LA FÍSICA DE LA
SINCRONICIDAD
(Fragmento de ‘Coincidance’
de Robert Anton Wilson)
Traducción: Mazzu
El
siguiente artículo apareció originalmente en Science Digest e inspiró una acalorada refutación de un tipo
escondido detrás de un seudónimo (no recuerdo si se hacía llamar Dr. Crypton o
Dr. Matrix, pero era algo así.) Este tipo emocional, excitado, y agitado estaba
muy ofendido por mis ideas - o mi manera de popularizar las ideas de varios físicos
prominentes - y por lo tanto afirmó que yo era irracional. Si mal no recuerdo,
dijo que estaba "arrastrándome con horror" ante "dioses
inescrutables" o algo por el estilo. Dejo que el lector decida si hay
dioses inescrutables invocados aquí o si la polémica fue sólo otro ejemplo de
las ansiedades histéricas que acosan a los racionalistas cuando sus dogmas se
ven socavados.
Los eventos sincrónicos han fascinado a los
científicos más importantes. ¿Son estos acontecimientos inesperados...
MERA COINCIDENCIA?
Desde
hace más de 100 años, varios científicos heréticos han estudiado los llamados
sucesos paranormales - eventos extraños atribuidos a la percepción extrasensorial,
la precognición o la telequinesis. Y, en cada paso del camino, esta la
investigación ha sido atacada por críticos que explican los resultados
positivos como "mera coincidencia" o (aún peor) "pura
coincidencia". Ahora parece haber una posibilidad de que la coincidencia pueda
ser más importante científicamente - y que pueda cambiar nuestro paradigma
científico de manera mucho más radical de lo que lo haría la telepatía. La
coincidencia puede ser más trascendental que la telequinesis. Han habido
coincidencias tan dramáticas, tan simbólicas o tan locamente improbables que
han despertado sentimientos de asombro en científicos y laicos por igual
durante generaciones.
¿Podrían
estas cosas suceder por azar? Para algunos, debería haber una lógica subyacente
a estas extrañas yuxtaposiciones de eventos en el tiempo y el espacio. Entre
los que han considerado seriamente la lógica de la coincidencia estaba Paul
Kammerer, el biólogo alemán que fue uno de los últimos evolucionistas de Lamarck.
(Kammerer se suicidó poco después de que se descubriera que uno de sus experimentos
cruciales para demostrar la evolución de Lamarck era un fraude. Einstein, sin
embargo, quedó impresionado con el trabajo de Kammerer sobre la coincidencia,
que calificó de "original y para nada absurdo") Otros científicos
interesados han sido Carl Gustav Jung, discípulo de Freud y uno de los
grandes psicólogos del siglo, que mapeó la mente inconsciente con la vista
puesta en lo místico; y Wolfgang Pauli, el premio Nobel de física y descubridor
del neutrino, que, en palabras de Arthur Koestler en Las Raíces de la Coincidencia, "extendió el principio de los acontecimientos
no causales de la microfísica (donde era reconocida su legitimidad) a la macrofísica
(donde no era reconocida)".
Examinemos
algunos casos, pasando gradualmente de lo moderadamente peculiar a lo cada vez
más bizarro.
1.
La novelista inglesa Rebecca West estaba escribiendo una historia en la que una
niña encuentra un erizo en su jardín. Mientras West escribía este pasaje, fue
interrumpida por sus sirvientes para informarle
que acababan de encontrar un erizo en el jardín.
2
. Cuando Norman Mailer comenzó su novela Costa
Bárbara no había ningún espía ruso en ella. Mientras la iba desarrollando,
un espía ruso se convirtió en un personaje menor. A medida que el trabajo
progresaba, el espía fue convirtiéndose en el personaje dominante. Después de finalizar
la novela, el Servicio de Inmigración arrestó a un hombre que vivía en el piso
de abajo del de Mailer en el mismo edificio. Era el coronel Rudolf Abel, caratulado
como el más prominente espía ruso en los Estados Unidos en ese momento.
