Pensar
en lo impensable (Introducción a "Disparador Cósmico I: El Secreto Final de los Illuminati" de Robert Anton Wilson - 1977)
Podría
comenzar este relato como el gran H.P. Lovecraft tardío: hacen ya casi 13 años
desde el nefasto día en que comencé a investigar por primera vez las leyendas
terribles que rodean a los enigmáticos Illuminati de Baviera, una supuesta
conspiración que alguna gente cree que rige al mundo. Como un héroe de
Lovecraft, me embarqué en mi investigación sin sospechar los peligros que me
esperaban: pensaba que sólo estaba investigando un caso notable de paranoia
política y esperaba encontrar sólo cierto discernimiento de la psicología que
causa que algunos individuos cuerdos se suscriban a estas teorías de
conspiración absurdamente ridículas.
Finalmente,
en colaboración con Robert J. Shea, escribí una novela satírica en tres
volúmenes sobre la conspiración, ¡Illuminatus!
Completar un libro tan exhaustivamente
largo debió haber acabado con mi interés en el tema, pero sin embargo
mis investigaciones continuaron, evidentemente impulsadas por algún ímpetu
misterioso (música de órgano in crescendo, por favor) Me había enganchado
psíquicamente a los Illuminati. Como una tarántula en las sábanas o la risa de
una mujer que una vez amaste, simplemente no puedes olvidar o ignorar a los
malditos Illuminati. Esto era por demás molesto para el Escéptico, que es uno
de los 24 yos que viven dentro de mí y el único que generalmente tiene poder de
veto sobre los demás.
Eventualmente,
mi interés por los Illuminati iba a llevarme a través de una Casa de Diversión
cósmica con agentes dobles y triples, OVNIs, posibles complots de asesinato
presidencial, los símbolos enigmáticos del billete de un dólar, mensajes de
Sirio, panqueques de Dios-sabe-dónde, las ambigüedades de Aleister Crowley,
algunos halcones misteriosos que rondan a Uri Geller, futuristas,
inmortalistas, planes para dejar este planeta y las últimas paradojas de la
mecánica cuántica. Ha sido una persecución prolongada pero nunca aburrida, como
tratar de encontrar una cobra en un cuarto oscuro antes de que te encuentre
ella a ti.
Resumiendo,
el trasfondo del rompecabezas de los Illuminati de Baviera es así: El 01 de
mayo de 1776, en Baviera, el Dr. Adam Weishaupt, un profesor de derecho
canónico en la Universidad de Ingolstadt y ex jesuita, formó una sociedad
secreta llamada la Orden de los Illuminati dentro de las logias masónicas
existentes en Alemania. Ya que la masonería misma es una sociedad secreta, los
Illuminati eran una sociedad secreta dentro de una sociedad secreta, un
misterio dentro de un misterio, por así decirlo. En 1785, los Illuminati fueron
reprimidos por el gobierno bávaro presuntamente por conspirar para derrocar a
todos los reyes de Europa y al Papa, para arrancar. Esto es lo único en lo que
todos los historiadores suelen concordar. Todo lo demás es cuestión de
controversia caliente y, a veces, fétida.
Se
ha afirmado que el Dr. Weishaupt era ateo, mago cabalista, racionalista,
místico; demócrata, socialista, anarquista, fascista; un amoral maquiavélico,
alquimista, totalitario y un “filántropo entusiasta” (El último fue el
veredicto de Thomas Jefferson, por cierto). También han acreditado a los
Illuminati la orquestación tras bambalinas de las revoluciones francesa y
estadounidense, de apoderarse del mundo, de ser los cerebros detrás de
comunismo, de continuar en la clandestinidad hasta la década de 1970, de adorar
secretamente al Diablo y de otras actividades sospechosas. Algunos afirman que
Weishaupt no inventó a los Illuminati, sino que sólo los revivió. La orden de
los Illuminati ha sido rastreada hasta los Caballeros Templarios, los cultos
iniciáticos griegos y gnósticos, hasta Egipto, e incluso hasta la Atlántida. La
única generalización segura que uno puede hacer es que la intención de
Weishaupt de mantener el secreto ha funcionado; No hay dos estudiantes de la
Illuminología que se hayan puesto totalmente de acuerdo sobre cuál era el
verdadero “secreto interno” o el propósito de la orden (o es...). Hay un
espacio interminable para las especulaciones espeluznantes y para la paranoia
pedante una vez que uno entra realmente en la literatura sobre la materia; y ha
habido una ola de “revelaciones” sensacionalistas de los Illuminati en cada
generación desde 1776. Si vamos a creer toda esta literatura sensacionalista,
los malditos conspiradores bávaros han sido responsables de todo lo que anda
mal en el mundo, incluyendo las crisis energéticas y hasta el hecho de uno no
pueda conseguir un plomero los fines de semana.
