETITOS” (p. 152) Otelo de Shakespeare, acto 3, escena 3.
“Der Zweck heiligte die Mittel” “el fin
justifica los medios” P. 155; ver entrada de la Lectura de Illuminatus Semana11 para las referencias a El Retorno de
los Brujos de Pauwels y Bergier, que parece ser la fuente de esta escena de
iniciación de Hitler a la Sociedad Secreta de Thule.
“Pre-Austeric
Man in Pursuit of Pan-Hysteric Woman” (El hombre Pre-austérico persigue a la
mujer Pan-histérica, p. 155): Joyce dictó dichas palabras a Beckett, que luego
aparecerían en la p.266 de Finnegans Wake.
“SÓLO
EL LOCO ESTÁ ABSOLUTAMENTE SEGURO” p. 152; una frase que RAW repitió en muchos
de sus otros libros y que suele ser citada en varios memes que circulan por
ahí.
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5s
y 23s:
“Es
23 de Noviembre de 1963” 148; “la
sirena se rompió en pentágonos rojos,
naranjas, amarillos…” p. 153; “En 1923,
Adolf Hitler se irguió frente a un altar piramidal 155”; “Cinco delitos en una sola noche” p. 158
Che mazzu, vos por tu cuenta haces todo este resumen? O lo traducís de otra página?
ResponderEliminarSí, el resumen lo hago yo, no es una traducción; donde traduzco (como en los enlaces de Historia Discordia o de RAWIllumination) aclaro y pongo el link.
ResponderEliminar... Y donde colaboran otros lectores (como lo han hecho Martín Agharta Díaz, Rodrigo Castañeda, y Kokote), también lo aclaro
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