¿Descifrando el
código?
3
. Mientras los aliados estaban planeando la invasión de Normandía el 6 de junio
de 1944, utilizaron las siguientes palabras en código (uno de los secretos mejor
guardado de la guerra): Utah y Omaha, para las playas donde desembarcarían
las tropas estadounidenses, Mulberry,
el puerto artificial que se usaría después del desembarco; Neptune, el plan de operaciones navales; Overlord, para toda la invasión. El 3 de mayo de 1944, la primera palabra
de código, Utah, apareció como una de
las respuestas al crucigrama del London Daily
Telegraph. El 23 de mayo, apareció Omaha.
El 31 de mayo apareció Mulberry. Y el
2 de junio, cuatro días antes de la invasión, aparecieron Neptune y Overlord.
La
Inteligencia británica investigó ampliamente este asunto. Descubrieron que el
hombre que había creado los crucigramas era inocente de espionaje, no tenía conocimiento
de la invasión y estaba tan perplejo como ellos mismos. Veredicto: simple coincidencia.
4
. Mientras Hart Crane vivía en Brooklyn Heights, decidió escribir un poema
sobre el puente de Brooklyn, que podía ver desde su ventana. Es su poema más
recordado. Un año más tarde Crane descubrió que la dirección en la que había vivido
al escribir El puente era la dirección
en la que había vivido Washington Roebling, ingeniero en jefe en la
construcción del puente.
5
. En 1909 Sigmund Freud y Carl Jung estaban en el estudio de Freud, discutiendo
acerca de la percepción extrasensorial. Vale la pena señalar que Freud era el
héroe de Jung, prácticamente su padre sustituto en ese momento. A medida que la
discusión se iba caldeando, las emociones chisporroteaban. De repente, y sin
ninguna razón obvia, hubo un ruido explosivo en la biblioteca.
"Ahí
está", dijo Jung, "ese es un ejemplo del denominado fenómeno
catalizador."
"¡Oh,
vamos!" exclamó Freud. "Eso es pura palabrería."
"No
lo es", respondió Jung, preso de una extraña certeza que no podía explicar.
"Se equivoca usted, Herr profesor.
Y para demostrar mi punto, ahora predigo que en un momento habrá un golpe más
fuerte"
¡Boom!
Sucedió tal como Jung había predicho. Freud estaba horrorizado, y Jung fue invadido
por un sentimiento de culpa inexplicable.
6
. Secuela de lo anterior: En 1972, el Dr. Robert Harvie, psicólogo de la Universidad
de Londres, estaba leyendo en voz alta la anécdota de Jung a un amigo. Cuando
Harvie llegó a la segunda explosión en el estante de libros de Freud, inexplicablemente
una lámpara cayó con gran estrépito.
7
. Segunda secuela: Margaret Green, de Londres, iba en un tren leyendo Las raíces de la coincidencia de Arthur
Koestler. Cuando llegó al relato de Koestler sobre la estantería ruidosa de
Freud, la ventana del tren repentinamente estalló como si alguien hubiera
arrojado una piedra contra ella. Tengamos en cuenta que incluso si hubiera
habido un lanzador de rocas, es inquietante que lanzara su misil justo en ese
instante, como para demostrar que "las raíces de la coincidencia"
están en todas partes.
8
. Yo estaba hablando sobre las secuelas de Harvie y Green del incidente de Jung
y Freud con mi esposa en un restaurante. Me parecía divertido que había hablado
y escrito sobre el tema muchas veces sin provocar ninguna reacción explosiva.
En ese momento, mi mujer derramó su vaso de agua. El camarero se apresuró a
limpiar la mesa y accidentalmente derramó mi vaso.