Por
ejemplo, la primera explosión de histeria anti-Illuminati en este país en la
década de 1790, fue incitada por federalistas fanáticos, centrados en el cargo
de que Thomas Jefferson y el Partido Democrático Republicano eran peones de los
Illuminati europeos. El segundo grupo importante de desenmascaramientos
excitados llegó en la década de 1840 y circuló gracias al Partido Anti-Masónico,
quienes creían que los Illuminati todavía controlaban a los masones y se habían
infiltrado en todos los niveles de nuestro gobierno. En ambos casos, los
Illuminati eran retratados como demócratas radicales o anarquistas en la
tradición ultraizquierdista de la Revolución Francesa. La literatura
anti-Illuminati actual, que en su mayoría se distribuye a través de la derecha
paramilitar antisemita, retrata los Illuminati como maestros del comunismo y de
la banca internacional.
Una
corriente separada y más extraña de la teoría anti-Illuminati, que
ocasionalmente interactúa con esta literatura de conspiración política, los
retrata como nazis, magos negros, jode-mentes astrales y satanistas.
Pero
estos sólo son los temas principales de la Sinfonía anti-Illuminati. Hay
innumerables individuos que le han hecho algunos arreglos vocales estilo be-bop
— p. ej., Philip Campbell Argyle-Smith, editor de una publicación extraña
llamada High IQ Bulletin, afirma que
los Illuminati, conocidos como “Judíos” en este planeta, en realidad son
invasores de Vulcano. También he visto un libro (por desgracia ahora he
olvidado autor y título) que afirmaba que son una conspiración jesuita que se
infiltró en la masonería y luego se apoderó del mundo, usando la fachada
masónica para evitar que alguien conjeturase que el control real viene
efectivamente del Vaticano, je-je-je. Típico de la ingenuidad de dichas teorías
conspirativas, los hechos que más claramente las contradicen (es decir, las
invectivas anti-masónicas, las excomuniones dictadas por todos los papas
durante el último siglo y las toneladas de propaganda anticatólica distribuida
por las logias masónicas) son explicados como “parte del encubrimiento”.
Y,
desde luego, las diatribas anti-Illuminati de todas las escuelas concuerdan sombríamente
que “siempre le suceden accidentes a quienes saben demasiado acerca de los
Illuminati bávaros”. (Pongamos otra vez esa música de órgano creciente y una
risa espeluznante, como la de The Shadow
en la vieja serie de radio).
Cierta
vez que concurrí a un programa de radio en KGO-San Francisco, donde los oyentes
llaman y hablan con los invitados, una mujer telefoneó para decir que si yo
sabía tanto sobre los Illuminati, es porque debía ser uno de ellos.
Me
hice el misterioso. “Tal vez el secreto de los Illuminati es que no sabes que
eres miembro hasta que ya es demasiado tarde para salirte” dije.
Esto
fue demasiado metafísico para ella. “Por otra parte” dijo triunfalmente,
siguiendo su propio guión, “ustedes controlan la Reserva Federal y los bancos de
Rockefeller y Morgan”.
“Bien”,
dijo el Escritor de Sátira, desplazando temporalmente al Escéptico,
“ciertamente no negaré eso. No puede sino a ayudar a mejorar mi rango
crediticio”.
Esa
mujer probablemente todavía está contándoles a sus amigos que logró hacer que
uno de los Illuminati se confesara en la radio.
En
realidad, ya no descreo en los Illuminati, pero tampoco creo en ellos. Vamos a
explicar este extraño comentario rápidamente, antes de adentrarnos más en las
sombras. Al investigar las conspiraciones ocultas, finalmente uno se enfrenta a
una encrucijada de proporciones míticas (llamada la Capilla Peligrosa en el
ambiente). Uno sale de ella totalmente paranoico, o agnóstico; no hay un tercer
camino. Yo salí agnóstico.
La
Capilla Peligrosa, al igual que la misteriosa entidad llamada “Yo”, no puede
ser ubicada en el espacio-tiempo; es ingrávida, inodora, insípida e
indetectable por instrumentos ordinarios. De hecho, como el Ego, incluso es
posible negar su existencia. Y sin embargo, aún más similar al Ego, una vez que
estás dentro de ella, no parece haber ninguna salida hasta que de pronto
descubres que ha sido traída a la existencia por el pensamiento y que no existe
fuera del pensamiento. Todo lo que uno teme está esperando con mandíbulas
babeantes dentro de la Capilla Peligrosa, pero si uno va armado con la varita
de la intuición, la copa de la simpatía, la espada de la razón y el pentáculo
del valor, encontrará allí (según las leyendas) la Medicina de los Metales, el
Elixir de la Vida, la Piedra Filosofal, la Verdadera Sabiduría y la Felicidad
Perfecta.
Eso
es lo que siempre dicen las leyendas y el lenguaje del mito es poéticamente
preciso. Por ejemplo, si entras a ese reino sin la espada de la razón, perderás
la cordura, pero al mismo tiempo, si sólo tomas la espada de la razón sin la
copa de la simpatía, perderás el corazón. Incluso más notable, si te acercas
sin la vara de la intuición, puedes estar parado frente a la puerta durante
décadas y nunca darte cuenta que has llegado. Probablemente pensarás que sólo
estás esperando un autobús, o vagando de una habitación a otra buscando tus
cigarrillos, viendo un programa de televisión, o leyendo un libro críptico y
ambiguo. La Capilla Peligrosa es engañosa en esa forma.
Entré
a la Capilla Peligrosa de manera bastante casual un día en 1971 mientras leía El Libro de las Mentiras escrito por el místico
inglés Aleister Crowley. Crowley despertó mi interés porque indudablemente
había sido un gran adepto del yoga y el ocultismo, fue considerado un mago
negro por muchos, y como el mago del Nuevo Eón por algunos, y tenía una
reputación contradictoria como alpinista heroico, poeta, pionero hippy
bisexual, alquimista, bromista sádico, taumaturgo y charlatán. Yo estaba
especialmente fascinado por la persistente leyenda de que Crowley una vez había
convertido al poeta Victor Newburg en un camello, y el testimonio de muchos de
que había roto el vidrio de una habitación con sólo mirarlo durante una
demostración en Oxford. Todos los libros de Crowley son ingeniosos,
paradójicos, brillantes, oscuros y deliberadamente enigmáticos en diversos
grados, pero El Libro de las Mentiras
es probablemente el más desconcertante de todos, y por lo tanto uno de mis
favoritos ya que adoro resolver enigmas y misterios.
Frente
a la portada de El Libro de las Mentiras
hay un anuncio indiferente informando al lector, “no hay ninguna broma o
significado oculto en el sello de la editorial”. Esto parece ser una
advertencia velada acerca de lo que viene a continuación, pero en realidad es
la primera mentira del libro; el historiador del ocultismo Francis King ha
determinado cuidadosamente que la fecha de la impresión es inexacta al menos
por un año. Este tipo de arte perverso es típico de la relación de Crowley con
el lector, y he disfrutado durante años descifrando bromas gnómicas similares
en sus otros libros.
Sin
embargo, siempre vuelvo a El Libro de las
Mentiras porque Crowley afirmaba que en alguna parte de ese libro había
revelado el secreto interior de la masonería y el iluminismo, codificado para
que sólo las personas con “discernimiento espiritual” fueran capaces de
descifrarlo. Para 1971 ya había leído el libro muchas veces sin encontrar el
secreto, pero todavía lo intentaba, puesto que Crowley es considerado uno de
los cabecillas de la conspiración Illuminati por muchos escritores y, de hecho,
utilizaba el título “Epopte de los Illuminati” junto a otra docena de títulos
honoríficos, cuando estaba en estado de ánimo fanfarrón.