Presencia Inesperada
9
. Un paciente le estaba contando a Jung un sueño en el que aparecía un escarabajo
pelotero egipcio. Esto era de gran interés para Jung, ya que creía que los sueños
a menudo contienen imágenes del inconsciente colectivo, y el escarabajo pelotero
era sagrado para los antiguos egipcios. En ese momento, algo que golpeaba
contra la ventana llamó la atención de Jung. Era un escarabajo pelotero, una
especie bastante rara en Zurich, donde vivía Jung.
10
. El propio Jung más tarde tuvo un sueño acerca de Liverpool, Inglaterra, el
cual consideró tan importante que lo analizó y escribió sobre él en detalle. (Consideraba
que Liverpool era un juego de palabras de ‘piscina de la vida’ – pool of life -, significando renacimiento.) Años más tarde, Peter
O'Halligan, del World Coincidence Center de Berkeley, analizó el sueño con más
cuidado y decidió que los detalles coincidían con una sola intersección de
calles en Liverpool. En ese lugar estaba el café donde los Beatles habían
tocado por primera vez (Beatles es un juego de palabras entre Beetle – escarabajo -, y Beat – ritmo; nota del traductor). Y en el mismo lugar, más tarde, estuvo el Science-Fiction
Theatre of Liverpool, donde se interpretó la versión teatral de mi novela Illuminatus. Una gran parte de la obra
se desarrolla a bordo de un submarino amarillo, inspirado en una canción de los
Beatles. Y el propio Jung es un personaje de la obra.
11
. Mientras vivía en Tánger en 1958, el novelista William Burroughs tuvo una conversación
con un tal capitán Clark, quien mencionó que había estado navegando 23 años seguidos
sin accidentes. Ese día, el capitán Clark tuvo su primer accidente grave. Por
la noche, mientras pensaba en esto, Burroughs encendió la radio y escuchó un
boletín acerca de un accidente de un avión de pasajeros. El número de vuelo era
23 y el piloto también era un tal capitán Clark.
12
. Secuela: más tarde Burroughs decidió escribir un guión sobre el gángster de
la época de la Ley Seca, Dutch Schultz. Durante la investigación se encontró
con el número 23 una y otra vez. Schultz se la había jurado a un rival, Vicente
Coll "Mad Dog", y Coll fue asesinado en la calle 23 de Manhattan
cuando tenía 23 años. El mismo Schultz fue asesinado a balazos el 23 de octubre
1935.
13
. Cuando la versión teatral de Illuminatus
debutó en esa calle de Liverpool tan extrañamente vinculada con coincidencias
entre Jung-escarabajos-Beatles, el estreno fue el 23 de noviembre. El dramaturgo
británico Heathcote Williams hizo una aparición especial como extra. Más tarde,
Williams y yo hablamos sobre otros escritores que conocíamos, y Burroughs fue
mencionado junto con las coincidencias del 23 que había recolectado (unas pocas
de las cuales se mencionan más arriba). Me dijo que cuando conoció Burroughs
surgió este tema porque Williams le había comentado que tenía 23 años en aquél
momento. Cuando Williams regresó a su apartamento aquella noche (se había
mudado hacía poco), se dio cuenta por primera vez de que el edificio al otro lado
de la calle era el número 23.
14
. Después de que Las Raíces de la
Coincidencia de Koestler fuera publicada, el profesor Hans Zeisel, de la escuela
de leyes de la Universidad de Chicago, escribió a Koestler sobre toda una
cadena de 23s que habían permeado su vida: vivió en el nº 23 de la calle Rossaurerlaende
en Viena, tenía un despacho de abogados en el nº 23 de Gonzagagasse, su madre
vivía en el nº 23 de Alserstrasse. Cierta vez la madre de Zeisel recibió una
novela, Die Liebe der Jeanne Ney, y
la llevó consigo a Monte Carlo. En el libro, el personaje gana mucho dinero
apostando al 23 en la ruleta. La madre de Zeisel decidió también apostar al 23 en
la ruleta. El veintitrés salió en el segundo intento.