De
repente, en un “destello cegador” o al menos en un mini-Satori, descubrí el
secreto de Crowley. Estaba en el capítulo 69 y se trataba del Sexo Tántrico. Lo
explicaré al debido tiempo en la narrativa, pueden estar seguros. El efecto en
mí fue que entré a un sistema de creencia en el que ya no podía ver a los
autores anti-Illuminati que había estudiado tan extensamente como simples
paranoicos. Ahora sentía que veían algo muy real, aunque estaban
malinterpretándolo un poco. Estos eran los que se enfrentaban a la puerta de la
Capilla Peligrosa sin el pentáculo del valor, temblando y advirtiendo todo el
que entrara que la Capilla en realidad es una Horrorosa Máquina Insecto
programada por los Demonios de la Muerte, goteando una fétida secreción verde.
Inmediatamente
decidí poner en marcha una serie de experimentos neuropsicológicos que
demostrarían objetivamente si yo realmente había adivinado el verdadero
secreto. Los principales resultados de estos experimentos son presentados en
este libro. El resultado sobresaliente fue que entré a un sistema de creencia,
desde julio de 1973 hasta octubre de 1974, en que recibía mensajes telepáticos
de entidades residentes en un planeta del sistema binario de Sirio.
También
comencé a encontrar — a veces mediante las coincidencias más inverosímiles—
varias pistas documentales que ataban firmemente la historia larga y misteriosa
del iluminismo a las creencias ocultistas sobre Sirio. Estas “coincidencias
afortunadas” — o sincronicidades como son llamadas en la psicología jungiana —
son comunes entre aquellos que se involucran con las sociedades secretas
ocultistas en general, y con la Capilla Peligrosa en particular. Como señala
Neal Wilgus en The Illuminoids,
Desde el principio,
The Illuminoids fue moldeado por la
coincidencia, desde el descubrimiento de Las
Sociedades Secretas de Daraul... a la publicación de Iluminatus! de Shea y Wilson. Un libro de otro Wilson, Lo Oculto de Colin Wilson, también fue
descubierto en el momento oportuno y a menudo “cayó abierto en la página
correcta” como el mismo Wilson dice que le sucedió a él con otras referencias.
Esa
última frase es una obertura adecuada para las ambigüedades que pronto
confrontaremos. Aún no estoy seguro si la última frase se refiere a mí o a
Colin Wilson.
Después
de Octubre de 1974 (debido a una reunión con el Dr. Jacques Vallee, un
astrónomo, cibernético y ufólogo extraordinariamente erudito), comencé a
desarrollar nuevos sistemas de creencias para explicar mi experiencia de Sirio,
que no necesariamente implicaban la impresionante suposición de que
literalmente recibía transmisiones reales de un emisor PES desde el sistema de
la estrella de Sirio.
El
Dr. Vallee ha estado interesado en los OVNIs desde principios de los años 60,
cuando vio a dos de ellos. A lo largo de los años, Vallee ha ampliado sus
investigaciones para incluir experiencias “psíquicas” relacionadas de una manera
u otra con los OVNIs, tales como mis experiencias de Sirio. Él cree que estos
tipos de comunicaciones etéreas han estado sucediendo durante siglos y que
probablemente no fueran extraterrestres. El contenido extraterrestre de la
experiencia en estos días, dice, es sólo una adaptación a las creencias del
siglo XX. Según sus datos, el fenómeno ha tomado otras formas espectrales en
épocas pretéritas.
Esto
tenía perfecto sentido para mí, puesto que yo originalmente había entrado en
contacto con “la entidad” por medio de del ocultismo crowleyano. La explicación
extraterrestre no era la verdadera explicación, como yo había pensado; sólo era
el último modelo de la Experiencia, como los ángeles habían sido el modelo en
la Edad Media, o los parientes muertos hablando a través de los médiums en el
siglo XIX.
Entonces,
el sábado 13 de marzo de 1976, un cable de la agencia Reuters apareció en los
periódicos de todo el mundo. Lo leí en el San Francisco Examiner-Chronicle y
fue como abrir la puerta de mi propia casa y encontrar a Ming el Despiadado a
los tiros con Flash Gordon.
El
cable era sobre Robert K.G. Temple, miembro de la Real Sociedad Astronómica de
Inglaterra, un científico prestigioso, quien estaba exponiendo una teoría tan
loca que parecía salida de las páginas del mismo von Däniken. Temple afirmaba
que la tierra había sido visitada alrededor del año 4500 A.C. por una raza
avanzada proveniente de un planeta del sistema de la estrella binaria Sirio.
Basaba esta afirmación en el hecho de que puede encontrarse conocimiento
evidente y específico del sistema de Sirio en la mitología babilónica, egipcia
y en la de algunas tribus africanas sobrevivientes - conocimiento que la
astronomía moderna sólo ha redescubierto gracias a los instrumentos
increíblemente delicados de las últimas dos décadas.
Ahora,
a cualquiera le asombraría ver a un astrónomo del estatus de Temple expresando
semejante teoría de revista sensacionalista, pero yo estaba más allá de la
sorpresa; estaba desconcertado.
Mencioné
el cable de Reuters unos días después a un amigo, Saul Paul Sirag, un físico
monstruosamente erudito que generalmente sabe más sobre cualquier otra ciencia
que menciones que la mayoría de los expertos en ese campo.
“Ah,
los datos de Temple no son nuevos,” dijo Saul Paul. “Los antropólogos han
sabido durante años que varias tribus africanas tienen un conocimiento muy
avanzado del sistema de Sirio. Por ejemplo, algunos de ellos sabían sobre la
compañera de Sirio, una estrella enana — mucho antes de que la descubriéramos
con nuestros telescopios”.
“Y
¿cómo explican eso los antropólogos?” le pregunté.
“No
lo explican” dijo Saul Paul con una sonrisa de Groucho Marx. “Se lo considera
un misterio”. Saul Paul, que era teólogo antes de ser físico, es también autor
de una hilarante novela teológica-psicodélica llamada Jumped by Jesus. Él es un caso aún más avanzado de Agnosticismo
Agravado que su humilde narrador y ama los datos que no encajan en ningún
conjunto de teorías.
Rápidamente
obtuve una copia del libro de Temple de Inglaterra, y quedé pasmado5. La
evidencia presentada por Temple, que resumiremos posteriormente, podría ser
interpretada como una señal de la llegada a la tierra de la gente de Sirio a
bordo de una nave espacial física alrededor del año 4500 A.C. Según Temple,
esta información había pasado a través de diversas órdenes iniciáticas del
antiguo mediterráneo y África hasta la actualidad. Pero la evidencia también
podría interpretarse como una señal de que en aquella época habían sido
descubiertos métodos de telepatía interestelar entre la tierra y el sistema de
Sirio y que desde entonces muchos han podido sintonizar ese canal. En otras
palabras, a través de la enseñanza secreta de Crowley, yo podría haber
sintonizado un diálogo cósmico de casi 6.500 años de antigüedad.
La
Capilla Peligrosa, como he dicho antes, es engañosa en esa forma. Cuando
piensas que estás fuera, sólo estás en otra sala de ilusiones pintadas para que
parezcan el bosque seguro de afuera; y cuando piensas que estás dentro otra
vez, pronto descubres que en realidad estás caminando de vuelta a casa. Como
resume el tradicional dicho Zen:
Primero hay una montaña,
Después no hay ninguna montaña,
Luego vuelve a haber una montaña.
En
este contexto, no esperamos que nadie crea en las transmisiones de Sirio sólo
porque el autor parece un tipo honesto. Richard Milhous Nixon parecía un tipo
honesto, por lo menos para la gente que votó por él. Hacemos énfasis en que no
estamos en competencia por el Mercado del Verdadero Creyente con Nixon (o con
Erich von Däniken). Queremos mostrar, con evidencia objetiva y documentada, que
algo está sucediendo. Algo más físico y palpable que una alucinación.
El
Semántico levanta las cejas y murmura que la expresión “algo más físico y
palpable que una alucinación” no transmite una idea muy precisa; uno bien
podría hablar de algo más tangible y objetivo que el ensueño. Seremos más
específicos a medida que avancemos, pero en esta etapa debemos definir
explícitamente nuestra horrible ignorancia antes de atrevernos a proponer
nuestras especulaciones. Es importante indicar inequívocamente que los datos no
están en conflicto con la “ciencia” como se imaginarán los ingenuos — de hecho,
les proporcionaremos varias explicaciones científicas en la Segunda Parte —
pero están, grotesca y torpemente, en total conflicto con el sentido común. Es
perverso, paradójico y absurdo. Uno podría decir “esto es insólito” y si un
niño preguntara inocentemente, “¿Quieres decir ‘insólito –jaja’ o ‘insólito-raro?’”,
tendría que responder “Ambos”.