15
. Como si todo esto no fuera ya lo suficientemente extraño, tomó aspectos aún más
exóticos después de un célebre experimento de Robert Harvie y el biólogo Sir
Alister Hardy que trataba de demostrar la realidad de la telepatía de manera
tal que hasta el último escéptico se viera abrumado. El experimento, llevado a
cabo en Londres en 1967, involucraba 110 pruebas con 20 sujetos en cada una. Utilizando
todas las garantías posibles para asegurar la rigurosidad, Harvie y Hardy
obtuvieron resultados maravillosos. Los sujetos, que trataban de adivinar o leer
"telepáticamente" cartas que no podían ver, lograron una puntuación muy
por encima lo que podría esperarse del azar.
Entonces,
como revisión, Harvie y Hardy mezclaron aleatoriamente hojas de las respuestas.
Es decir, en lugar de comparar las respuestas de 20 personas que se encontraban
tratando de "ver" una carta invisible, como en el experimento
propiamente dicho, Harvie y Hardy formaron grupos de 20 hojas de respuestas de
diferentes personas en diferentes pruebas. Esto, esperaban, probaría que el
azar por sí solo no podía dar cuenta de los resultados de las pruebas de
telepatía.
Correlaciones Impactantes
Lo
que surgió fue más impactante que lo que salido de los experimentos iniciales. Nuevamente
encontraron correlaciones por encima del azar - correlaciones que estaban
muchísimo más allá de lo que se podía esperar según la teoría de la
probabilidad.
Lo
que tenemos aquí es peor que la telepatía del punto de vista ortodoxo. La
aleatoriedad debería haber producido un número menor de correlaciones, de
acuerdo a una aplicación de la segunda ley de la termodinámica, que dice que el
desorden siempre aumenta en los procesos aleatorios. Aquí la aleatoriedad
produjo más orden en lugar de menos.
Hardy
y Harvie sólo pudieron sugerir que la probabilidad y la coincidencia debían ser
reexaminadas.
En
realidad, este nuevo examen se había iniciado ya en 1919 en un libro llamado La Ley de las Series, del Dr. Paul
Kammerer. Como biólogo, Kammerer no sólo estudió las coincidencias extrañas, sino
que además desarrolló una taxonomía de ellas. Por ejemplo, su cuñado fue a un
concierto en el que tenía el asiento número 9 y su número de ticket del
guardarropa era 9. Por sí mismo, eso sería una "serie del primer orden",
en la terminología de Kammerer. Al día siguiente, sin embargo, el cuñado fue a
un concierto y obtuvo el asiento 21 y el ticket de guardarropa nº 21. Esto
sería una "serie del segundo orden."
Kammerer
continúa enumerando y dando ejemplos de las series del tercer orden, cuarto
orden, etc. También proporciona una morfología que implica grados (número de
paralelos en una coincidencia) y una tipología (coincidencias de números, nombres,
eventos).
Concluyó
que la coincidencia representa un principio no causal en la naturaleza, a
diferencia de los principios de causalidad que la ciencia había estudiado hasta
ese momento. Él comparó el principio de coincidencia no causal (PCNC, lo
llamaremos para abreviar) con la gravedad, y señaló que la gravedad actúa sobre
la masa, mientras que el PCNC actúa sobre la forma y la función. Llegó a la
conclusión, en palabras que presagiaban algunas especulaciones actuales en la
física cuántica, "por ende arribamos a la imagen de un mundo-mosaico. . .
el cual, a pesar de las mezclas y reordenamientos constantes, también se encarga
de reunir a los análogos".
Jung
finalmente colaboró con el Nobel en física Wolfgang Pauli en el desarrollo de
una teoría de las coincidencias que llamaron sincronicidad. Pauli se sentía atraído por el tema porque él mismo
estaba siendo perseguido por una serie de coincidencias desafortunadas, tal es
así que sus colegas físicos lo llamaban en broma "el efecto Pauli". Como
físico teórico, a diferencia de un físico experimental, Pauli no pasaba mucho
tiempo en el laboratorio. Sin embargo, sucedía - con más frecuencia de la que
la mera casualidad podría explicar - que cuando Pauli estaba en un laboratorio algo
se rompía o se estropeaba. No era que él fuera torpe; dichos accidentes por lo
general pasaban a varios metros de distancia de él.