Déjennos
ilustrar con un ejemplo el tipo de misterios que estaremos enfrentando — el
Caso de los Panqueques del Espacio Exterior. Al igual que un cerdo con alas,
esto sin dudas es insólito; dejamos que lector decida si considerarlo
insólito-jaja o insólito-raro.
Joseph
Simonton de Eagle River, Wisconsin, afirma que un día un platillo volador
aterrizó en su patio trasero y un extraterrestre salió y le dio algunos
panqueques.
No
hubo ningún otro testigo de este acontecimiento notable, por lo que sin duda es
tentador decir que Simonton estaba alucinando. Sin embargo, no hay ninguna
razón para pensar que perpetró un engaño consciente. No ha intentado
comercializar su encuentro de ninguna manera y parece estar desconcertado por
toda la experiencia, como lo estaría cualquiera.
El
Dr. J. Allen Hynek, un astrónomo escéptico que explicó otros OVNIs como “gases
del pantano”, fue enviado por la fuerza aérea para investigar la experiencia
jode-mentes de Simonton. El Dr. Hynek llevó algunos de los malditos panqueques
a la base de la Fuerza Aérea de Dayton, donde tienen su sede para la
investigación ufológica y los científicos determinaron que los panqueques eran
perfectamente normales y que contenían nutritivo germen de trigo, quizás
indicando que los Hermanos del Espacio son fans de Ralph Nader. El Dr. Hynek
mismo dice que piensa que Simonton estaba diciendo la verdad, es decir, él
creyó en su experiencia.
El
Dr. Jacques Vallee también investigó este caso y dice que también está
convencido de que Simonton es honesto.
Simonton
mismo no tiene ni idea por qué, de todas las personas en la tierra, fue
seleccionado para recibir este desconcertante regalo.
Si
Simonton simplemente alucinó todo el episodio, ¿de dónde vienen realmente los
malditos panqueques astrales? Contéstenme eso, Oh vosotros escépticos. Por el
contrario, si el platillo volador estaba realmente allí en el patio, en nombre
de todos los dioses barrigones de Birmania: ¿por qué los extraterrestres
decidieron en esta ocasión regalarle panqueques a un ser humano?! La historia
es igualmente bizarra e insatisfactoria de cualquier manera que la
interpretemos.
La
aventura de Simonton es más característica de lo que piensan los lectores que
no están familiarizados con los contactos con OVNIs. Los periódicos y la
televisión generalmente cubren sólo una pequeña fracción de reportes de OVNIs y
generalmente publicitan sólo a los contactados que establecen movimientos
cuasi-religiosos alrededor de sí mismos, basados en doctrinas de paz y ecología
pop supuestamente transmitidas por los ufonautas. Dichas historias mesiánicas
son de lectura confortable, puesto que la mayoría de nosotros quisiera creer
secretamente que los Hermanos benevolentes del espacio están tratando de salvar
a este planeta de los diversos desastres que parecen amenazarlo, pero son una
minoría. Los panqueques de Simonton son mucho más típicos.
Un
contacto clásico involucra a dos agentes de Inteligencia Naval de alta
probidad. También hubo un apagón de radar “casual” (aunque muy misterioso) en
toda la zona, casi como si la Capilla Peligrosa en este caso hubiese usado una
tecnología que la hacía invisible al radar. Al parecer, los oficiales tuvieron
contacto con un ser benévolo del planeta Urano. El ingenuo creyente en los
amorosos Hermanos del Espacio se regocijará con dicho cuento, especialmente
porque las comunicaciones recibidas incluían la habitual propaganda de paz. El
más analítico detectará el elemento del cerdo con alas en los hechos de que (a)
Urano es casi ciertamente incapaz de albergar vida y que (b) la entidad dio un
nombre que suena sospechosamente como una broma dirigida a cualquier estudiante
de Cábala que analice la transcripción. El nombre era “AFFA,” que en un idioma
cabalístico llamado “angelical” significa nada o el vacío. El contacto, en este
caso, fue 99 % “telepático”, como mi experiencia de Sirio, pero a los oficiales
se les brindó una visión de cómo lucía una verdadera nave espacial en su
ventana durante el clímax de la experiencia. Y ése fue el momento cuando
“casualmente” se produjo el apagón de radar en el area.