Dos Conexiones
Lo
que Jung y Pauli sugirieron es que hay dos tipos de principios conectivos en la
naturaleza. El primer principio de conexión es la causalidad normal, que es lo
que la ciencia suele estudiar. La causalidad se estructura linealmente en el
tiempo: si A causa B, entonces A debe producirse en el tiempo antes que B. El
otro principio conectivo es no causal, como Kammerer creía (aunque ni Jung ni
Pauli parecen haber leído su libro). Jung y Pauli llamaron sincronicidad al PCNC
(principio de coincidencia no causal) porque asumieron que era perpendicular a
la causalidad y estructurado en el espacio, no en el tiempo. Es decir, la sincronicidades
(del griego, syn, juntos, y chronos, tiempo) ocurren al mismo
tiempo.
La
relación entre los eventos sincrónicos, según Jung, es básicamente psicológica.
La lógica, en otras palabras, es la lógica de la psique profunda, que junto a Freud
había encontrado en los sueños y los mitos.
Barbara
Honegger, una estudiosa líder de estos asuntos, ha señalado un defecto básico
en la teoría de Jung-Pauli. Las manifestaciones del PCNC no son de ninguna
manera sólo sincrónicas. A menudo están separadas por días o incluso años.
Una
nueva luz fue arrojada sobre el PCNC en 1964 por el físico escocés John Bell. El
teorema de Bell sostiene que si la física cuántica es correcta, las partículas
que alguna vez estuvieron en contacto seguirán influyendo sobre las otras, no
importa cuán lejos se encuentren. Esta influencia es instantánea, según Bell,
incluso si las partículas se encuentran en extremos opuestos del Universo.
Esto
significa un problema desagradable para los físicos, ya que la conclusión de
Bell contradice directamente a la relatividad especial de Einstein, que
sostiene que cualquier influencia entre las partículas debe requerir una
transferencia de energía, y la energía no se puede mover de forma instantánea.
La energía sólo se mueve a la velocidad de la luz o a una velocidad menor. El
teorema de Bell proporciona un posible mecanismo a nivel cuántico para la
interacción no causal de acontecimientos aparentemente no relacionados. Que
pueda aplicarse más allá del extraño mundo de las partículas subatómicas es una
cuestión sin una respuesta firme hasta ahora.
Cuatro
experimentos han confirmado la teoría de Bell, dos arrojaron dudas sobre el
mismo; la investigación continúa. Mientras tanto, algunos físicos han comenzado
a reflexionar sobre cómo conciliar a Bell con Einstein, si ambos tienen razón. El
Dr. Evan Harris Walker ha sugerido que la "influencia" en la conexión
de Bell no involucra a la energía y por lo tanto no contradice a Einstein. La
influencia, propone Walker, es la conciencia misma.
El
Dr. Jack Sarfatti ofrece una interpretación diferente. El medio de la interconexión
de Bell, dice, no es la conciencia, sino la información. Pero bien, la información
es muy abstracta en la teoría de la comunicación: es el recíproco negativo de la
entropía, lo cual más o menos significa que es lo contrario al desorden. Sería
casi lo que en el habla cotidiana llamamos sistema u organización. La información,
propone Sarfatti, no está limitada por las mismas leyes que la energía y por lo
tanto no está sujeta a límites de Einstein.
Esto
explicaría gran parte de las manifestaciones del recogidas por Jung, Kammerer,
Koestler y otros; incluso podría explicar el experimento de Hardy-Harvie, en el
que la aleatoriedad produjo más orden y no más desorden. Y lanza todos los
datos de la parapsicología a una nueva perspectiva: en vez de habilidades paranormales
separadas como la PES, la precognición y la telequinesis, tal vez sólo podría
ser un PCNC - principio de coincidencia no causal - apareciéndosenos en distintas
formas a las que les hemos dado esos nombres.