Otros
han tenido “alucinaciones” clásicas o experiencias “psicóticas” con los
Hermanos del Espacio, como conocer a Jesús en un platillo volador o ser
llevados a cien años luz y volver en media hora; por lo que el investigador
apresurado estaría dispuesto a descartar tales cuentos como imaginarios. Por
desgracia, estas personas a menudo tienen alguna evidencia ambigua pero
definitiva de que algo sucedió — testigos independientes vieron un OVNI al
mismo tiempo, o hubo extrañas fallas mecánicas en la vecindad: una vez dos
personas involucradas en diferentes contactos a cientos de kilómetros de
distancia entre sí y con un año de diferencia, contaron los mismos detalles
absurdos. Cada uno alegó una visita a un planeta llamado “Lanulos”, donde todos
los nativos son humanoides y andan desnudos. Esta historia fue contada tanto
por un vendedor de Virginia Oeste, como por un estudiante de leyes de
Washington, independientemente uno de otro8. En tal caso el reduccionista más
ardiente no puede reducir lo que ocurrió a menos de una alucinación compartida
telepáticamente, lo que de por sí ya es algo sorprendente. (¿Cuántos testigos
independientes tienen que participar en un evento para que no sea descartado
como una alucinación compartida? Como han indicado Berkeley, Hume y otros, es
lógicamente imposible demostrar que toda nuestra experiencia cotidiana no es
una fantasía. Ya que sólo la telepatía puede explicar el viaje espacial
compartido en este caso particular, los datos pueden ser llamados alucinación
compartida por determinado escéptico, incluso cuando los testigos son
independientes uno del otro. Eso es solipsismo, e incluso paranoia.)
Pretender
que ambos testigos eran mentirosos sería conveniente, por supuesto, pero uno
tiene la incómoda sensación de que es una extraña coincidencia que dos
mentirosos inventen la misma mentira de forma independiente. De esa manera se
puede rechazar cualquier dato, incluyendo los experimentos de laboratorio que
no te gustan. Por ejemplo, aquellos que rechazan la telepatía han llegado al
punto de impugnar la honestidad o la cordura de varios miles de investigadores
científicos en todos los continentes durante un período de décadas. Esa forma
conveniente de eliminar datos sólo es compartida por los anti-evolucionistas
más ardientes de las sectas fundamentalistas.
Tengan
en cuenta que prometimos varias explicaciones científicas de nuestros datos, no
una explicación. En este momento no hay ninguna teoría única que explique todas
las Cosas Malditas que vamos a traer y hacer desfilar para que ustedes las
inspeccionen. Para darles cierta perspectiva de antemano, déjennos hacer una
lista con algunas de las ideas que han pasado por la mente de este investigador
en el curso de su viaje de entrada y salida a la Capilla Peligrosa.
O
bien…
(a)
las pruebas aquí reunidas pueden explicarse mediante el Teorema de Bell, un
gran avance de la física que sugiere la indivisibilidad básica de todas las
cosas. Bell también permite tres submodelos que vamos examinar: (1) el universo
creado por el observador; (2) universos paralelos; (3) información sin energía;
y/o
(b)
algunos seres humanos con poderes psíquicos altamente evolucionados (“los
Illuminati”) están jugando juegos mentales con otros seres humanos, haciéndose
pasar a veces por (c) o (d) a continuación;
y/o
(c)
realmente estamos siendo contactados, o siendo sujetos de experimento o
manipulados por Inteligencias Superiores del Espacio Exterior, probablemente de
Sirio (o los Illuminati están creando una simulación de estos extraterrestres);
y/o
(d)
siempre hemos compartido este planeta con otras especies inteligentes, que
pueden permanecer invisibles o manifestársenos en cualquier forma que deseen.