Otro
ángulo del problema proviene de la teoría
de la variable oculta del Dr. David Bohm, desarrollada a partir de algunas
ideas de Einstein. Según Bohm , por debajo del nivel cuántico hay un mundo subcuántico
de variables ocultas. Esto es una metáfora. Bohm no quiere decir ‘por debajo’ en
el sentido normal de la palabra, sino que, en un sentido lógico, lo que Bohm
quiere decir es que el mundo del espacio-tiempo observado en la física es un
epifenómeno, un fenómeno causado por otro fenómeno; y lo que subyace es un dominio
sin espacio y sin tiempo del que emergen los acontecimientos de la realidad
ordinaria. Bohm utiliza esta teoría para explicar o trascender la notoria
indeterminación del dominio cuántico (donde la causalidad ordinaria se descompone),
pero también podría explicar las coincidencias no causales que estamos discutiendo.
Así
tomemos la interpretación de Bell de la mecánica cuántica o la de Bohm, parece
que llegamos a un mundo en el cual todas las cosas están conectadas íntimamente,
no importa cuán lejos y aparentemente desconectadas puedan parecer en el espacio
y el tiempo ordinario. Esto puede sonar al budismo o a otras enseñanzas
místicas, pero diferentes teóricos cuánticos han llegado a conclusiones similares
por otras vías. El premio Nobel Erwin Schrodinger decidió, ya en 1945, que la
única explicación cuerda de la mecánica de las ondas cuánticas era que "La
mente... es algo que simplemente no podemos concebir como plural."
Barbara
Honegger tiene un modelo que une todos estos enfoques con la neurología actual.
El cerebro tiene dos hemisferios. El hemisferio izquierdo aparentemente hace
todo el monólogo (excepto en los sueños y la esquizofrenia), y es la sede del
ego consciente. El hemisferio derecho es a menudo llamado el hemisferio
silencioso porque habla mucho menos. También es muy activo durante la
hypoexcitation (trance yóguico profundo), y la hiperexcitación (los viajes de
LSD, bailes salvajes, etc.) cuando se escucha música.
Honegger
cree que la conciencia del ego del hemisferio derecho está continuamente tratando
de afirmar su existencia y comunicarse con el ego del hemisferio izquierdo, que
los adultos occidentales consideran su único ego. El ego derecho por lo general
se comunica a través de los sueños, como señalaron Freud y Jung, pero si el ego
izquierdo permanece sordo a estos mensajes, el hemisferio derecho crea actos
fallidos o síntomas histéricos para llamar la atención del ego. Y, si nada de
esto funciona, se produce una manifestación del PCNC. Lo hace, sugiere Honegger,
por medio de principios de conexión tales como los sugeridos por Bell y Bohm.
Según Honegger, debemos analizar estas manifestaciones del PCNC de la manera en
que Freud y Jung analizaban los sueños para ver qué mensajes inconscientes
contienen.
Espacio -Tiempo
Ilimitado
Lo
ominoso, entonces, es simplemente la manera del hemisferio derecho de capturar
nuestra atención de forma violenta.
Por
supuesto, la evidencia reciente sugiere que la dicotomía hemisferio derecho/hemisferio
izquierdo no es tan absoluta como antes se creía; el modelo de Honegger es sólo
la última palabra por el momento, no la palabra final sobre este tema. Pero la
creciente convergencia de datos de los cazadores de coincidencias y las últimas
teorías de la física cuántica sugieren que el modelo que unirá todo esto será
mucho más revolucionario de lo que sería la prueba de la existencia de fantasmas
o de los ovnis o incluso de la transferencia de pensamiento. Parece que estamos
tratando con una fuerza que es, como dijo Kammerer, tan universal como la
gravedad y sin limitaciones espaciotemporales.
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