El investigador de OVNIs John Keel llama estas entidades hipotéticas
“ultra-terrestres”. En épocas antiguas se les llamaba hadas, ángeles, demonios,
duendes, etc.
y/o
(e)
todos estamos evolucionando hacia el uso de circuitos neurológicos nuevos que
nos harán sobrehumanos en comparación a nuestro estado promedio actual. La
activación de estos nuevos circuitos crea una gran anomalía transitoria hasta
que aprendamos a usarlos correctamente. Esta es la teoría de yoguis orientados
científicamente como Sri Aurobindo y Gopi Krishna, y del Dr. Timothy Leary.
y/o
(f)
una combinación o permutación de lo anterior que sucede de manera simultánea.
Algunos
de nuestros datos encajan en una de las teorías anteriores mejor que otros;
algunos encajan igualmente bien en dos o tres teorías; algunos todavía no
encajan en ninguna teoría. El enfoque multiteórico (o, como se llama en física,
el enfoque multimodelo) es la única manera de tratar adecuadamente con todos
los hechos. Cualquier enfoque uniteórico es prematuro y causa un truncamiento
de nuestra inteligencia; nos obliga a ignorar o menospreciar parte de
información que podría ser crucial.
El
enfoque multimodelo comenzó con la física subatómica, principalmente gracias al
ganador del premio Nobel Niels Bohr. En el trato con ciertas entidades
misteriosas en ese plano quasi-astral, los físicos hallaron pruebas
contundentes de que estas entidades eran partículas. Bien. Por desgracia, otras
pruebas igualmente persistentes, demostraron que en realidad las entidades eran
ondas. No tan bien. Algunos físicos se aferraron a la teoría de la partícula e
insistieron en que toda la evidencia que apoyaba a la teoría de la onda
eventualmente sería explicada y descartada. Otros, sin embargo, aceptaron las
ondas y rechazaron las partículas. Otros, jocosamente, comenzaron a hablar de
“ondículas”. Bohr sugirió que la búsqueda de un modelo correcto era medieval,
precientífica y obsoleta. Podemos entender mejor los eventos subatómicos, dijo,
si aceptamos la necesidad de permitir más de un modelo.
Como
Marshall McLuhan ha señalado en The
Mechanical Bride y otras obras, el enfoque multimodelo ha influido en todos
los campos de la ciencia e incluso aparece en el arte moderno (p. ej., las
pinturas cubistas muestran varias perspectivas a la vez; Ulises de Joyce
describe el mismo día en varios estilos — épico, dramático, periodísticos,
subjetivo, naturalista, etc.). McLuhan incluso ha proclamado, en su habitual
estilo apocalíptico, que el enfoque multimodelo es el descubrimiento
intelectual más importante y más original del siglo XX. El Conde Alfred
Korzybski dijo que marcó la transición de la civilización aristotélica
(dogmática, monista, autoritaria) a la civilización no-aristotélica
(relativista, pluralista, libertaria).
Para
mayor comodidad, todos los modelos mencionados y que vamos a examinar a medida
que avancemos, pueden ser resumidos en dos metamodelos. (1) Todo es obra de
nuestros propios sistemas nerviosos. Según avanzamos hacia una Inteligencia
Superior, nuestros cerebros pueden afectar cada vez más al universo debido a la
inseparabilidad cuántica, primero creando coincidencias, luego sincronicidades
jungianas, después aparentes Seres Sobrehumanos externos, que en realidad son
máscaras del resultado de nuestra propia evolución. (2) No todo es obra de
nuestros sistemas nerviosos. A medida que avanzamos hacia una Inteligencia
Superior, nuestro cerebro puede comunicarse con otras inteligencias superiores.
Según el monismo cuántico de Bell, esto incluye contacto con adeptos avanzados
que son tanto humanos como inhumanos, terrestres y extraterrestres y
localizados temporalmente en lo que llamamos pasado, presente y futuro.
Pero
mejor pospongamos tales cuestiones filosóficas hasta después de examinar la
cronología de mis propias aventuras en la Capilla Peligrosa. Recuerden: es un
lugar tramposo.
Algunas
veces no nos parecerá que atravesamos la Puertas del Misterio, sino que
simplemente vagamos en la Casa de la Risa de un Parque de Diversiones bastante
sórdido.